Mesa de redacción.
Una vez más el país se encuentra en una encrucijada. En este punto, vamos a enfocarnos en los hechos de forma simple y puntual.
El gobierno actual ha utilizado la mayor parte del dinero de todos, de los impuestos, en obras cuya utilidad es cuestionable. No se les atendió “primero a los pobres”, simplemente les compraron barata su dignidad. En vez de mejorar la educación a todos los niveles, crear un marco fiscal atractivo para la inversión, fortalecer el estado de derecho y la regulación económica para generar mayores inversiones y empleos, el gobierno decidió regalar dinero a “los pobres”, fundamentalmente para comprarles anticipadamente su voto. Las comunidades donde había población viviendo bajo la línea de la pobreza no han mejorado su situación. En corto: las comunidades que eran pobres e inseguras al inicio del sexenio siguen siendo pobres e inseguras hoy, a su conclusión.
Si el gobierno hubiera invertido dinero para educar a la población, se hubieran creado programas curriculares para todas las escuelas del país, enfocados en el fortalecimiento de las ciencias, tecnología, matemáticas y robótica. Desde el punto de vista humanista, del verdadero humanismo que va más allá de la repartición de migajas, se hubiera incluido el combate al machismo, la cultura cívica, el cálculo de impuestos, la dinámica empresarial para creación de negocios propios, la protección del medio ambiente y la dignidad animal y la cultura del respeto a la ley como bien colectivo máximo.
Desgraciadamente, el estado actual de la república es de división social y confrontación de fuerzas políticas y sociales como nunca se había visto antes. La gente termina amistades y pelea, en sentido literal y figurado, por lo que dice o hace la persona que ocupa el palacio nacional. Ante la escasez de recursos económicos suficientes para seguir repartiendo dinero a cambio de votos (con la amenaza de “perder los apoyos” si la oposición gana las elecciones), ahora, por conducto del diputado Mier, el oficialismo pone el ojo a las AFORES, los ahorros de los trabajadores, para hacerse de más dinero.
La justificación al estilo de Robin Hood siempre trata de hacerse pasar como la grande, magnánima y bondadosa idea de quitarle a los ricos para darle a los pobres. El problema es que las AFORE son ahorro personal y privado de trabajadores. Vamos, en términos fáciles: los ricos no necesitan ahorrar para su retiro, porque son ricos. La clase media y las demás sí. Por tanto, tratar de apropiarse del dinero de las AFORE es un atropello a los trabajadores, que el partido de estado está tratando de realizar poco a poquito.
Por ahora, el cuento se enfoca en tomar el dinero de las cuentas inactivas. Esto es solo la antesala para probar la reacción de la sociedad y medir el costo político de ir por más, lo cual seguramente tratarán de hacer después de la elección, calculando que triunfará la candidata del oficialismo.
A partir de la reacción social, seguramente buscarán una razón para agrupar el dinero de todos los ahorradores en un fondo común –controlado por el gobierno- y usar la misma justificación: “Vamos a usar ese dinero para que todos tengan algo y a nadie le falte nada”. Es decir, harán lo que han hecho estos últimos 6 años, alimentar el odio social, la envidia, la rabia silenciosa y el deseo de venganza contra ese enemigo abstracto que es “el rico” o “el que tiene más”.
México está dentro de las 20 economías más grandes del mundo. Podemos tener un país seguro, próspero y con una clase media creciente, pero, para darse cuenta de esto, se requiere que el pueblo tenga la educación suficiente para analizar los factores económicos y mejorar su propia suerte a través de la preparación y el emprendimiento. Empero, para el oficialismo lo importante es mantener la ignorancia y la necesidad de que la gente crea lo que dice un ídolo que todo lo sabe, en vez de llegar a sus propias conclusiones, con su propio análisis basado en una buena educación, y por sus propios medios.
Para la narrativa gubernamental, lo importante es mantener el poder y culpar a la modernidad de las desgracias de México. Echarle la culpa a alguien más es la estrategia más barata de alguien que se vuelve víctima de todo. Y ser víctima es atractivo, porque la víctima no es culpable, no es responsable y siente que tiene derecho a “una reparación”. ¿Le suena conocida la repartición de culpas a los españoles, los estadunidenses, los neoliberales, los ricos, los blancos, las empresas trasnacionales, etcétera? Total, que todos tienen la culpa de la situación del país, menos nosotros mismos.
Pues bien, ante un pueblo con un temperamento pasional, el resentimiento social y la división entre los que tienen y no tienen ha sido la estrategia ganadora para un partido cuyas élites conservarán el hueso, pero cuyo pueblo conservará su pobreza. Lo único que todos perdemos es la oportunidad de vivir en un mejor país. Reflexione: ¿Percibe a México en general mejor y más seguro de lo que era hace 6 años?
Por cierto…
Algunos canales de noticias informan que, en el contexto de la guerra de Israel contra Hamas, el gobierno de Israel no permite que entre la ayuda humanitaria para el pueblo palestino. Esto es una falsedad. El gobierno de Israel está ayudando y trabajando en la logística para que la ayuda humanitaria circule entre los que la necesitan, pero Hamas está monopolizando esos insumos para crear mayor escasez y fortalecer la narrativa de victimización. No olvidemos que Hamas inicio la guerra contra Israel el 7 de octubre de 2023 a través de una invasión terrorista, sin provocación.