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Las mujeres y el COVID

Covid-19

La pandemia ha contribuido a visibilizar con más exactitud como viene afectado a las mujeres, y cómo trasciende a la violencia familiar, nos asegura desde el confinamiento los trabajos de investigación que realizan catedráticos de la UNAM. Las revelaciones científicas sobre las condiciones de inequidad que afecta con mayor crudeza a las mujeres en el confinamiento voluntario en la lucha por la sanidad abren un panorama de análisis impostergable y aportan elementos que refuercen la orientación de las políticas públicas y reformas legislativas.

Investigaciones de la Escuela de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM a cargo de la académica Silvia Solís San Vicente, aportan elementos para entender las experiencias de las mujeres que viven desde la aparición del coronavirus SARS-CoV-2. Se muestra que antes de la pandemia el empleo femenino en México registraba una participación de 45.9% y que se redujo a 36.4% de enero a abril de 2020. La Investigadora sostuvo que la emergencia sanitaria repercutió en un número importante de hogares mexicanos debido a la ausencia de ingresos para satisfacer las necesidades elementales de la familia. La también economista revela que más del 50% del ingreso se destina a la compra de alimentos, de ahí la importancia, de contar con recursos suficientes para subsanar los gastos.

Explica que se complica debido a que las mexicanas desempeñan un trabajo informal, inestable y vulnerable, a lo que se agregan elementos que indican que sus remuneraciones son menores a las de los hombres. Solís San Vicente reafirma que el empleo es la herramienta más importante para medir la distribución de la riqueza, y en el caso de la mujer debe ser prioridad para el Estado y la investigación. A través de un boletín emitido por la UNAM, detalló que en México 10 millones de hogares son sostenidos por mujeres, lo que manifiesta su importancia, y la razón por la cual la política pública debe considerar el tema en su agenda para orientar y fomentar el empleo femenino

Precisa que el mayor número de trabajadoras ganan dos salarios mínimos diarios, menos de cinco mil pesos mensuales, a todas luces cantidad insuficiente para satisfacer las necesidades elementales de ellas y de sus familias. El confinamiento trastocó la estabilidad en los hogares, donde la mujer tiene diversas actividades que atender. Incluso significó recargas de la jornada porque ahora le toca ser maestra, médico, enfermera, psicóloga y pareja, lograr el equilibrio en la familia y guardar su angustia. Se requiere impulsar el empleo femenino y apoyar esta acción con investigaciones de desarrollo local, a fin de mejorar la distribución de los recursos en el ámbito regional. También Silvia Solís ve la conveniencia de generar cohesión social, con mecanismos de respeto, colaboración, sustento y redes para mejorar la forma de vivir.

A cuidarnos

No hay un antes y un después sino un presente en la pandemia global que nos afecta, lo que exige además de su combate, de la responsabilidad de todos de cuidarnos, y evitar el contagio y también asegurarnos de recibir una información veraz y responsable. La UNAM en este confinamiento de meses viene aportando información que nos puede ser de gran utilidad. En este contexto resultan relevantes las declaraciones del titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, Samuel Ponce de León Rosales, que afirmó que aun cuando a nivel mundial se alcanzó más de un millón de muertes por el COVID-19, en todos los países hay un subregistro y la cifra real podría sumar el doble de defunciones.

Indicó en el conversatorio a distancia “La pandemia está en plena evolución, no está aminorando y tiene importantes repuntes en Europa”, invitado al programa “Hipócrates 2.0” de Radio UNAM, que actualmente las cifras de letalidad se ubican entre 0.5% a 1% en general, indicando que las consecuencias serán que “vamos a tener una gran mortalidad asociada al COVID-19”. Explicó que es muy difícil predecir, sin embargo, la epidemia a nivel nacional descansa fundamentalmente en lo que ocurre en el área conurbada. Sostuvo que es la CDMX y el EDOMEX quienes mantienen el nivel de intensidad de la transmisión, la cantidad de casos diagnosticados y el mayor número de fallecimientos, porque es una concentración de más de 22 millones de personas que viven en zonas de altísima densidad, con un transporte con cuellos de botella que permite interacciones de alto riesgo en términos epidemiológicos.

Ponce de León, titular del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), previó que la pandemia tendrá lenta disminución en el total de casos, paulatina y dependiente del número registrado en la capital del país y su zona conurbada, agregando “que es lo que va a mantener el mayor volumen de casos en el país”, para compartir la estimación de que “en contraste, habrá entidades donde disminuya el COVID-19 de manera importante, con repuntes ocasionales”. Recomendó que en el hemisferio norte del mundo se debe aprender la lección del sur, donde se combinó COVID-19 con influenza, aunque la intensidad de ésta fue relativamente menor gracias a que estaban en curso las medidas de prevención e higiene y a que se intensificó la vacunación.

“Esperamos que ocurra lo mismo con la llegada del invierno en el norte del mundo y que en México, donde ya ha iniciado un intenso programa de vacunación, se atienda a los grupos de acuerdo a su categoría de riesgo y se apliquen alrededor de 34 millones de dosis de la vacuna de influenza, que ya se empezaron a distribuir en todo el país, con prioridad para el personal de salud”, señaló. Consideró que podría haber una o varias vacunas a lo largo del próximo año, sin embargo, aclaró, serán una realidad hasta que se puedan aplicar a la población mundial. “Si hay una manera de contener la transmisión es a través de la vacunación, pero su proceso para hacerla llegar a todos es muy complejo y no está a la vuelta de la esquina”. Ponce de León exhortó a seguir con rigor las medidas sanitarias de distanciamiento social, uso de cubrebocas, higiene de manos y recurrir a fuentes de información confiables.

Mujeres en tiempos de pandemia

*Interesantes aportaciones resultan de “La investigación y la docencia en tiempos de pandemia. Una reflexión con enfoque de género”, que nos comparte la coordinadora para la Igualdad de Género de la UNAM, Tamara Martínez Ruiz, entre los resultados destaca el hecho de que entre las/os investigadoras/es de Estados Unidos y Europa con al menos un hijo o hija menor de cinco años, o entre quienes cuidan a personas mayores de 65 años, se ha registrado una reducción del trabajo de investigación de hasta del 17%, de acuerdo con un estudio publicado en la Revista *Nature, en julio pasado.

*En el caso de los artículos de autoras en *Journal, las aportaciones han disminuidos en 16% comparado con el año 2019. También este hecho se presenta con estudiantes de licenciatura y posgrado que se han visto imposibilitadas de cumplir con compromisos académicos en las fechas establecidas. Para atenuar está situación se informa que la UNAM ha destinado alrededor de 800 millones de pesos en equipamiento de toda índole, desde sanitario hasta de enseñanza en línea, para retener a la mayor cantidad posible de alumnos. Se informa que el confinamiento, agudizó la tensión escuela-trabajo-cuidados que puede afectar las trayectorias de sectores de la comunidad universitaria con menos posibilidades de distribuir responsabilidades de procuración.

Martínez Ruiz recordó que las mujeres dedican, en promedio, 25 horas a la semana al cuidado y atención de menores en el hogar, mientras que los hombres sólo 12; y al trabajo no remunerado 30 y 10 horas, respectivamente. También señaló que la exigencia de productividad en investigación y docencia en la educación superior agudiza las desventajas que ya enfrentan a las mujeres ante hombres que realizan tareas de cuidado en menor proporción. Sostuvo que la responsabilidad como universitarios/as es reconocer el bien social que producen las tareas de cuidado en los hogares, al igual que la docencia y la investigación.

Por su parte el titular de la Coordinación de la Investigación Científica, William Lee Alardín, reconoció que la contingencia sanitaria exacerbó problemas ya existentes. Dijo que para realizar las actividades a distancia se requiere contar con ancho de banda, así como con espacio y tiempo para concentrarse. Transformar el hogar en salón y oficina impacta la vida diaria de las personas, especialmente de las mujeres. Por ello, celebró la realización del seminario en el que se discutirán estos temas, a fin de atenderlos y proponer soluciones.

En la ronda de preocupaciones surgidas por la pandemia global, resulta relevante, la explicación de Cristina Palomar, doctora en Ciencias Sociales y fundadora del Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara, que en una conferencia expresó que sólo el 13.3% de las mujeres de clase media en México, con hijos menores de 14 años, no tienen un trabajo remunerado. Es un hecho que significa que el 86.6% lidia con su empleo, las exigencias domésticas, el cuidado de la salud, dejar a los hijos al resguardo de otras personas o sin la compañía de un adulto, entre otras complicaciones.

Se revela que a las mujeres se les otorga la responsabilidad de apoyar la educación de los niños y cuidar la salud durante el confinamiento, pues se piensa que en nuestro país existe un sólo modelo de familia, en el que ellas están en casa y hacen estas labores “por amor”. Este es un problema colectivo de cultura de género. Refirió que en la investigación y la docencia en educación superior hay un mayor número de hombres que de mujeres, y que existe una división del trabajo doméstico más igualitaria debido a una creciente conciencia de género entre las académicas.

Causas: desequilibrio entre ambiente y especies

El investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, Gerardo Ceballos González recuerda que el problema que enfrentamos actualmente por el COVID-19 tiene sus raíces en la explotación y tráfico de especies. Advirtió que hemos destruido ecosistemas, adentrándonos a lugares donde antes no lo hacíamos. Explicó que la naturaleza mantiene un equilibrio entre las especies, incluyendo a los humanos, con enfermedades y alimento. En ocasión del Día Mundial de los Animales, Ceballos González, expresó que el desarrollo de las sociedades en el mundo conlleva a que el ser humano invada, de manera permanente, parte del hábitat de los animales y ocasione la disminución o desaparición de algunas especies, con la consecuente afectación a la biodiversidad.

Subrayó que, en el afán de continuar con el progreso, la sociedad olvida la importancia de los animales y sus derechos. Resaltó que se afectan alrededor de dos millones de plantas y animales en el mundo y se estima que puede haber entre 50 y 100 millones, pero si se incluyen a los microorganismos la cifra podría ubicarse en 24 mil millones de especies. Advirtió sobre el peligro de la desaparición por las actividades del ser humano y que se estima que entre 30 y 40% de todas las especies de plantas y animales están en peligro de extinción, lo que significa que lo harán con consecuencias catastróficas.

Alertó que los factores causantes de las extinciones se relacionan con el crecimiento de la población humana a nivel mundial, lo que cada día aumenta en aproximadamente 300 mil personas, además de los patrones de consumo y las tecnologías ineficientes. El riesgo está en que esto se traduce en la destrucción de los ambientes naturales, el tráfico ilegal, la sobreexplotación de especies, la contaminación, la introducción de especies exóticas y más recientemente, el cambio climático. Destacó que el riesgo en México lo presenta el tráfico, consumo y sobreexplotación de especies es tan grande que nos ha llevado a la aniquilación biológica y a la pérdida de algunos beneficios que obtenemos gratis del buen funcionamiento de la naturaleza. Urge entender que nuestra calidad de vida y la vida misma, depende de la combinación correcta de los gases de la atmósfera, de plantas, animales y ecosistemas silvestres.

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