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El legado de un líder humilde: Pepe Mujica

“La vida no vale por lo que tienes, sino por lo que das.”

“La verdadera riqueza es la que se comparte.”

“No hay que tener miedo a la pobreza, sino a la injusticia.”

“La libertad no es solo un derecho, es una responsabilidad.”

Son algunas de las frases de José Alberto Mujica Cordano, mejor conocido como Pepe Mujica, expresiones que reflejaban su compromiso con la justicia social, la solidaridad y la importancia de vivir una vida sencilla y auténtica. 

Político y floricultor uruguayo que se desempeñó como presidente de Uruguay desde 2010 hasta 2015. Nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, Uruguay.

José Mújica fue hijo de Demetrio Mujica Terra y Lucy Cordano Giorello, Mujica de ascendencia vasca e italiana, su familia materna estaba compuesta por inmigrantes italianos ligures, por su parte su padre un pequeño estanciero que quedó en quiebra antes de morir en 1940, cuando Mújica contaba con seis años.

El expresidente uruguayo comenzó su carrera política en el Partido Nacional, pero luego se unió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una organización guerrillera, estuvo prisionero durante 14 años comenzando la década de los 70s hasta 1985, durante la dictadura cívico-militar en Uruguay, después de su liberación, se unió al Frente Amplio y fue elegido diputado y senador, ya para el años del 2005 fue designado ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca por el presidente Tabaré Vázquez y en el 2009, fue elegido presidente de Uruguay con más del 52 por ciento de los votos.

Durante su presidencia, Mujica implementó políticas que redujeron la pobreza y la desigualdad en Uruguay. Su estilo de vida austero y su rechazo a los lujos y privilegios lo convirtieron en un líder querido y respetado por la gente.

Su vida personal

El líder político estuvo casado con Lucía Topolansky, una política uruguaya que se desempeñó como vicepresidenta de Uruguay, vivió en una chacra. La chacra que se encuentra en Rincón del Cerro, un barrio rural de Montevideo, una casa modesta con un jardín y un huerto, este hogar humilde se convirtió en un símbolo de su estilo de vida sencillo y comprometido con la justicia social. En lugar de vivir en una residencia lujosa, Mujica prefirió quedarse rodeado de naturaleza y dedicándose al cultivo de flores y verduras.

Siempre fue visitado por periodistas y políticos que buscan entender mejor la filosofía y el estilo de vida que tenía, donaba alrededor del 90 por ciento de su salario mensual a organizaciones benéficas.

Llamó siempre la atención su transporte que conducía un viejo Volkswagen escarabajo, un automóvil modesto y económico.

Su legado será un ejemplo para futuras generaciones de políticos y ciudadanos que buscan crear un mundo más justo y equitativo. Su compromiso con la justicia social y su defensa de la democracia son un recordatorio de la importancia de luchar por los derechos humanos y la dignidad de todos.

Será recordado por la cercanía con la gente, él era conocido por su capacidad para escuchar y entender sus problemas, un hombre que valoraba la simplicidad y la austeridad, y su estilo de vida reflejaba sus valores y principios. Su enfoque en la humildad, esta cercanía con la gente lo hizo muy popular entre los uruguayos. Su memoria inspira a seguir luchando por un mundo más justo y equitativo.

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