¿Qué quieren Claudia Sheinbaum y su gobierno de la ciudadanía?

Autor Congresistas
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Clara Jusidman

En las pocas ocasiones que escucho parte de las Mañaneras en donde la presidenta interpreta, explica, califica, regaña o denuncia, termino preguntándome: ¿qué espera Claudia Sheinbaum de las personas tan diversas que habitamos este país?

¿Qué acción ciudadana merecería recibir de su parte un reconocimiento, algún tipo de agradecimiento o siquiera una palmadita en la espalda?

¿Qué dolor o agravio experimentado cada día por millones de mexicanos como los homicidios, las desapariciones, la extorsión, la leva y la esclavitud, la tortura, el desalojo, la desatención en salud, las catástrofes climáticas o el empobrecimiento de miles de productores concita su real empatía, acompañamiento, indignación o solidaridad?

O más bien, qué debería hacer la ciudadanía o el “pueblo” para que su jefa de gobierno se haga de los recursos para ir atendiendo, aunque sea paulatinamente, esas problemáticas, con estrategia, sentido y visión de mediano y largo plazos y con el concurso de cientos de mexicanos y mexicanas que cuentan con las capacidades para recuperar la gobernabilidad. ¿Qué tenemos que hacer para empezar a sustituir lealtades por capacidades y honestidad?

La presidenta ha preferido colocarse como la víctima acosada por el lastre de administraciones anteriores, por los partidos de oposición (inexistentes), por movimientos nacionales (también inexistentes) y extranjeros de derecha, por medios de comunicación y comentócratas que no entienden las grandes acciones que elle está llevando a cabo o por las presiones de los vecinos del norte y aún por integrantes de su propio partido que no acatan los principios morenista de austeridad, honestidad, buen gobierno y primero los pobres.

Lo sucedido el sábado 15 de noviembre pasado en el Zócalo de la Ciudad de México es desde mi perspectiva, una muestra de la falta de comprensión de Claudia Sheinbaum y la 4T de los dolores y preocupaciones reales que aquejan a millones de personas y familias que, en su desesperanza, se atrevieron a salir a expresar su hartazgo marchando pacíficamente en al menos 38 ciudades.

En Ciudad de México la escenografía montada intencionalmente o no consistió en un Zócalo tapiado por los cuatro costados, la bandera ausente del hasta, con cientos de policías resguardados detrás de las tapias y con grupos de vándalos que no habían marchado con el resto de los manifestantes, violentando desde el principio en la plaza.

La manifestación pacífica en Ciudad de México terminó en un desastre por la actuación de esos grupos de vándalos que operaron con ese propósito.

Es así que en un contexto en donde los medios pacíficos de manifestación, protesta y exigencia de la población han estado siendo socavados consistentemente, urge una Claudia Sheinbaum que entienda y asuma sus responsabilidades como jefa de gobierno, que recupere y reconstruya capacidades para gobernar, que se libere de lastres y que reconozca que las estrategias y políticas adoptadas para enfrentar los grave problemas de inseguridad del país no están teniendo los resultados que esperaba y que estamos arribando a un punto de no retorno.

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