En la celebración del Congreso General se trazaron las pinceladas de lo que será un periodo ordinario de sesiones encarrilado por una adelantada sucesión presidencial, de la beligerancia de una presidencia de una legislatura enfocada en una campaña a la gubernatura de Veracruz más que a la representación de la Cámara de un Congreso y otra en el liderazgo de un Congreso que se perfila confeso hacia una candidatura presidencial.
Y es que esa avanzada se genera por la presión sorda o abierta de los distintos grupos políticos agrupados en Morena compitiendo por espacios de poder, unos en las luchas o en las resistencias por el embate al apoyo presidencial del favorito o favorita, otros identificados con más de las corrientes en pugna radicales o progresistas o en el impulso de su propia posición hacia la candidatura a una gubernatura y en la escena los radicalismos extremos.
Las estaciones
Las diferencias se asoman en el Congreso General, la oposición se desdibuja en la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados que hace de la cabeza del presidente del Instituto Electoral (INE) el trofeo de guerra y en la otra pista la llamada de una gobernanza democrática.
Se presenta en el escenario legislativo institucional dos protagonistas, uno enarbola el guion de la colisión adaptada a la voluntad del Titular del Ejecutivo, ese del quehacer de lo que necesite el poder, mientras que en el Senado la orientación de la ruta es por reformas de ley de la actualización del Congreso, en el marco de transformación ordenada. El primero va atado a las necesidades inmediatas de las actuaciones de propaganda que impone la escalada, y la mercadotecnia: el escándalo; en el marco de una tradición de rigor legal, en la primera Mesa Directiva de la Presidencia, el morenista Sergio Carlos Gutiérrez Luna, de activismo electoral, en la segunda en la Presidencia en la senadora Olga Sánchez Cordero de tradición constitucional.
La ruta
En los tiempos legislativos, resaltan en la agenda las reformas propuestas por el Titular del Ejecutivo que requieren de modificaciones o adhesiones legales y constitucionales como las reformas: Eléctrica, Guardia Nacional, Electoral, con el agregado de su rectificación, sin moverles ni una coma y acompañadas de algún trazo apuntando en el rumbo del andamiaje de una nueva Constitución.
En el marco de la acción política comunicativa desde la Cámara de Diputados se destaca un tono personal en los mensajes que van dejando de lado la calidad representativa, distintiva en un órgano de gobierno legislativo, plural, de representación popular, diverso, diferenciado y colegiado que se coloniza como un instrumento personal identificando con la Presidencia de la Mesa Directiva abandonando esa respetuosa representación plural, colegiada de un amplio consenso para enfrentar el riesgo de convertirla en un instrumento de propaganda con fines personales.
Y en la otra Cámara se perfila la ruta del diálogo, el consenso y la unanimidad más los elementos de una infraestructura comunicacional que contempla la diversidad social de un pueblo que se va diferenciando desde lo federal a lo particular de los derechos.
Cara y cruz
El resultado es que entronizada una sola voz legislativa para el primer año de la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados y dominado el escenario parlamentario por una fuerza política, observamos en la Legislatura más que en una evolución democrática, un retroceso en términos de comunicación política comparado con la Legislatura anterior, reconocida como la de la paridad de género, de la equidad y la pluralidad por dos años de dos presidencias a cargo de dos mujeres de distintos partidos.
Sobresalen en el campo de las aspiraciones el uso personal de recursos trasladado hacia el campo de acción que se ha vuelto el Estado de Veracruz, uno por el despliegue de propaganda, otro, por la convocatoria hacia la justicia que se ha convertido.
Instalación
Para la historia y su curso legislativo: 88 senadores y senadoras, 288 diputados y diputadas integraron el quórum para la inauguración el Congreso General del segundo periodo ordinario del primer año de la LXV Legislatura, un Congreso cuyo objetivo es construir una mayoría calificada enfocada a la Reforma Eléctrica, Guardia Nacional, Reforma Político-Electoral en un ambiente adelantado de la sucesión presidencial que tensiona la discusión y domina el discurso y la actuación del presidente de la Mesa Directiva del Dip. Sergio Carlos Gutiérrez Luna (Morena), a quien distinguen sus obsesiones en contra del presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) y sus aspiraciones a la candidatura del gobierno de Veracruz.
En la inauguración del periodo ordinario: la protesta corrió a cargo de los diputados del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano, en el contexto, las obsesiones del presidente de la Mesa Directiva materializada con los embates contra el INE, en la mira su presidente Lorenzo Córdova Vianello, en un contexto de la denuncia penal contra dos consejeros: Lorenzo Córdova y Ciro Murayama Rendón, la celebración de los Foros Parlamentarios sobre la Reforma Eléctrica, las expectativas generadas por la Revocación de Mandato.
Por otra parte, en el Senado de la República ocurre la renuncia del Sen. Dante Delgado Rannauro a la presidencia de la Comisión Especial para investigar la existencia de probables abusos de autoridad y violaciones al Estado de Derecho en Veracruz, que presenta la indebida detención del secretario técnico de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado Jose Manuel del Río Virgen y que fue impugnada por el grupo parlamentario de Morena dado que afectaría al gobierno veracruzano de Cuitláhuac García Jiménez.
Panorama
La segunda etapa de la Legislatura no anuncia la normalidad democrática que se presentaba ni en el marco de la pandemia ni en la escena de la urgente reactivación económica ni en el panorama social y político, al contrario se pronosticó que las tensiones irán en aumento conforme se acerquen las elecciones del 24 y se renueve la Presidencia de la Mesa Directiva que es producto de una elección a la par de una elección del Pleno realizada mediante el voto de las dos terceras partes de los diputados presentes y tiene como misión velar por el equilibrio entre las libertades de los legisladores y de los Grupos Parlamentarios, más la eficacia en el cumplimiento de las funciones constitucionales de la Cámara, haciendo prevalecer el beneficio por encima de los intereses particulares o de grupo.
Una revisión legal
Las colisiones a las que nos tiene el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados con sus continuas confrontaciones con el presidente del INE, nos invita a revisar el marco de atribuciones y facultades del Presidente de la de la Mesa Directiva que deben centrar como enfoque los derechos humanos de los representados y de los actores políticos.
Conviene dar un repaso a la Ley Orgánica del Congreso y reflexionar sobre la necesidad de definir responsabilidades que también apuntan a la representación y a un vacío de decisiones consensuadas en un contexto de exigencias, representación democrática y pluralidad.
Destaca en los apuntes de ley el que el presidente de la Mesa Directiva tiene como responsabilidades desde la conducción de la sesión, hasta garantizar los principios de imparcialidad y objetividad, dirección del debate, discusiones y votaciones del Pleno; garantías a los trabajos legislativos para que prevalezca lo dispuesto en la Constitución y la ley; incorporación de iniciativas, minutas de carácter preferente para su discusión y votación, cuidar de dictámenes, determinar sanciones, designar comisiones de cortesía, elaborar anteproyectos de normatividad y las regulaciones en materia de comunicación social y atención de medios.
En términos de comunicación política lo que estamos viendo es que el presidente de la Mesa Directiva ha colonizado el poder cuando promueve una confrontación con el INE y su presidente con un permanente ataque acompañado de denuncias penales de las que ignoramos si están tomadas como productos de consenso o de forma personal, y si a estas acciones se agregan otras como es el uso de los recursos de una de las cámaras del Congreso para promover una precampaña personal a la gubernatura de Veracruz que también se traduce en el uso de equipo y de personas.