Diplomacia estilo “bulldozer”. Zelenskyy y los EEUU. Señales indeterminadas y no conclusivas.

Autor Congresistas
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Oscar Negrete

No nos equivoquemos ni nos adelantemos. El escandaloso episodio diplomático del viernes 28 de febrero de 2025, entre el Presidente Trump, el Vicepresidente JD Vance y el Presidente Zelenskyy ha dejado más preguntas que respuestas.

Al ser el país más poderoso económica y militarmente, a los Estados Unidos les debemos, antes que otra cosa, el cuidado suficiente para no subestimar sus acciones ni apresurarnos a crear conclusiones con base en un solo evento que, como he dicho, deja más preguntas que respuestas.

En diplomacia, el pueblo y los medios se enteran de solo una pequeña fracción de lo que realmente ocurre en las negociaciones entre líderes de distintos países u organismos internacionales. No podría ser diferente. Hay cosas que, por lo general, deben comunicarse y hay otras que deben acordarse en privado, por su alta sensibilidad, o bien, porque es en el mejor interés de la negociación y sus objetivos.

La invasión rusa a Ucrania tiene una peculiaridad de forma y de fondo. Fue una invasión sin provocación en la que ningún análisis serio resistiría la óptica de una responsabilidad compartida por el conflicto. En este caso, Rusia invadió a Ucrania (después de negar sus intenciones de hacerlo). Muchas veces escuchamos a Lavrov y a Peskov negar planes rusos para invadir Ucrania y, a pesar de esas negativas, la incursión militar tuvo lugar. Según diversas fuentes públicas de información, el régimen ruso calculaba una victoria rápida, pero la defensa que los ucranianos han hecho de su país ha sido verdaderamente espectacular e inesperada. El apoyo a Ucrania, bajo cualquier análisis geopolítico y de derecho internacional público, es incontrovertible como la opción correcta.

Tanto los países de Europa occidental como los Estados Unidos y Canadá, apoyaron al gobierno ucraniano desde el inicio de la invasión con capacitación militar, adiestramiento, equipo y otros recursos. No obstante, la ayuda ha sido insuficiente para lograr el objetivo inmediato de terminar la guerra con una solución satisfactoria para Ucrania y, en general, para Europa.

Empero, la escalada en el diálogo entre el Vicepresidente de los EEUU y el Presidente de Ucrania deja dos preguntas fundamentales: 

1.- ¿Fue un auténtico desencuentro diplomático que salió de control por la torpeza y falta de solidaridad, compasión y humildad de JD Vance en el manejo de la conversación, por su deseo de quedar bien con el Presidente Trump? O bien:

2.- ¿Fue un ardid preconcebido para generar el tipo de sentimiento de rechazo generalizado a la actitud agresiva de Vance y lograr el efecto de que los países europeos se alinearan con Ucrania y gastaran más dinero en la defensa de ese país, para que EEUU gastara menos? Es decir, provocar intencionalmente la indignación en Europa, para que los demás países de la OTAN se responsabilicen del gasto de su propia defensa.

En el primer caso, es poco creíble que, en un evento diplomático planificado de antemano, escalaran los ánimos como escalaron, frente a la prensa internacional, para un conflicto que no es novedoso y que no involucra directamente al pueblo estadounidense. 

Si realmente las cosas salieron de control de forma natural, sería entonces por la falta de estatura del Vicepresidente estadounidense para manejar una reunión de tan alto nivel. Es una posibilidad real que, de resultar verdadera, sin duda debilitará al régimen de gobierno actual y aumentará la oposición y el rechazo de una actitud más propia de un “frat boy” que de un estadista. Pero insisto, en política, – se dice-, no hay casualidades, y sería casi imposible que un error de novato, como tratar de humillar a Zelenskyy ante el mundo, fuera real. (O tal vez Vance quiere ser para Trump lo que Dick Cheney fue para Bush). La otra señal de la emboscada fue la agresiva pregunta de un “reportero” a Zelenskyy, preguntándole por qué no usaba traje. Vance se rió ante la pregunta y, en cualquier caso, esa risa le valió gran desaprobación. Se ha hecho famosa la frase, de que en el diálogo entre Zelenskyy y Vance, “un hombre sin traje, se confrontó con un traje sin hombre”.

En el segundo caso, la posibilidad de una provocación preconcebida para “reventar” la reunión, trajo consigo consecuencias fácticas que, en el fondo, favorecen a los EEUU. Por un lado, -de ser este el caso-, Europa habría mordido el anzuelo y diversos países ya estarían programando mayor presupuesto para apoyar a Ucrania y, reducir la carga económica que el apoyo militar a Ucrania genera para los EEUU. Por otro lado, EEUU estaría perdiendo liderazgo moral en los países de occidente, pero estaría ganando el ahorro en la defensa militar de la OTAN que, primordialmente, debería corresponderle a los propios países europeos, quienes, en el fondo, dejaron su seguridad en manos de los EEUU por muchos años, confiando en que la contención de la Unión Soviética y, posteriormente de Rusia, era en el mejor interés de los americanos y que, por esa razón, EEUU siempre mantendría un gasto suficiente para la defensa generalizada de Europa occidental.

Lecciones del evento.

Es muy pronto para poder saber qué consecuencias geopolíticas se generarán del escandaloso evento que dio vuelta al mundo. De inmediato hay ciertos hechos que, independientemente de su origen e intención, ya han tenido un impacto y recepción en la opinión pública internacional:

1.- En caso de que el agresivo evento haya sido auténtico y no planificado, al Vicepresidente de los EEUU le ha quedado muy grande su puesto. No tiene capacidad diplomática suficiente para manejar asuntos tan delicados con inteligencia emocional.

2.- Es posible que se diluya el liderazgo internacional de los EEUU, ya que la certeza de una alianza militar fuerte que otrora existía entre Europa y EEUU, se tambalea por la diferencia de recursos invertidos en defensa de la OTAN. Tal vez el equilibrio se restablezca en cuanto Europa decida invertir cantidades más fuertes para su propia defensa y no depender totalmente de la capacidad militar, indiscutiblemente superior, de los EEUU. O tal vez cuando cambie la administración actual en los EEUU.

3.- Ucrania, con apoyo de Europa, ha ganado recursos y tiempo para seguir enfrentando a Rusia. Tal vez en ese tiempo bajen un poco los ánimos y los ucranianos puedan negociar de nuevo con los americanos. A fin de cuentas, no es un asunto personal, sino un asunto diplomático que puede volver a adoptarse en el futuro con perspectivas nuevas y dejando atrás el bochornoso episodio digno de un “reality show”. 

4.- Queda la duda de explicar a fondo en qué consiste el trato que EEUU busca firmar con Ucrania para el aprovechamiento de ciertos recursos naturales. Tal vez sea un trato justo y conveniente, pero, si no se explica más a detalle en forma y fondo, tiene la apariencia de una actitud casi colonial o de protectorado.

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