Congresistas

Monocles

A la memoria de los que se fueron

“Hildegarda de Bingen, a pesar de sus más de novecientos años, sigue siendo una mujer fascinante: religiosa benedictina, visionaria de autoridad reconocida tanto por la jerarquía eclesiástica cuanto por los laicos (reyes, príncipes, nobles, pueblo), teóloga, científica, médica, escritora, música, pintora, predicadora… desplegó su multifacetica actividad hasta una vejez avanzada (murió cumplidos los 81 años, en 1179), dejando tras de si una vasta obra.” (“Bajo la mirada de Hildegarda, Abadesa de Bigen. Azucena Adelina Frabosi. Miño y Dávila Editores”).

“La confrontación política ha sido la pauta de la política de Estados Unidos durante la mayor parte de los últimos treinta años desde el final de la Guerra Fría. Las hostilidades culminaron con la presidencia de Donald Trump y su desenlace, pero ya se habían agravado durante las presidencias de Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama y, en contra de algunas predicciones, continúan durante la de Joe Biden.

Este libro se basa en la hipótesis de que los conflictos políticos continuados y la creciente polarización en Estados Unidos se derivan sobre todo del desencaje entre el tamaño y la diversidad del país y el sistema constitucional y político.” (“La polarización política en Estados Unidos, Origenes y actualidad de un conflicto permanente. Josep M. Colomer. Debate”).

“Veo a la “emancipación” -una noción que ha sido por siglos parte de nuestro imaginario político y a cuya desintegración estamos asistiendo actualmente- como organizada en torno a seis distintas dimensiones. La primera es la que podríamos denominar dimensión dicotómica: entre el momento emancipatorio y el orden social que lo ha precedido hay una censura absoluta, una discontinuidad radical. La segunda puede ser considerada como dimensión totalizante: la emancipación afecta todas las áreas de la vida social y hay una relación de imbricación esencial entre los contenidos de estas diferentes áreas. Podemos referirnos a la tercera como dimensión de transparencia” sí la alineación en sus varios aspectos -religiosos, políticos, económicos, etc.,- ha sido radicalmente erradicada, sólo resta la absoluta coincidencia de la esencia humana consigo misma y no hay lugar para ninguna relación ya sea de poder o de representación. La emancipación presupone la eliminación del poder, la abolición de la distinción sujeto/objeto y la gestión de los asuntos comunitarios -sin niguna opacidad o mediación- por parte de agentes sociales identificados con el punto de vista de la totalidad social.” (“Emancipación y diferencia. Ernesto Laclau. Ariel”).

“Y dado que el pueblo está permanentemente dividido entre gobernantes y gobernados, entre “poderosos” y “plebeyos”, se vuelve indispensable establecer reglas que consigan compaginar la igualdad abstracta con la desigualdad concreta, compaginar la imagen que el pueblo elabora de sí mismo, con el hecho de que son los grandes los que ejercen el poder (tómese nota de esta brecha necesaria entre la igualdad y la desigualdad como núcleo generador de la política moderna.)” (“HEGEMONÍA Y 4T, Un debate gramsciano. Diana Fuentes Massimo Modonesi Coordinadores. UAM”). 

“En el siglo XIX, desde los proyectos constitucionales de los caudillos insurgentes, todas las leyes supremas, sin importar su orientación federalista o centralista, reiteraron para los candidatos los requisitos de edad, ciudadanía, pleno ejercicio de derechos, buena reputación y “luces no vulgares”, según la expresión de la Constitución de Apatzingán (1814), 6 presentados a propuesta del Congreso o de las legislaturas estatales y seleccionados por el Legislativo.” (“ESTUDIOS SOBRE LA REFORMA JUDICIAL. Escuela Libre de Derecho.”)

“He de empezar por una perogrullada: que hoy día toda forma del mundo vivo, toda transformación del entorno técnico y natural es una posibilidad real; y que sus topos es histórico. Hoy día podemos convertir el mundo en un infierno; como ustedes saben, estamos en el buen camino para conseguirlo. También podemos transformarlo en todo lo contrario. Este final de la utopía. —esto es, la refutación de las ideas y las teorías que han utilizado la utopía como denuncia de posibilidades histórico-sociales— se puede entender ahora, en un sentido muy preciso, como final de la historia, en el sentido, a saber —y de esto propiamente quiero discutir hoy con ustedes.” (“El final de la utopía. Heberte Marcuse. Planeta-Agostini”).

“Cuando mi padre fue admitido en el Colegio de Abogados, regresó a Maycomb y se puso a ejercer su carrera. Maycomb, a unas veinte millas al este del Desembarcadero de Finch, era la capital del condado de su mismo nombre. La oficina de Atticus en el edificio del juzgado contenía poco más que una percha para sombreros, un tablero de damas, una escupidera y un impoluto Código de Alabama. Sus dos primeros clientes fueron las dos últimas personas del condado de Maycomb que murieron en la horca.” (“Matar a un ruiseñor. Harper lee. LibrosTauro.com.ar.”)

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