Reciente reunión celebrada en Washington D.C. vía digital, entre embajadores, diplomáticos, especialistas, funcionarios y representantes de países miembros del Consejo de Países del Atlántico Norte arrojan luz sobre lo que ocurre hoy día en los territorios del centro de Europa.
Un mundo en una nuez evidencia una Babel que pone acento en el juego de abalorios de la globalidad, en los hechizos de la innovación, los encantamientos de las tecnologías y los sortilegios de libre mercado apuntando sobre la calidad de la democracia, el equilibrio de las fortalezas financieras, el presente y futuro de la participación ciudadana, la representación política, eficiencia, legitimidad y transparencia de los gobiernos y en la cresta, el discurso y la realidad escurridiza de los derechos humanos.
Las participaciones de funcionarios de diverso nivel en la reunión aportan al análisis además de los temas de energía, de aspectos centrales como los impactos del cambio el climático, la vulnerabilidad del mercado, el tránsito de las energías con fuentes en hidrocarburos y gas, a energías renovables, aspectos financieros y las grandes preocupaciones como es también la dependencia y autonomía energética y la sustentabilidad.
Y es tal la dimensión del conflicto entre los factores humanos como es la emergencia de las víctimas civiles de Ucrania dejan sin razón al progreso al despojarlas de trascendencia e integrándolas como simples objetos y sujetos de la escenografía de la destrucción y no del desarrollo.
Desde la continentalidad de las distintas visiones de los países como Turquía, Hungría, Polonia, Eslovaquia, República Checa, Austria descubren esas otras superficies, necesidades y percepciones de las naciones del centro de Europa, aportando la experiencia de los grados y niveles de desarrollo democrático y económico alcanzado entre naciones tras la Segunda Guerra Mundial.
Se hacen oír, al sur y en el norte, al centro, en las fronteras de los países Bálticos: Suecia, Noruega, Finlandia, Polonia Letonia, Estonia, Lituania. En el núcleo: Croacia, Rumania, Serbia, Bielorrusia, Armenia. En la geografía de la cumbre el Reino Unido, Irlanda, Francia, Bélgica, Alemania, Italia, España, Suiza, Dinamarca, Luxemburgo, Países Bajos y Rusia.
Gravitaciones
En la reunión en la que participó también un representante del gobierno de Estados Unidos a cargo de la energía, resaltó en las deliberaciones tres ejes de la crisis como es la pandemia provocada por el Coronavirus y sus variables, situación a la que se agrega la parálisis económica, la invasión rusa de Ucrania, el abastecimiento ruso de energía, el cambio climático y los factores propios que emergen de las tensiones, de las implicaciones que imponen y colocan a Europa en el centro de la atención mundial.
Se despejó en la mesa de discusión el conflicto de Ucrania y sus implicaciones, como también esas repercusiones involucrando al mundo con el alza de precios, de insumos industriales, desabastecimiento de alimentos y otras inclemencias que orillan a los países a reflexionar sobre la forma de cómo hoy se quitan el anzuelo de la boca frente a tan complejas situaciones.
En la reunión reconocieron el que no todos los problemas estén resueltos y que cada país tiene los propios como los tiene Rumania, Grecia y Bulgaria que han emprendido significativos esfuerzos para diversificarse. Cada país se encuentra en una situación diferente y si observamos la Unión Europea y a Estados que la integran sólo 5 de los 27 se ubican en una situación más holgada, sin embargo, no pueden resolver sus problemas solos y se requiere de la cooperación de todos sus miembros.
Estados
lo que se ha convertido en el tópico central de la agenda de la discusión. En la discusión sobresalió la dependencia de Europa de la cooperación y de alguna manera de la colaboración de Estados Unidos y la energía rusa, hechos que clarifican las circunstancias y proyectan la unión territorial y trasatlántica de Europa.
Se ha puesto acento en la diversificación y atención a la profunda dependencia de la energía rusa, como es el gas y los hidrocarburos, lo que se ha convertido en el tópico central de la agenda de la discusión. En la discusión sobresalió la dependencia de Europa de la cooperación y de alguna manera de la colaboración de Estados Unidos y la energía rusa, hechos que clarifican las circunstancias y proyectan la unión territorial y trasatlántica de Europa.
Para el subsecretario del departamento de Energía del Gobierno de los Estados Unidos, David Turk participante en la mesa de discusión con los integrantes del Consejo del Atlántico Norte, es de destacar la colaboración en materia de energía transatlántica. Además aseguró la amistad de Estados Unidos para todos los países de la región en un escenario de grandes y profundos retos, cuya dinámica ha sido un eje.
Turk identificó un escenario en el que sobresalen tres crisis simultáneas con sus interpelaciones. Anotó como primera crisis la del cambio climático, que acompaña y viene empeorando, mostrando que no es suficiente lo que se ha venido haciendo y demandando soluciones más de fondo.
Para David Turk el cambio climático se acompasa con malos augurios y noticias. En cuanto a las buenas noticias estás se producen cuando se encuentran países y empresas alrededor del mundo proyectando y realizando programas de medioambiente de largo aliento. La experiencia surge de una solida voluntad política.
El funcionario compartió la visión que Estados Unidos tiene del panorama energético y climático y como se ha dicho enfocan tres crisis lo que exige mantener en foco lo que estamos haciendo y el cómo lo estamos haciendo.
Visiones
Se desprende de la información de la reunión que una parte importante del desafió radica en lo que se está haciendo y la forma de cómo se está haciendo. Se registran los progresos y retrocesos que se están presentando de frente a tres crisis. La crisis del cambio climático deja sus huellas en la crisis de la energía lo que sugiere actuaciones conjuntas de diversas naciones. La segunda crisis se identifica con la aparición del COVID que también erosiona las bases sociales.
La otra crisis tiene relación con el gas natural cuyo incremento de precio complejiza la ecuación, así como la de otros “commodities” e incorporan a otras fuente e insumos energéticos, revelaciones de las situaciones y retos tan complejos que estamos enfrentando en la globalidad.
La otra crisis la identifica como el centro de discusión de la mesa de reflexión y que define como la invasión de Ucrania por Rusia que califica como un acto de barbarie que ha generado miseria y muerte para los ucranianos, como también de acciones de soporte que les permita definir su futuro democrático.
David Turk sostiene que el impacto que ha tenido la invasión rusa sobre la crisis de energía implica una colaboración entre las naciones europeas y Estados Unidos de Norteamérica. La intención de la conjugación de esfuerzos ha sido empujar una serie de soluciones al problema que incluyen el tema de fuentes energéticas como es el gas natural.
La crisis energética que incluye la elevación de precios de los hidrocarburos y del gas natural impone ambiciosos objetivos y políticas en materia de fuentes de energía que resuelvan esa compleja ecuación que representa el cambio climático, la pandemia, fuentes de energía y costos de generación, apuntando sobre un nuevo mundo.
El tema se cifra en la forma del cómo salir de la crisis y la voluntad y consistencia de las diversas naciones para resolverla y ello implica un compromiso común en la visión de desarrollo.