Mtro. Antonio Horacio Gamboa Chabbán*
Cuando el estrés en el trabajo se presenta por el riesgo de perder el bien superior que es la vida o de contraer el COVID-19 y dejar expuestos al contagio a nuestros familiares por la convivencia que tenemos en el día a día, resulta indispensable que los centros de trabajo de actividades esenciales en esta etapa que se encuentran en circunstancias de operación, garanticen a sus colaboradores la posibilidad de gozar de salud mental.
En esta circunstancia se encuentran empresas que por la actividad estratégica que desarrollan, resultan esenciales para garantizar que la sociedad estará en condiciones de mantener algún grado de estabilidad, tal es el caso del suministro de alimentos, ya sea por tratarse de productores, agroindustria, comercialización de alimentos, supermercados o algunos otros que se consignan en el Acuerdo del Secretario de Salud publicado el pasado 31 de marzo en el Diario Oficial de la Federación, mediante el cual se establecen medidas para atender la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV-2, entre las que destacan la mención de actividades esenciales que podrán continuar su funcionamiento.
En dicho acuerdo se mencionan los sectores fundamentales de la economía como son la distribución y venta de energéticos, gasolineras y gas, generación y distribución de agua potable, industria de alimentos y bebidas no alcohólicas, mercados de alimentos, supermercados, tiendas de autoservicio, abarrotes y venta de alimentos preparados, servicios de transporte de pasajeros y de carga, producción agrícola, pesquera y pecuaria, agroindustria, industria química, productos de limpieza, ferreterías, servicios de mensajería, guardias en labores de seguridad privada, guarderías y estancias infantiles, asilos y estancias para personas adultas mayores, refugios y centros de atención a mujeres víctimas de violencia, sus hijas e hijos, telecomunicaciones y medios de comunicación, servicios privados de emergencia, servicios funerarios y de inhumación, servicios de almacenamiento y cadena de frío de insumos esenciales, logística (aeropuertos, puertos y ferrocarriles) entre otros.
De igual manera, aquellos necesarios para la conservación, mantenimiento y reparación de la infraestructura crítica que asegura la producción y distribución de servicios indispensables como el agua potable, energía eléctrica, gas, petróleo, gasolina, turbosina, saneamiento básico, transporte público, infraestructura hospitalaria y médica, entre otros.
Por supuesto y con especial énfasis aquellos establecimientos que son directamente necesarios para atender la emergencia sanitaria, como son las actividades laborales de la rama médica, paramédica, administrativa y de apoyo en todo el Sistema Nacional de Salud. El abasto, servicios y proveeduría, entre los que están el sector farmacéutico, tanto en su producción como en su distribución, en específico las farmacias, la manufactura de insumos, equipamiento médico y tecnologías para la atención de salud, los involucrados en la disposición adecuada de residuos peligrosos biológicos-infecciosos, así como la limpieza y sanitización de las unidades médicas en los diferentes niveles de atención.
Por último, todo lo relacionado con la seguridad pública y protección ciudadana, defensa de la integridad y la soberanía nacionales, la procuración e impartición de justicia, así como la actividad legislativa en los niveles federal y estatal.
Especial mención a las miles de mujeres y hombres profesionales de la salud que están en el frente de batalla en nuestra realidad nacional, mi más amplio reconocimiento a ellas y ellos que sin descanso procuran la salud y mantener la vida de los demás sin anteponer sus intereses personales.
En materia de salud mental, una parte de los procedimientos que se pueden mejorar entre los miembros de las organizaciones, está el corregir aquellas prácticas ineficientes de comunicación y gestión, en este entorno de crisis, la manera de adoptar las mejores decisiones que resulten eficientes no tan sólo para la organización correspondiente sino para el entorno general de la población.
En circunstancias de crisis como las que vivimos es deseable revisar de manera profesional, los horarios de trabajo, su flexibilidad y encontrar a partir del análisis individual, la cohesión de los equipos de trabajo, para brindar mejores resultados para la colectividad.
Diseñar e implementar unas políticas de prevención de riesgos psicosociales representan en estas circunstancias el establecimiento de un código ético de conducta entre patrones y trabajadores, generando las mejores condiciones para el desarrollo de las actividades cotidianas, disminuyendo los riesgos que se generarán de manera inevitable por el entorno generalizado de peligro y confusión en todas las sociedades del mundo.
La economía en una guerra tiene un comportamiento completamente diferente a la economía tradicional que conocemos la mayoría de los que vivimos y nos hemos desarrollado en diversos entornos económicos de las realidades mexicanas.
Nuestra empresa ofrece a las empresas de todo el país como entes productivos, especialmente a las que desarrollan actividades esenciales, un servicio que permitirá aceptar y enfrentar en las mejores condiciones de salud mental de todos sus colaboradores, los efectos de una pandemia que está paralizando las actividades del ser humano, por lo que a partir del bienestar mental de todas y todos, estaremos buscando fortalecer la esencia del ser humano y con ello, los nuevos retos como organizaciones que prestan servicios esenciales a la población y que de esa manera contribuyen en favor de la población, generando algunos factores de estabilidad.
Sin duda, enfrentar la crisis es tarea de todos y lo mejor que podemos hacer es enfrentarla en las mejores condiciones de salud mental y con ello evitar daños que en el futuro pueden alterar nuestra estima, reconocimiento y fortaleza ante la vida.
*Director General de Evidens, S.C.
www.evidensmexico.com
antonio.gamboa@evidensmexico.com
55 6581 9553
33 2708 0736