Samuel, bufón involuntario

Autor Congresistas
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Mesa de redacción

Tibieza, confusión y risa. Esto le quedó al pueblo mexicano después de la reciente y fallida brevísima candidatura presidencial de Samuel García.

Cuando la ambición encegueció su juicio, abandonó Nuevo León para tratar de ser candidato a la presidencia de la república. Estaba muy envalentonado, activo en redes sociales, lleno de risas y bailes, -que es lo que le interesa ver al pueblo-. No ofreció ideas de gobierno, sino presencia mediática, que parece ser lo único que les importa a los políticos y al empobrecido e ignorante populacho.

Pues como gallo de pelea, Samuel se veía a sí mismo como un niño que echa a andar su imaginación: Grande.

Nos recordó a todos a esos niños que juegan a ser comisarios en el viejo oeste. Los niños ven el mundo a su manera y su imaginación les da una percepción de realidad hasta que llega la hora de cambiarles los pañales.

¿Qué habrá pasado a medio camino que le quitó lo valiente a Samuel? Perdió su convicción y ánimo presidenciales de un día para otro y no sabemos la razón. Tal vez uno de esos mensajes con amenaza velada de echarle a andar algún expediente de investigación. No lo sabemos.

Pero perdida la otrora sólida convicción de presidir la república, Samuel se presentó en unos videos en redes sociales diciendo que ¨tenía palabra¨ y que regresaba al gobierno de Nuevo León porque a eso se había comprometido. ¡Vaya circo!

Ante la tibieza de Samuel y su proceso de toma de decisiones, siguió su acto bufonesco que cerró con la risa de propios y extraños: Dos gobernadores en Nuevo León.

Le queda grande la gubernatura y le hubiera quedado más grande la presidencia. Fue intimidado y reculó. Imagínese usted a un líder que recule ante intimidaciones más fuertes, como las del crimen organizado o las de países mejor armados y más poderosos que México.

Más allá de Samuel, que fue flor de un día, marchita hoy por su impericia y su avaricia desmedidas, lo que preocupa es la forma de hacer política en nuestro país.

Sin estadistas, México está perdiendo en muchos terrenos. Las campañas están llenas de drama novelesco y de entretenimiento. No existen las plataformas políticas sólidas ni presentación de planes de trabajo ni propuestas de solución a los problemas de México. Vamos, no hay que ser un genio para identificar nuestros problemas más graves: la inseguridad, el deterioro ambiental, el excesivo aumento de la población, la mala calidad educativa, la corrupción en el sistema de justicia, y muchos etcéteras que forman parte de nuestras charlas diarias de café.

En fin, lo que queda ahora a Samuel es esperar que la presencia en redes de su señora esposa mejore la percepción de su imagen. Será ella quien lo levante de la lona, distrayendo la atención de su fracaso hacia cuestiones más mundanas y menos serias. El problema para Samuel es que está quemado. Quedó como un bravucón de escuela que fue puesto en su lugar. Ha perdido respeto por ser manipulable e intimidable. Lo peor para él, pero que puede ser muy bueno para México, es que para 2030, será Luis Donaldo Colosio Riojas quien represente una mejor opción política, sólida, seria y comprometida. Colosio ha sido cuidadoso en cada uno de sus pasos, Samuel fue imprudente y la vida, como suele hacerlo, le dio una lección de humildad.

Ojalá que el pueblo mexicano y los electores aprecien este acto con seria crítica y busquen una opción política que les devuelva la dignidad y les presente una operación política encaminada a la negociación de consensos en política pública que resuelva nuestros problemas a largo plazo.

De no ser así, seguiremos siendo ese pueblo que le tiene miedo al cambio y al futuro, y que –aunque bravucones- acabaremos refugiados en el futbol y en la caguama, porque nos da miedo intentar merecer más. México puede ser un país limpio, moderno, seguro, no violento, próspero y sin exceso poblacional, pero, se nos olvida que los cambios que valen la pena merecen tiempo, paciencia y esfuerzo y entonces…. ¡Ay que hueva!

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