Elio Villaseñor
Una vez más, somos testigos del espectáculo político de Donald Trump. Ahora, ha decidido postergar hasta el 2 de abril el aumento de los aranceles al 25%, utilizando el miedo y la amenaza como su principal estrategia de negociación.
Esta forma de manejar las relaciones internacionales, especialmente con socios comerciales como Canadá y México, genera incertidumbre y deja claro que Trump gobierna a través de la presión emocional.
Ha perfeccionado el arte de manipular las emociones para someter a sus interlocutores, asegurándose de que sus demandas sean atendidas.
En el caso de México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha optado por mantener la cabeza fría y responder estratégicamente, cediendo en temas clave como la militarización de las fronteras norte y sur, así como la entrega de 29 líderes del crimen organizado.
Como parte del Operativo Frontera Norte, iniciado el 5 de febrero en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, México ha incautado 18,731 kilos de droga, incluyendo 57.9 kilos de fentanilo.
En los 29 días posteriores a la llegada de Trump, fueron destruidos 21 narcolaboratorios.
Además, el 6 de marzo, la presidenta presentó una gráfica con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP), mostrando una reducción del 41.55% en el aseguramiento de fentanilo en la frontera sur de EE.UU.
Sin embargo, en el afán de evitar la imposición de aranceles y calmar a Trump, hay temas cruciales sin resolver:
• ¿Qué estamos haciendo realmente para combatir a los cárteles y su relación con actores políticos en nuestro país?
• ¿Cuáles son las políticas públicas para promover la inversión nacional y extranjera?
• ¿Cómo construimos un gobierno donde todos sean verdaderamente iguales ante la ley?
• ¿Cómo estamos creando espacios de diálogo y colaboración con todos los sectores?
El problema no es Trump, es nuestra falta de estrategia
La desaceleración económica que enfrentamos no es consecuencia de Trump. Las proyecciones indican que México no crecerá este año, y esto es algo que debemos abordar con seriedad.
Tras el anuncio de los aranceles, Banamex redujo su pronóstico de crecimiento a 0.0% para 2025. Si los aranceles se mantienen por tres meses, estima una caída del 0.6%, y si duran un año, proyecta una contracción del 2.4%. Por su parte, Moody’s Analytics advirtió que un arancel del 25% provocaría un desplome de entre 0.5% y 1% en 2025.
A esto se suma que, el pasado 20 de febrero, el Banco de México recortó su estimado de crecimiento del PIB de 1.2% a 0.6%, reflejando un escenario de desaceleración que se agravará si no se toman decisiones oportunas.
En lugar de celebrar la suspensión temporal de los aranceles como una victoria, la presidenta Sheinbaum debería centrar su mirada en los problemas internos que siguen sin resolverse y tomar medidas concretas para enfrentarlos.
Sería un error justificar nuestras dificultades únicamente por la presión externa y desviar la atención de los desafíos estructurales que ya existen y que, con el tiempo, solo se profundizarán
Gobernar con visión, no con reacción
El momento exige enfrentar los problemas de raíz. No basta con reaccionar estratégicamente ante las amenazas externas; es imprescindible tomar decisiones firmes para resolver los desafíos internos.
Si realmente queremos diferenciarnos de Trump, necesitamos un gobierno que deje de ocultar problemas y polarizar a la sociedad.
En su lugar, debe diseñar estrategias inteligentes, pluralistas y coordinadas, basadas en el diálogo y la cooperación.
Solo así podremos avanzar sin miedo ni amenazas, construyendo un futuro basado en confianza, estabilidad y colaboración.