Las venas abiertas de México

Autor Congresistas
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Darío Mendoza A

Como en las páginas del libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, donde se narraba con pasión el saqueo histórico de un continente, hoy México sangra por heridas propias, infligidas por un gobierno populista que, con un fervor ideológico ciego, compromete el futuro de la nación. Cuatro heridas profundas, cuatro venas abiertas, drenan sin cesar los recursos de un país que se tambalea al borde del colapso económico. Cada día, cada hora, millones de pesos se desvanecen, y con ellos, la esperanza de estabilidad. Este es el recuento de un desastre anunciado.

La primera herida: El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA)

Un elefante blanco que se yergue en el desierto de la realidad, el AIFA es un monumento al despilfarro. Lejos de ser un orgullo nacional, este aeropuerto sobrevive como un parásito, alimentado por los impuestos de trabajadores y empresarios. Desde 2022, ha devorado más de 5,200 millones de pesos en subsidios, y para 2025 se proyecta una inyección adicional de 924.6 millones. Las cifras son escalofriantes: 1.2 millones de pesos se pierden cada día, 50 mil pesos por hora. Un sueño vacío que, en lugar de despegar, hunde al país en un pozo sin fondo.

La segunda herida: El Tren Maya

El Tren Maya, presentado como la salvación del sureste mexicano, no es más que un espejismo que se desvanece en la selva. En su primer año de operación, 2024, registró pérdidas operativas de 2,561 millones de pesos. Esto equivale a 7.1 millones de pesos diarios, o 295 mil pesos que se evaporan cada hora. Un tren que no transporta progreso, sino que arrastra a la nación hacia un abismo financiero, mientras sus vagones recorren un trayecto de promesas rotas.

La tercera herida: La refinería Olmeca Dos Bocas

La refinería Olmeca Dos Bocas, un proyecto envuelto en la retórica del nacionalismo, es una herida que sangra sin cesar. Hasta 2024, ha consumido 412,309 millones de pesos (unos 20,959 millones de dólares), y las pérdidas operativas ascienden a 4.1 millones de pesos diarios. No hay proyecciones de rentabilidad, ni análisis que sugieran un futuro distinto al de un drenaje perpetuo. Dos Bocas no refina petróleo; refina la ruina de México, un barril sin fondo que succiona la riqueza nacional.

La cuarta herida: PEMEX

Pero la herida más profunda, la que desangra a México con una ferocidad implacable, es PEMEX. La petrolera, que debería ser el motor económico del país, es un cadáver financiero que reportó en 2024 pérdidas netas de 30 mil millones de dólares (unos 600 mil millones de pesos). Esto significa 1,666.67 millones de pesos perdidos cada día, o 70 millones de pesos que se esfuman cada hora. PEMEX no produce riqueza; produce una hemorragia que amenaza con colapsar la economía nacional.

Un país al borde del precipicio

Estas cuatro venas abiertas drenan la vida de México. No hay señales de que la hemorragia cese, ni planes sólidos para sanar las heridas. La privatización de PEMEX, con propuestas tímidas como la participación de Carlos Slim, es un intento desesperado por contener el desastre, pero las agencias calificadoras ya advierten: la crisis de la petrolera pone en jaque la calificación soberana del país. Cada hora que pasa, México pierde millones de dólares, mientras el gobierno se aferra a una ideología que ignora la realidad.

El periodista Ramón Alberto Garza, desde Código Magenta, ha lanzado una advertencia que resuena como un grito en la oscuridad: el gobierno está en quiebra. No hay dinero ni para sueldos en varias áreas del gobierno federal. 

La economía mexicana es una bomba de tiempo, tic-tac, tic-tac, acercándose al momento del estallido. No se necesita una bola de cristal para verlo: el colapso es inminente. México sangra, y sin un cambio radical, el futuro no será más que un eco de las tragedias descritas por Galeano, donde el saqueo no viene de fuera, sino de las decisiones internas de quienes juraron protegerlo.

@dariomendoza

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