Oportunismo, el veneno del liderazgo político

Autor Congresistas
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Dario Mendoza A

En el mundo de la política, la consistencia en los principios no es solo una virtud ética, sino una estrategia esencial para un buen ejercicio de la imagen pública. Dick Morris, en su libro Juegos de poder, identifica la firmeza como uno de los pilares fundamentales para que los líderes ganen o pierdan en el juego del poder político. Según Morris, mantener una postura inquebrantable en valores centrales genera confianza y lealtad, mientras que la inconsistencia —cambiar de opiniones por oportunismo— erosiona la credibilidad y conduce al fracaso.

La debacle de muchos dirigentes de la oposición se debe a que han dado la espalda a su oferta, sus ideas y principios; es decir, por ir a la moda o presentarse como políticamente correctos, han traicionado su identidad. La gente respeta y confía en los que se presentan firmes e inquebrantables en sus principios éticos, ideológicos o estratégicos, incluso ante presiones externas como crisis económicas, oposición política o encuestas desfavorables.

Y esto no significa que se tengan que volver rígidos como los “fariseos” que seguían miles de reglas en la época de Jesús. Más bien se trata de tener una coherencia, una ancla firme, que les permite desplegar adaptaciones tácticas sin traicionar su visión o generar desconfianza entre la gente por sus posturas cambiantes.

Hay ejemplos contemporáneos de líderes que se mantuvieron firmes y navegaron contra corriente, hasta casi quedarse solos. Pero al paso del tiempo, su firmeza los llevó a obtener una victoria.

Por ejemplo, entre 1988 y 1994, mientras la dirigencia del PAN decidió apoyar las políticas del presidente Salinas de Gortari, que ganó de manera muy cuestionable, el único que levantó su voz para advertir que “salinillas” (así le decía) iba a llevar al país al desastre fue Vicente Fox. Se mantuvo firme, a contracorriente de los dirigentes de su propio partido. Los vientos de la historia cambiaron, y cuando el país quebró por el llamado “error de diciembre” de 1994, Fox cosechó su advertencia, obtuvo la gubernatura de su estado en 1995 y luego la presidencia de México.

El mismo López Obrador, con un discurso moral que denunciaba la corrupción política de los gobiernos del PRI y del PAN, se mantuvo firme, aunque perdió dos veces las elecciones presidenciales; el tiempo pasó, y cuando los escándalos de corrupción del gobierno de Peña Nieto afloraron con gran impacto, su discurso de moralidad cosechó con el tiempo un triunfo estruendoso, con muchos puntos de ventaja sobre su más cercano oponente.

La firmeza genera lealtad duradera entre los seguidores, facilita la movilización en momentos de crisis y construye legados históricos. Dick Morris enfatiza que líderes firmes atraen un apoyo genuino y destruyen toda percepción de oportunismo.

Pero hay otra cara de la moneda: la inconsistencia, a la que Dick Morris llama “el veneno del poder político”.

Cuando Xóchitl Gálvez, como primer acto de campaña, firmó con su sangre el compromiso de mantener los apoyos sociales del obradorato, lo que proyectó es alguien sin propuesta propia, inconsistente y hasta débil; perdió a una parte de su núcleo duro y de los votantes independientes.

Otro ejemplo es Jimmy Carter, presidente de Estados Unidos (1977-1981), quien alternó entre políticas progresistas y conservadoras, y en la crisis de rehenes en Irán mostró indecisión y proyectó debilidad, erosionando el apoyo demócrata y llevándolo a una derrota aplastante ante Ronald Reagan en 1980.

La inconsistencia y la ambigüedad proyectan debilidad y provocan la pérdida de credibilidad, la deserción de votantes y dolorosas derrotas electorales. El líder ambiguo debilita instituciones y puede exacerbar aún más la división, y llevarnos a crisis de gobernabilidad. Morris advierte que intentar “complacer a todos” termina en aislamiento político.

En última instancia, la historia juzga no solo por los logros, sino por la firmeza y la integridad de quien los sostiene. Sólo un líder consistente puede generar confianza para inspirar a la comunidad. Por eso, hoy por hoy, los dirigentes de la oposición en México no inspiran ni a sus militantes; su mensaje suele ser temeroso e inconsistente. El oportunismo se les nota.

@dariomendoza