Bulmaro Valvidares
“Patria es humanidad, es aquella
porción de la humanidad que vemos de cerca
y en que nos tocó nacer, y ni se ha de
permitir que con el engaño del santo nombre
se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas
o políticas descaradas y hambronas.”
José Martí
En días recientes en un mundo fragmentado económica y políticamente por una guerra arancelaria que ha arrastrado a la economía mundial por los turbulentos caminos de la incertidumbre, se llevó a cabo en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras la IX cumbre de la CELAC, dentro de la cual nuestra mandataria la doctora Claudia Sheinbaum Pardo tuvo una participación destacada.
La CELAC es el acrónimo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que fue creada en el año de 2010 y se encuentra conformada por las 33 naciones latinoamericanas y caribeñas, entre sus funciones tiene promover la integración de los estados latinos y caribeños de América, fortalecer la cooperación política, económica, social y cultural de la región y la de buscar soluciones a problemas regionales de forma pacífica y conjunta.
La cumbre de jefas y jefes de Estado es la máxima instancia de la CELAC y sus reuniones son extraordinarias, obedecen a factores que requieren la atención urgente de los dirigentes latinoamericanos.
En esta ocasión la cumbre se llevó a cabo en busca de resolver la situación económica actual y con el objetivo de conformar una mayor unidad regional ante la actitud injerencista del gobierno norteamericano de Donald Trump y el surgimiento de un nuevo orden geopolítico como producto de la guerra arancelaria.
Desde el anuncio de su participación hasta su arribo y llegada a la cumbre, la mandataria mexicana despertó demasiadas expectativas. La presidenta de México Claudia Sheinbaum, fue recibida en las instalaciones del Banco Central de Honduras por la mandataria Hondureña Xiomara Castro y acompañada por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ingresó al salón en donde se llevaría a cabo dicha reunión.
A ritmo de marimba, guitarra y acordeón dio inicio la reunión latinoamericana, en la cual un grupo cultural de bailarines dio la bienvenida a las delegaciones presentes, enseguida, entró a escena el trovador Yuri Pineda, quien interpretó un tema de su autoría que recuerda el golpe de estado que vivió Honduras en el año 2009.
La doctora Sheinbaum tuvo un lugar privilegiado en la mesa justo al lado derecho de la anfitriona del evento, rompió la tendencia de una tradicional formalidad que genera la distancia del colorido y festividad del mexicano al utilizar un atuendo rojo encendido, lo que la hizo destacar sobre el resto de los asistentes, pero sin perder el estilo y la elegancia que le ha valido el reconocimiento del presidente Trump. Lució deslumbrante.
Tocó a la anfitriona Iris Xiomara Castro la inauguración del foro, quien en su discurso de apertura retomó las palabras del libertador venezolano Simón Bolívar y abogó por una patria grande latinoamericana capaz de hacer frente al nuevo orden económico mundial que se comienza a gestar desde Washington.
La presidenta Castro, también recordó los hechos lamentables que sucedieron el año pasado en las instalaciones de la embajada mexicana en Ecuador, puso en el centro de la discusión los temas de migración y de la unión de las naciones latinoamericanas denominando al continente americano como “el continente de la esperanza, de la diversidad cultural y política.”
En un hecho histórico la presidenta hondureña reconoció la labor y las palabras del mandatario brasileño que pronunció ante el pleno de la ONU durante la crisis que vivió Honduras en 2009 condenando las acciones golpistas, además se pronunció en contra del bloqueo económico que ha sufrido Cuba desde hace más de 60 años argumentando que “Cuba no exporta terroristas.”
Durante su discurso el presidente de Colombia Gustavo Petro, próximo presidente pro tempore de la CELAC, aprovechó la oportunidad para hacer énfasis en la posición que ocupa América latina en la formación del nuevo orden mundial, advirtiendo que el objetivo de este nuevo orden mundial es “la tendencia de matarnos entre todos, la separación de las naciones en la búsqueda de la colonización del poder.”
No omitió el hecho de la falta de unidad entre las naciones americanas y la falta de empatía con su gobierno cuando entró en conflicto con el gobierno estadounidense, por los abusos de este último realizados en contra de los migrantes deportados que lo hacían encadenados y al oponerse a recibirlos de esa manera, sin encontrar ecos de apoyo entre las naciones latinoamericanas lo que lo hizo sentirse sólo e insultado.
Hecho que calificó de insólito y aberrante, comparando el hecho con la llegada de los primeros barcos europeos a América repletos de esclavos negros encadenados como símbolo de la lucha perpetua entre el norte y el sur.
Gustavo Petro se pronunció en contra de la criminalización de los migrantes y de las drogas producidas en el sur y por la descolonización del pensamiento occidental que destruye naciones y democracias de los Estados latinoamericanos. Denunció a la vez la subordinación de algunas naciones del continente a los intereses de los países del norte.
En ese sentido se fue desarrollando la histórica cumbre tocando temas de migración, economía, energías limpias y regionalización, en la que hablaron los presidentes de Haití, Mario Díaz Canel de Cuba, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Yamandu Antonio Arce de la república oriental del Uruguay, entre otros.
Tocó el uso de la voz a la presidenta de México Claudia Sheinbaum, que para opinión de algunos pronunció uno de los mejores discursos de la cumbre. Era la ocasión para mostrarse como una mujer con liderazgo y poderosa, atributos adquiridos en las urnas y por el diario ejercicio gubernamental en plena práctica de ciudadanía compartida por miles de latinoamericanos; la mandataria mexicana aprovechó el foro que le proveyó la cumbre para compartir su principio de gobierno “primero los pobres” que es el corazón de su movimiento.
Se decantó por atender las causas de la pobreza en la región como una de las soluciones a la migración y propuso una “cumbre por el bienestar económico de la región latinoamericana”, con el objetivo de lograr una zona de prosperidad para todos los habitantes de la región.
Con el tono sereno y ecuánime que la define, tal como las olas valsean los océanos pacífico y atlántico, se pronunció en contra de los bloqueos económicos que pesan sobre Cuba y Venezuela, y advirtió “bloqueos comerciales que solo dañan el bienestar de los pueblos y no construyen regiones de Paz y prosperidad.”
Ante un horizonte nebuloso, no queda el ciudadano común sino otra cosa que exigir y luchar por sus derechos y ejercer a plenitud su ciudadanía en compañía de sus gobernantes, solamente así podemos superar las adversidades, los discursos, los Trumps, así arrastrándonos de hambre.
De esta manera se llevó a cabo y culminó la cumbre de la CELAC, llena de buenas intenciones y propuestas, quedándose sólo en un discurso de reclamo en lugar de hacer planteamientos que sean viables y prácticos, ante la falta de consenso de las naciones latinoamericanas
Y así, una vez más se escapa de las manos una valiosa oportunidad para crear acuerdos en la unificación y la integración de la región, demostrando la incapacidad de actuar en bloque para afrontar los retos, debido al desprecio a la comunidad por parte de algunos líderes como el argentino Miley, el nicaragüense o el paraguayo que tienen sus intereses más enfocados en el servilismo que en la conformación de una patria grande.
Pero, además, queda en el vacío la respuesta a la exigencia de una política de comunicación a la altura de las transformaciones que se están dando en el mundo, y no cercada por la dosificación de la propaganda y la mercadotecnia de la coyuntura.
La participación de la doctora Sheinbaum Pardo, se vio opacada por las desafortunadas declaraciones del presidente de la mesa directiva del senado, el senador Gerardo Fernández Noroña sobre el tema de las desapariciones en México, como por la declaratoria de guerra en contra de la ONU por parte de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos la señora María del Rosario Piedra Ibarra.