¡Habemus Papam!

Autor Congresistas
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Elio Villaseñor

Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por
salir a la calle, que una Iglesia enferma por encerrarse.

— Papa Francisco, Evangelii Gaudium

La elección de un nuevo Papa es un acontecimiento de profunda trascendencia, no solo para los católicos, sino para toda la humanidad.

En un mundo atravesado por la incertidumbre, la fragmentación y el clamor por la paz, la figura de un líder espiritual comprometido con el diálogo y la justicia representa una esperanza luminosa y necesaria.

El Papa Francisco deja una huella indeleble. A través de sus gestos, palabras y encíclicas, construyó una agenda que pone en el centro la dignidad humana, la justicia social y el cuidado de nuestra casa común.

Nos enseñó que, incluso en la diferencia, es posible caminar juntos, tender puentes y trabajar unidos por un mundo más fraterno.

Hoy, con la llegada del nuevo Papa, Robert Francis Prevost Martínez, elegido como León XIV, se renueva la esperanza de que ese legado continúe y se fortalezca.

Su nombre evoca al Papa León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum, fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia. En ella, León XIII afirmó principios esenciales como el derecho al trabajo digno, a un salario justo, a la propiedad privada, a formar sindicatos y a la intervención del Estado en favor del bien común.

La trayectoria pastoral del Papa León XIV en Chiclayo, Perú, entre 2015 y 2023, marcó profundamente su visión. Su cercanía con las comunidades pobres y migrantes lo sensibilizó ante las heridas de la desigualdad y la exclusión.

Su nombre también remite al legado de León XIII y al Papa Francisco, uniendo así tradición y actualidad con una mirada compasiva nacida desde las periferias.

Frente a los grandes desafíos del presente —la revolución tecnológica, los conflictos armados, la xenofobia y la polarización—, la Iglesia está llamada a salir al encuentro, a no replegarse en los templos, sino a ser presencia viva del Evangelio y del Cristo Resucitado en medio del pueblo.

La misión del Papa León XIV no será menor: continuar la senda abierta por Francisco y consolidarse como un puente activo de diálogo, que conecte a las parroquias, las conferencias episcopales y el Vaticano, para construir colectivamente una agenda global de paz y justicia.

Solo así podrá responder, con firmeza evangélica y humanidad profunda, a los clamores urgentes de reconciliación que el mundo de hoy exige.

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