Elio Villaseñor
“La juventud tiene que crear.
Una juventud que no crea es una anomalía realmente.”
— José Martí
Desde el año 2000, cada 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud, instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el propósito de reconocer a las juventudes como agentes esenciales de cambio, y visibilizar los desafíos que enfrentan en todos los rincones del mundo.
Hoy más que nunca, ser joven implica navegar entre la incertidumbre y el deseo de construir una vida digna.
No solo deben adaptarse a los avances tecnológicos y al reordenamiento geopolítico global, sino también enfrentar entornos marcados por desigualdad, precariedad e inseguridad.
Juventudes frente a un futuro incierto
En el caso de México, los datos más recientes nos revelan una realidad más compleja.
- De acuerdo con el informe del INEGI (agosto de 2025) titulado Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud, con base en la información del Primer Trimestre de 2025 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE):
- En México había 30.4 millones de personas jóvenes (de 15 a 29 años), cifra que representó 23.3% del total de la población (130.4 millones): 51.0% correspondió a mujeres y 49.0 %, a hombres. Según su edad, 37.0% tenía de 15 a 19 años; 33.1%, de 20 a 24 años y 29.9%, de 25 a 29 años.
- 15.9 millones (52.3%) de las personas jóvenes, eran económicamente activas y 14.5 millones (47.7%) no realizaban alguna actividad económica. El 85.9% de las y los jóvenes fuera de la actividad económica no estaba disponible para trabajar, situación más común en las mujeres (87.3%), que en los hombres (83.6%).
- La Población No Económicamente Activa (PNEA) de 15 a 29 años en México se distribuía por grupos de edad de la siguiente manera: 56.2% tenía de 15 a 19 años; 28.4%, de 20 a 24 años y 15.4%, de 25 a 29 años.
- En cuanto a su escolaridad, 39.8% contaba con educación básica; 39.0%, con educación media superior; 20.0%, con educación superior y 1.1% carecía de instrucción formal.
- La tasa de informalidad laboral alcanzó 54.3% de la población general, en tanto que para el grupo de 15 a 29 años fue de 58.8%.
- Según la OCDE, en México cerca del 19.48% de jóvenes entre 15 y 29 años son considerados “ninis”: ni estudian ni trabajan, un indicador alarmante de exclusión estructural, pues carecen de herramientas educativas o laborales para incorporarse al desarrollo económico del país, así como una mayor probabilidad de vivir por debajo del umbral de pobreza.
- De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2023), tres de cada cuatro jóvenes consideran peligrosa su localidad. Además, enfrentan un alto riesgo de ser víctimas de robo, extorsión o reclutamiento forzado por grupos delictivos.
Todo esto ocurre en un contexto donde la salud mental también se ve deteriorada: los niveles de ansiedad, depresión, soledad y estrés entre jóvenes han aumentado considerablemente, producto de las presiones sociales, económicas y digitales.
¿Generación olvidada o fuerza transformadora?
Aunque algunas políticas públicas intentan atender estas problemáticas, los esfuerzos resultan insuficientes frente a una realidad que exige más recursos, visión a largo plazo e inclusión efectiva.
Muchas juventudes no quieren ser solo el “futuro”; exigen vivir con dignidad el presente.
Y a pesar de los obstáculos, miles de jóvenes resisten con coraje, creatividad y determinación.
Desde sus comunidades, desde las redes, desde el activismo, están creando alternativas, movilizando causas, reconstruyendo esperanzas.
Celebrar con acción, no solo con discursos
Conmemorar el Día Internacional de la Juventud no debe ser una formalidad institucional, sino una oportunidad para llamar la atención de los gobiernos, los medios y la sociedad en su conjunto sobre lo que realmente importa: el reconocimiento de las juventudes como protagonistas de esta era de transición global.
Necesitamos que las políticas públicas escuchen, incluyan y co-creen con las juventudes, en lugar de imponerles soluciones parciales.
Porque son ellas —con sus ideas, afectos, reclamos y acciones— quienes están abriendo paso a un mundo más humano y más justo.