El COVID con su cauda infecciosa es hoy día el parámetro para medir el tiempo en un antes y un después, en el oleaje de contagios que anuncian una nueva normalidad que ha transformado el mundo. Es una época identificada por las mutaciones del virus, por infección, de aislamiento social, paralización económica, nuevas modalidades de empleo, de inédito esparcimiento, de convivencias y de corresponsabilidad colectiva global cuya superación es la vacunación seguida de las prevenciones como el uso de cubrebocas. En la actualidad se puede escuchar en concierto ante el COVID, el que nos tenemos que salvar todos o no se salva ninguno.
La paralización de las actividades empezando por la economía que depende de un permanente e intenso proceso de vacunación que va a la suma de medidas de prevención. Las lucecitas se empiezan a mirar desde la oscuridad de un túnel y se van robusteciendo las actividades usuales en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), antes volcado al combate del COVID, y ahora a la cabeza de la medicina social, experiencia que compartimos con la doctora Gabriela Borrayo Sánchez, cardióloga, coordinadora de Innovación en Salud de la dirección de Prestaciones Médicas del IMSS.
Son tiempos duros, durísimos para todos, son incluso de excepción para los profesionales de la medicina, para médicos, especialistas, enfermeros, enfermeras, camilleros, en los territorios de la salud pública como privada en México. Son etapas de dolor y de pérdidas, partidas de amigos, familiares, pacientes que se han encadenado a lo largo de un año. Son los tiempos para la métrica y la contabilidad de contagios, de la acumulación de las ausencias, de esas irreparables partidas que nos han cortado de tajo.
La aparición del COVID y la pandemia representan un paradigma para la salud en México, un antes y un después. Representa un desafío y un impacto sin precedente con las posibles repercusiones en los servicios que tradicionalmente ha brindado el Seguro Social. Tenemos los tramos médicos naturales que ofrece el Instituto, también la atención a los afectados por la pandemia y entre ellos los que sobreviven al COVID, los procesos de recuperación. ¿Qué me puede compartir al respecto?
El IMSS se volcó a la atención de los afectados por el COVID-19, y llegó para la atención de una conversión de camas, función de 20 mil camas. Esa fue la demanda que venía existiendo y conforme venía, hasta unidades temporales se abrieron. Hemos aprendido de la enfermedad y en el Seguro Social; lo que se hizo de manera precautoria debido a que todavía no teníamos la cura y hoy no la tenemos, fuera de la vacunación, y los cuidados que estamos dando algoritmos interinos. ¿Qué quiere decir esto? Que recogimos la mayor evidencia existente. La mayor evidencia científica, la experiencia de los expertos en neurología, cardiología, infectología, medicina interna, todos los que estábamos en la atención al paciente y nos dirigimos al ABC para atender al paciente.
Comenzamos también con los módulos de atención respiratoria del IMSS, los famosos MAX que estaban en el primer nivel de atención. Lo que se hace es un cuestionario que identifica la posibilidad de tener COVID. Se le hace la prueba y en caso positivo y dependiendo de la gravedad, se deja ambulatoriamente el tratamiento o se va a una hospitalización. Todo esto nos llevó el 2020. Digamos que el pico mayor registrado fue enero de 2021 y después, de allí fue disminuyendo el número de casos. Empezamos también a tener menos número de complicaciones y lo que identificamos ya que se dio el descenso del número de casos de COVID-19. Ahora si nos decidimos por recuperar y reforzar la recuperación del número de servicios ordinarios.
A muchos pacientes se les dio el beneficio de la receta resurtible para evitar la exposición en el momento más critico. A estos pacientes les dimos una receta que les abarcaba tres meses de tratamiento y al tercer mes acudían con todas las medidas sanitarias para que lo revisara su médico familiar. ¿Qué hicimos? Ir recuperando todos los servicios. Tuvimos alguna reducción en algunos servicios como son las cirugías y las consultas de especialidad que ya estamos recuperando a través de toda nuestra infraestructura, de nuestro personal y además estamos optimizando los turnos, de los diurnos que incluyen matutinos y vespertinos. Eso es lo que estamos haciendo ahora. Estamos utilizando en fin de semana el turno nocturno. Tenemos en el fin de semana jornadas monotemáticas en las jornadas nacionales.
Hemos ido recuperando servicios para muchos pacientes y para que acudan. Incluso los pacientes que, aunque se sentían mal no venían y ahí hay un problema de código infarto y los pacientes se quedaban en casa y nos llegaron tan inoportunamente.
¿A qué se atribuye esa renuencia hoy día?
Al paciente le da temor un servicio de urgencias, acudir a un hospital.
¿Cuál es la gama de atención que tienen los afiliados del IMSS, la atención ordinaria? El Instituto representa una medicina de alta tecnología y de especialidad de reconocimiento mundial.
Todos los servicios, incluyendo la detección de enfermedades crónicas: hipertensión, diabetes, cáncer o la exploración de mama para identificar cáncer de mama, la mastografía, papanicolaou, igualmente consultas de especialidad y cirugías de pacientes que estaban pendientes de operarse.
Podemos imaginar que esa gama de amplios servicios que ofrece el IMSS a sus afiliados, que pudo sufrir algún impacto generado por la pandemia y lo que significó para la atención.
Aquí nunca se cerraron los hospitales ni los servicios de urgencia, muchos de los pacientes decidieron quedarse en casa. Le platicaba que llevo un Programa de Código Infarto y los pacientes llegaron un poco más tarde o no acudieron. Hoy tenemos pacientes que se quedaron en casa o fallecieron en casa porque no quisieron salir. Le quiero comentar que en las unidades de medicina familiar se continuaron los tratamientos, las consultas y lo que hicimos era darles una receta surtible. Esa receta fue para alrededor de tres meses, eso es lo que los pacientes podían esperar. Pero en el caso de que tuvieran algún síntoma o requirieran una valoración de urgencias podría acudir con nosotros.
¿Cómo operó la medicina a distancia, la telemedicina, receta a distancia, consulta?
Hay teleconsulta. En algunas unidades de medicina familiar a propósito del COVID y que ahora se van abriendo en los estados. Empezamos aquí en la Ciudad de México en la Unidad de Medicina Familiar 28 en Gabriel Mancera. Muchos pacientes prefieren eso.
Es una experiencia muy útil y que evita la exposición al contagio. Hay una presión al trabajo médico tradicional. El COVID ha sido una experiencia muy intensa para el personal médico del IMSS, no es un lugar común en ningún sentido.
Es una experiencia muy fuerte, porque también llegamos a perder a algunos compañeros, amigos, familiares. Con esta enfermedad, algunos que trabajaron con pacientes afectados los perdimos. Qué más que ese sentido de la responsabilidad laboral, vocación que impedía e impidió decir ¡Yo no voy! Un paciente que está estable puede decir yo me espero, pero nosotros no. Ahí nosotros lo que hicimos fue cubrirnos al máximo y cumplir con nuestro deber. En esas circunstancias sí ha sido la experiencia más fuerte. Así la llamaría, pero también llena de sensibilidad, porque en un momento empezamos a disminuir esos casos afortunadamente.
Nos dispusimos a saber de la gente que no vino, por qué no vino y cómo se encuentra ahora, cómo está su presión, cómo está el peso. Hay estudios que dicen que México es el país que más kilos ganó en casa, un promedio de ocho kilos. Ahí sabemos que el sobre peso, la obesidad es el factor detonante para la hipertensión, la diabetes, para cáncer, para muchas enfermedades. Los problemas osteomusculares. Empezamos con la rodilla, con la lumbalgia, los dolores por todos lados. Es una experiencia muy fuerte para todo el país. Para todo el mundo. Yo creo en la resiliencia del IMSS. Una vez que identificamos el momento oportuno, empezamos con está estrategia nacional para recuperar los servicios.
Es muy interesante el aspecto médico, lo es también el ángulo humano y tiene que ver con la impotencia que puede uno sentir frente al paciente y la vulnerabilidad del enfermo y del médico, enfermera y de eso no se habla o se habla poco.
No, tenemos una responsabilidad y además tenemos una vocación. Platican las compañeras de enfermería que dejaron de vivir en su casa, los mismos internistas, muchos más y todavía no lo dimensionamos. Hoy con toda está estrategia la verdad ha sido un gran reto, pero es cuando empezamos a sentir la fuerza del IMSS. De que todos nos ponemos de acuerdo y estamos recuperando a todos nuestros pacientes en las dimensiones que lo requieran.
La experiencia que deja a nivel atención, investigación, prevención, en el nivel de una cultura médica, de salud mínima con la que debemos de contar.
En materia de investigación llevamos una evaluación de estos algoritmos interinos que es como el paso a paso de diferentes situaciones con pacientes COVID. Lo que vimos es que al aplicar o estandarizar la atención, el diagnóstico, el tratamiento, se reduce significativamente la mortalidad. Teníamos cerca del 40% y hoy tenemos el 12 o 10%. Por supuesto que no quisiéramos tener, pero mucho tiene que ver con que el paciente se quedó en casa, que llegó tarde. Yo soy cardióloga, sé que la oxigenación en menos de 90 ya no va a oxigenar todo mi cuerpo. Para que tenga una idea, los pacientes llegaban con 80, 85 de saturación que es el contenido del porcentaje de oxígeno que traemos en cada glóbulo rojo en el que se transporta el oxigeno. Es una enfermedad que puede tener oxigenación y no sentir que no le falta el aire.
Todo eso lo fuimos aprendiendo, lo estandarizamos, lo aplicamos y hoy tenemos mucho mejores resultados ¿Por qué? Los estamos identificando antes, les estamos dando tratamiento, estamos evitando hospitalizaciones. A los hospitalizados los estamos tratando ya estandarizadamente. Creo que ese proceso nos da oportunidad de hacer esta estrategia de recuperar los servicios.
¿Cómo se da la recuperación de los pacientes?
Tengo la experiencia de pacientes y compañeros, que me dicen “mi mamá fue a consulta el fin de semana y la operaron el martes o el lunes”. Esa es la prontitud de la recuperación con la que se está reaccionando. Tenemos una meta a 100 días y a 75 días ya tenemos 14 millones de consultas de medicina familiar, 2 millones 200 mil consultas de especialidad. Cada consulta es un paciente que se beneficia.
¿Podemos decir que hay una mística en el IMSS?
Sí la hay. Sí podemos hablar de una mística. Hay una disposición independientemente de nuestro turno de trabajo. Hay una disposición del personal, todo el personal de todas las categorías.
De está experiencia médica, técnica, científica y humana que se recoge sobre todo cuando se presenta una dinámica hacia delante para el IMSS, se intuye, pero ¿cómo podríamos definirlo en un mundo de impresionantes avances acompañando a la medicina, a la experiencia médica y humana?
Ahora lo que le puedo compartir es que son lecciones aprendidas, lecciones de todo lo que salió, todas las publicaciones a nivel mundial, decir que el hecho de estratificar al paciente, el hecho de hacer el diagnóstico oportunamente, de darle el medicamento en el momento justo, me va a mejorar el pronóstico de los pacientes. Lo que estamos haciendo es que este proceso que hicimos de manera escalonada hoy lo vamos hacer como un protocolo preparados para lo que viene, en el caso de que viniera otra ola. Esperemos que no, por que hay gente que se ha vacunado y espero que usted también lo haya hecho. Eso la va a proteger y vamos a tener menos impacto de la enfermedad. Es importante que la persona diga haber qué pasó antes y después del COVID. Es importante asumir el hecho de que yo pesaba 68 kilos y hoy tengo 78 kilos. Se trata de 10 kilos que mi cuerpo está cargando. Con esos 10 kilos tengo más riesgo de hacerme hipertensa, diabética, de tener problemas en mi rodilla.
Ese sería el mensaje para la población. Decirles, acude al IMSS. Chécate como decimos nosotros y acude lo antes posible para ver si requieres, además de tomar el buen camino, retomar una vida, saludable, desde el punto de vista de tu alimentación, con horarios, con porciones, con alimentación de buena calidad, que al menos tengas una caminata de 30 minutos diarios, cinco días a la semana, que no usemos salero, que no tomemos bebidas azucaradas, y que además de eso, digas “de repente me mareo, me duele el pecho o me falta el aire. Yo necesito ir a la unidad de medicina familiar y tener la certeza que van hacer una evaluación exhaustiva de los focos rojos”. Si hay focos rojos vámonos a la especialidad. Si la especialidad me dice “sabes que tu necesitas un estudio más sofisticado, requieres de un procedimiento, de una cirugía”. Lo hacemos oportunamente.
En el ámbito de las enfermedades cardiovasculares, si hacemos ese ABC podemos disminuir el riesgo en un 80% ¡imagínese! Esa es la gran oportunidad. Ese es un ámbito más médico. Me voy al ámbito mental. Usted va al súper, a la calle y decimos “la gente se enoja de nada”. Ese tema es la mente. Tenemos temor, presiones económicas o las que tengamos o perdimos un familiar. Nuestra vida cambio totalmente y no reaccionamos de la mejor manera. Entonces el punto es una tarea que tenemos.
No tenemos una cultura de la salud, ninguna noción o idea de las vacunas ni la mínima noción. El COVID nos ha cambiado la vida, nos ha alertado de nuestros derechos humanos y civiles, también de las responsabilidades del gobierno, del Estado. Vivimos enfermos y médicos expuestos, vulnerables, indefensos. Es una experiencia muy dura y no dejo de pensar en la corresponsabilidad también, en salud, en una pandemia, todos somos corresponsables.
Fíjese que ocurrió algo cuando empezó la pandemia, nadie queríamos ponernos nuestra bata a pesar de que nos encanta, pero ahora nos quedamos con nuestra bata y la gente nos ve con cariño. Ha cambiado esto, no sé si usted lo ha percibido. Ahora me siento protegida.
Por supuesto que lo he advertido, además se les mira con gratitud. He tenido la impresión de que en el IMSS hay una mística lo mismo entre personal médico que administrativo.
Es correcto y lo hemos corroborado en esta estrategia con la experiencia de que no se me quede nadie sin que le tomemos la presión, que no se me quede nadie pensando que es diabético sin hacerle la glucosa, medirlo, pesarlo.
Agradezco su tiempo y disposición a una charla que tiene como propósito informar desde el IMSS la recuperación de los servicios médicos en una suerte que era de la pandemia.