Clara Jusidman
En México estamos viviendo una etapa de constitucionalismo abusivo ejercido por unmovimiento de izquierda que busca concentrar el poder, eliminar contrapesos, hacer un uso discrecional de los recursos públicos e imponer su ideología por medio del adoctrinamiento de la niñez y las juventudes.
En sólo tres meses, Morena y sus partidos aliados hicieron 72 modificaciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Nunca en la historia del país había sucedido algo así (A. López Cruz).
El diálogo, la escucha o siquiera el interés por aprender de quienes conocen las distintas materias de la administración pública o por conocer y reconocer los graves problemas que vive la población en el territorio y el surgimiento de nuevas vulnerabilidades, están eliminados de la agenda pública.
Además de ignorancia, incompetencia y falta de experiencia de muchos de las y los nuevos funcionarios y legisladores de la 4T, hay soberbia y un autoritarismo que somete y silencia e impide el intercambio.
De los regímenes de matriz socialista o de “izquierda” que logro distinguir en América Latina y que colocan como prioridad, el combate a la desigualdad y el logro de la justicia social encuentro dos grupos.
El primero está formado por Uruguay, Chile, Brasil y Costa Rica los cuales, aún con periodos de presencia intermitente de gobiernos conservadores, lograron avanzar en la instauración de regímenes socialdemócratas con la presencia de partidos políticos que compiten en elecciones confiables, hay diálogo social, una población que participa y se provee de servicios públicos de salud, educación y protección social a su ciudadanía. Son democracias sociales donde se combina el respeto a las libertades y derechos políticos y civiles, se procura honrar los económicos, sociales y culturales, así como reducir las brechas por medio de agendas progresistas. Los gobiernos mantienen un buen nivel de regulación sobre los mercados.
El segundo grupo, formado por Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Cuba, el México actual y en una época Ecuador, cuentan con gobiernos de “izquierda” que llegaron al poder por la vía de procesos democráticos confiables. Dicen representar al pueblo y buscar su bienestar. Se proponen superar las desigualdades económicas y sociales, el colonialismo y la explotación de las clases subordinadas.
Sin embargo, se han instalado en un “constitucionalismo abusivo”. Han centralizado en sus presidencias los poderes del Estado y han eliminado cualquier contrapeso. Se han apoderado de los sistemas electorales. No permiten el desarrollo y controlan cualquier tipo de organizaciones económicas, políticas, sociales y civiles. Conculcan el derecho a la libertad de expresión y de acceso a la información. Son opacos en el ejercicio de los presupuestos públicos y propician la desinformación de la población.
La expulsión de millones de personas de sus territorios, como es el caso de Venezuela o de miles como en Cuba y Nicaragua y el deterioro de la calidad de vida de sus habitantes, también compartido por Bolivia, son claros indicadores de que esa ruta provoca malestar y sufrimiento, destruye capital económico, social y humano y es difícil de revertir.