Jorge Mario, gracias por abrir con valentía el corazón de la Iglesia al mundo

Autor Congresistas
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Elio Villaseñor

“Cómo me gustaría una Iglesia pobre… y para los pobres”

– Papa Francisco

Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, gracias por ser un soñador valiente, por atreverte a defender la dignidad humana incluso en tiempos oscuros, como lo hiciste frente a la dictadura militar en tu país.

Gracias por romper mitos, por abrir puertas y tender puentes. Fuiste voz y gesto de acogida para las mujeres, los migrantes, los homosexuales y todos aquellos que por siglos fueron marginados.

Elegiste llamarte Francisco, como el santo de Asís, símbolo de humildad, paz y amor por los más pobres. Con ese nombre también asumiste la misión de recordarnos que la Iglesia no debe ser una fortaleza cerrada, sino un hospital de campaña, una casa con puertas abiertas.

Tu ejemplo nos mostró que la fe no debe estar al servicio del poder ni del dinero.

Te enfrentaste a los abusos dentro del propio Vaticano, sabiendo que muchos preferían el silencio y la comodidad. Pero tú caminaste con firmeza, con la cruz en los hombros y una sonrisa en el rostro, enseñándonos que la verdadera revolución es la del amor.

Tus palabras nos invitaron a no vivir con miedo, sino a soñar en grande, a luchar por un mundo más justo, más humano, más fraterno. Como dijiste: “No se dejen robar la esperanza”.

Esa esperanza que tú encarnaste, esa esperanza que sembraste en tantos corazones.

Gracias, Papa Francisco, por enseñarnos a vivir la fe con alegría, con coraje, con ternura.

Gracias por recordarnos que cada ser humano lleva en sí la dignidad divina.

Gracias por hacer de tu vida un testimonio del Evangelio vivo.

Buen viaje, querido Francisco. Misión cumplida. Nos dejas el corazón encendido.

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