Alito, un giro sorprendente

Autor Congresistas
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Darío Mendoza A

En política, nada está escrito en piedra. Lo que hoy parece una derrota contundente o el fin de una carrera puede transformarse mañana en un renacer triunfal. La clave está en permanecer en el juego, no rendirse y estar preparado para aprovechar los vientos impredecibles de la historia. Este es el caso de Alejandro Moreno, conocido como Alito, cuya reciente actuación en la Cámara de Senadores ha sacudido la escena política mexicana.

El enfrentamiento entre Alito y el senador morenista Gerardo Fernández Noroña se convirtió en un fenómeno viral. Grabado desde múltiples ángulos por los celulares de los presentes, el incidente se apoderó de las redes sociales y dominó la conversación pública durante días. Este episodio no solo revitalizó la imagen de Alito, sino que lo posicionó como una figura central en el bloque opositor, en un momento en que la credibilidad de partidos como el PRI y el PAN está en mínimos históricos, rondando apenas el 10% de preferencia según encuestas de El Financiero y El Universal. Por su parte, Morena, aunque fuerte, no logra captar a más del 50% de los mexicanos, dejando un amplio segmento de la población sin afiliación partidista, pero que conforma un bloque anti morena.

¿Por qué resonó tanto este episodio?

Más allá de análisis complejos, la política es, en gran medida, un espectáculo donde el público aplaude o abuchea a sus protagonistas. Fernández Noroña, con su historial de actitudes prepotentes y agresivas, se había consolidado como la imagen del “gandalla” que abusa de su poder. Sus declaraciones petulantes y su comportamiento altanero han generado un rechazo visceral en amplios sectores de la población. Cuando Alito lo confrontó, el público vio en él a alguien que, aunque no exento de controversias, tuvo el valor de plantarle cara al “bravucón” y ponerlo en su lugar. La reacción de Noroña, que optó por retirarse, en lugar de plantarse, solo amplificó el impacto: el público castiga la cobardía con la misma intensidad con que celebra la valentía.

Mientras los noticieros y la clase política condenaban el incidente con un tono de corrección política, deplorando la “violencia” y el “bajísimo nivel” del espectáculo, la ciudadanía reaccionó de manera opuesta. En las redes sociales, la clase media, con acceso a plataformas digitales, estalló en memes, sonrisas y una satisfacción colectiva. Alito, un personaje cuestionado y con una reputación controvertida, se convirtió temporalmente en el “malo necesario” que enfrentó al villano más odiado. En este duelo de percepciones, el “malo” se llevó los aplausos por frenar al “odioso”.

Alito no solo capitalizó el momento, sino que lo potenció con astucia. En su defensa pública, adoptó el papel de protector, destacando su apoyo a la senadora Lilly Téllez, quien también ha enfrentado con firmeza al senador morenista. Este discurso no solo lo posicionó como un defensor de las mujeres, sino que lo proyectó como un símbolo de resistencia frente al abuso de poder. En un país donde la justicia a menudo parece inalcanzable, Alito se presentó como el justiciero que satisface el anhelo colectivo de “poner un hasta aquí”.

Este episodio revela una verdad profunda sobre el corazón humano: hay un hambre y sed de justicia que trasciende las filiaciones políticas. Aunque algunos medios condenaron a ambos actores por igual, las entrevistas posteriores al incidente, dejaron en evidencia el temperamento descontrolado de Noroña, reforzando la narrativa de Alito como el valiente que desafió al altanero. 

Como bien decía Winston Churchill: “En política, cuando uno cae, siempre hay una posibilidad de volver a levantarse, porque el juego nunca termina mientras sigas jugando.” Alito, aprovechó el momento. Su resurgimiento no garantiza una victoria, pero sí le otorga un nuevo aliento en un tablero político donde la percepción lo es todo. En un país dividido, donde más del 50% de la población rechaza a Morena y la oposición lucha por recuperar terreno, Alito ha encontrado un hueco para brillar, al menos por ahora. 

El espectáculo continúa, y el público, siempre atento, espera el próximo acto.

@dariomendoza

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