La Corte en transformaciones y ajustes

Autor Congresistas
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Toma de posesión la Ministra Margarita Ríos-Farjat

• Toma de posesión de una nueva ministra
• Poder Judicial en expansión
• Los retos

Nuevos tiempos inaugura la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Poder Judicial de la Federación (PJF). Tres discursos marcan la nueva hoja de ruta de las posibles transformaciones: las palabras pronunciadas por la nueva ministra Ana Margarita Ríos-Farjat , el discurso del Primer Informe del presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y el discurso de bienvenida pronunciado por la ministra Yasmín Esquivel Mossa.

Entre lo técnico-jurídico, en lo humano el ciudadano y la necesidad de justicia, la información, la rendición y la acción comunicativa en una democracia y sus retos.

Estos son las claves y tonos de una nueva época con un nuevo pleno con nuevos/as ministros/as formando parte de uno de los tres Poderes del Estado, tres ministras de once ministros manifestando la equidad en un horizonte que anuncia profundas reformas al PJF, en el marco de una 4T, en el horizonte del compromiso democrático-liberal, el curso de los derechos humanos contemplados en la Constitución, de la equidad en el destino y acceso a la ley y a la justicia. La justicia es posible como lo anunció la ministra Ríos-Farjat en su discurso inaugural.

Las palabras pronunciadas por el ministro presidente Lelo de la Larrea con motivo de su primer informe, ante Andrés Manuel López Obrador, titular del Poder Ejecutivo; de la diputada Laura Rojas Hernández, presidenta de la Cámara de Diputados; de la senadora Mónica Fernández Balboa, presidenta del Senado de la República, magistrados, jueces y como invitada especial Beatriz Gutiérrez Müller, consolida la importancia de la información y la rendición de cuentas en la nueva liturgia del poder en el escenario de una democracia fragmentada en un juego de equilibrio y de multipluralidad que merece reflexiones aparte.

El primer discurso como ministra de Ríos-Farjat continúa definiendo una firme personalidad y una visión de un constitucionalismo fuerte, sustentado en los derechos humanos como esencia y sentido de un Poder colegiado, como deber ser en una visión de la ley, de los principios y reflexión en la acción comunicativa, argumentativa y en la frontera las exigencia de una sociedad multiplural.

Lo que se dice en la SCJN debe tener resonancia en todo el país porque consolida el derecho y la esperanza de justicia. No estamos en los campos de lo retórico porque la Constitución respira y late y consolida aspiraciones, se apuntala la lucha por la equidad para desplegarse en cada una de las partes como los son jueces, magistrados y ministros.

¿Qué palabras son la clave de está nueva etapa que se inaugura en el Poder Judicial de la Federación? Correspondió a la ministra Yasmín Esquivel Mossa dar a la nueva ministra la bienvenida, al ministro presidente imponerle la toga, da la semblanza y los perfiles de una vocación no sin emotividad. Se citan las transformaciones de la SCJN a partir de 1994 por una reforma. Se resalta la vocación de servicio, los cambios en el escenario internacional por la incorporación de las mujeres como ministras y en la escena nacional a partir de 1961 con la primera ministra María Cristina Salmerón de Tamayo, se despeja la lucha por la equidad que empieza haciendo justicia.

Vocación de servicio, pertenencia a la academia, compromiso con la justicia, conocimiento, calidez e identificación familiar, firmeza, disposición al trabajo, excelencia de la personalidad de Ríos-Farjat que reintegra su historia profesional al Poder Judicial, al que se inclinó por su padre que fue conocido como el juez Ríos. No viene de un distinto territorio ajeno a las formalidades y las prácticas ni de las fronteras del ejercicio judicial, viene de la raíz. Las historias personales de los ministros empiezan a encontrarse con las profesionales que tienen un centro común, la aspiración de la aplicación de justicia y vidas inmersas en la aplicación de la ley.

En la Corte

La toma de posesión de Ana Margarita Farjat como ministra de la Corte también esta sellada por las palabras, todas y cada una, manifestación de los compromisos e ideales que se asumen para una gestión de 15 años. En el ceremonial no se esconde la emoción, las vinculaciones familiares, los afectos, la formalidad y el agradecimiento. La ministra subraya “por más solemnes, estrictas y austeras que sean las encomiendas, la vida de las instituciones se nutre de la calidad humana”. Estampando el sello de lo que será su ponencia.

A la espera el otro tema, el relacionado con la soberanía del poder, la forma de entender a los otros Poderes de la Unión y sus equilibrios, lo que incluye lo fáctico. Se despejan duda y se encaran a las especulaciones. “Entiendo la autonomía como una forma de ser. Se es una persona autónoma y crítica respecto a todo y a todos, o no se es respecto a nada. La independencia radica en una disposición del espíritu y no en una procedencia. Con esa disposición de ánimo y con un alto sentido de la responsabilidad, asumo hoy, por virtud de esta sesión solemne, la encomienda más alta de mi vida profesional y, bien lo sé, una de las que México espera mucho” afirmó la ministra.

No faltó el despeje con el agradecimiento de la presencia de los senadores que tuvieron una de sus más altas responsabilidades con los ministros de la SCJN. “Mi nombramiento, así como el de todos los ministros y ministras aquí presentes, se llevó a cabo en la Cámara Alta por virtud de la colaboración entre poderes que prevé nuestra Constitución, así que su presencia en este acto lo reviste de mayor civismo e institucionalidad. Se refuerza la institucionalidad”.

Y refuerza su argumento “comprendo el momento evolutivo que vive esta Suprema Corte, el de nuestra teoría constitucional y el de la Judicatura en general, pero más que nada, tengo clara la necesidad de que la gente sepa y sienta que la justicia es posible y realizable”.

Hace un repaso de una histórica transformación de la Suprema Corte que emerge desde 1995 y es acompañada de una etapa de importantes cambios políticos que incluyen al presidencialismo omnímodo en declive y retiro, que se traducen en procesos de redistribución del poder entre los actores políticos, así como reconfiguraciones institucionales.

Para Ríos-Farjat resultó oportuno el rediseño de la Corte y de sus facultades, cuadró en el entorno sociopolítico y abrió paso a nuevo orden plural, en el que se convirtió en el árbitro sólido e imparcial requerido. Se reconoce en la construcción del poder a un pluralismo que demandaba y demanda “restar discrecionalidad política y confiar más en el derecho para discutir y resolver todo tipo de problemas o situaciones”.

La ministra destacó también la expansión del Poder Judicial en México y de la Suprema Corte, la reforma constitucional en materia de derechos humanos en 2011 e importantes modificaciones al juicio de amparo. Se explica el que estas reformas definen un antes y un después en la administración de la justicia mexicana, pero además estás coinciden con la tendencia generalizada de las democracias del mundo, para traducirse en jurisprudencia y decisiones internacionales a nuestro derecho positivo y espejo de la confianza de la sociedad.

Ríos-Farjat reconoce que hay un adecuado entorno político facilitado por la democracia, un discurso público sobre los derechos, y que existe un catálogo constitucional de derechos, la existencia de un Poder Judicial independiente y dispuesto a desarrollar los contenidos constitucionales. Y reafirma “esa es la Suprema Corte a la que me sumo y en la que daré mi máximo esfuerzo”.

Nos dice la ministra, que desde 1995 la relación entre los derechos y el Estado es paradigma, y se refirió a las nuevas aproximaciones, considera que un constitucionalismo fuerte es aquel basado en una Constitución que garantice los derechos y libertades fundamentales frente al poder estatal, y no en una Constitución que sólo límite a ese poder. Una característica del neoconstitucionalismo es el papel central que ocupan los derechos fundamentales en la vida jurídica y política, el valor de estos no sucede porque estén reconocidos en las leyes, sino que las leyes valen en la medida en que se respetan y garantizan los derechos humanos.

Por una línea similar se decanta otra visión: la del constitucionalismo democrático, que no sólo cuestiona el papel de los tribunales, sino también propone una orientación judicial hacia el progresismo, sosteniendo que el derecho constitucional se configura a partir de las interacciones con el pueblo y no sólo entre los magistrados, visión que comparte.

En otra precisión técnica “para un Poder es obligado acercarse a los ciudadanos de a pie, debido a que las decisiones judiciales se vuelven más importantes en la medida en que deben permitir un mayor y mejor ejercicio de los derechos individuales y colectivos. Tengo conciencia de esto y asumo así esta gran responsabilidad”, expresó la ministra.

Para las reflexiones de juristas y para los que no lo son, y para aquellos que han hechos de los derechos humanos materia de estudio, investigación y ejercicio aplicado, va la siguiente aseveración.

“Cuando se posee un catálogo constitucional de derechos, aumenta la conciencia de nuestros alcances y espacios. Saber que se tiene un derecho despierta el deseo de ejercerlo, de lograr más cosas en su ejercicio y también el deseo de tener más derechos, así que ello puede provocar una activa revisión judicial. Si un derecho está consagrado en la Constitución, lo lógico es que sea exigible, pero el orden jurídico a veces está fragmentado porque hay derechos insertos en la Ley Suprema, pero no están desdoblados en leyes secundarias, es decir, un derecho puede estar inscrito en la Constitución, pero no hay forma de ejercerlo o de asegurarlo, según sea el caso. Esto puede provocar que la sociedad busque maneras de hacerlo efectivo y recurra, entonces, a un proceso judicial que llene huecos o retire trabas, provocando vías de acceso a ese derecho”.

Ríos-Farjat reconoce la relevancia de los contextos y su relación en el contexto del actual PJF y, de forma especial con la SCJN debido a la confluencia de tres factores: primero, “un orden jurídico constitucionalizado, por virtud de una Constitución expansiva en cuanto a derechos humanos, por mecanismos procesales para exigirlos; segundo, jueces constitucionales con fuerza institucional y disposición para desarrollar ese constitucionalismo; y tercero, un entorno democrático expresado en tres formas: fragmentación política, un Estado regulador y la movilización social”.

Reflexionó sobre la forma en la que la fragmentación política incide en la expansión de la Judicatura en México. La idea es una “democracia que se constituye por un pluralismo social y una multiplicidad de fuerzas políticas interactuando entre sí. Y ante el cual la Judicatura se alza, entonces, como árbitro imparcial en ese concierto de intereses”.

Se asume así que el rol de la SCJN se destaca como la única responsable de resolver las controversias constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad, como dos medios concebidos para evitar el desbordamiento del poder político, que éste desdibuje los principios constitucionales.

“Ese fue el diseño inicial; además, son instrumentos sólo disponibles para actores institucionales y sin fragmentación política carecerían de sentido, así que su uso regular es una expresión de actividad democrática y de civismo político; incluso el juicio de amparo cobra relevancia en ese entorno porque puede ser utilizado para cuestionar gestiones administrativas de la coalición contraria, impugnar leyes que contienen políticas públicas que ignoran a las minorías, para reforzar a los actores institucionales para forzarlos a ejecutar o no ciertas acciones, para exigir determinadas cuentas”.

“Como suele expresarse: a mayor democracia, más juzgados, pero también más agencias administrativas propias de una fase de Estado regulador provocan más juzgados. El surgimiento de órganos autónomos o semiautónomos con sus contribuciones especializadas, su función regulatoria y sus procedimientos estandarizados, provoca una activa revisión judicial, necesaria en esa expansión del orden administrativo”.

La ministra se adentra en el umbral de los retos que acompañan a la especialización de cara a los retos que presenta la dimensión técnica que deciden los reguladores, que presenta la expansión judicial, el orden jurídico constitucionalizado, la problemática social, económica, política, los derechos humanos.

La dinámica social es agitada, impone sus demandas y exigencias, muestra también los hartazgos acumulados por los abusos, las deudas del Poder Judicial y sus necesidades de transformación a la par que los otros Poderes.

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