“La autoexpresión es parte esencial de la libertad cultural y un pilar para
fortalecer la diversidad y la creatividad en nuestras sociedades.”
— UNESCO
La era que llegó para quedarse
Vivimos en una época marcada por la autoexpresión. Lo que antes se limitaba a círculos íntimos, hoy se proyecta al mundo entero a través de las redes sociales.
El destino nos alcanzó: la autoexpresión se ha convertido en el nuevo lenguaje de lo humano.
El protagonismo juvenil
Los datos hablan por sí mismos. El Pew Research Center reporta que más del 70 % de los jóvenes entre 18 y 29 años en el mundo ven las redes como su principal espacio de autoexpresión.
En México, el INEGI (ENDUTIH 2023) confirma que el 96 % de los jóvenes conectados usa estas plataformas, no solo para comunicarse, sino también para expresarse mediante fotos, música, videos y mensajes.
Entre riesgos y posibilidades
La autoexpresión digital tiene un doble rostro. Puede ser empoderamiento, creatividad y conexión; pero también conlleva el riesgo de la exhibición excesiva, la exposición de la intimidad o la dependencia de la aprobación externa. Hoy, esa búsqueda se complica por la tensión entre el “yo auténtico” y el “yo proyectado” hacia los demás.
En este dilema resuena la advertencia de Ralph Waldo Emerson:
“Ser uno mismo en un mundo que constantemente intenta que seas otra cosa es el mayor logro.”
De la expresión individual a la voz colectiva
Más allá del plano personal, la autoexpresión puede convertirse en voz colectiva. Movimientos sociales, luchas por la justicia y causas ciudadanas han encontrado eco en lo digital.
La autoexpresión, cuando se organiza, es también ciudadanía activa.
El gran desafío: redescubrir lo humano
La pregunta es: ¿qué haremos con este poder? El reto de nuestra era no es solo expresarnos, sino transformar esa expresión en compromiso cívico y social.
En la era digital, ser ciudadano implica responsabilidad: no basta con tener acceso a internet, también es necesario aprender a movernos en él con ética, respeto y conciencia.
La autoexpresión es hoy la llave de identidades y las comunidades
Pero su verdadero valor no estará en el “like” inmediato, sino en su capacidad para tejer lazos, abrir diálogos y fortalecer nuestro tejido social.
Si entendemos que expresarnos es también construir comunidad, podremos hacer de esta era no solo un tiempo de exhibición, sino una oportunidad para redescubrir lo humano en su forma más auténtica.