La importancia de la memoria para la formación de la identidad

Autor Congresistas
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Ivonne Getzabelt Lugo Moreno

“El tiempo de la memoria es el pasado, pero no siempre es el mismo pasado de la memoria”. (Farfán, R., 2009)

Con la finalidad de analizar la importancia que tiene la memoria en la formación de la identidad se retomará el método comparativo que, propuso Émile Durkheim, permita investigar las posibles analogías que existan entre las leyes sociológicas y las leyes psicológicas considerando que la ciencia es hacer descubrimientos y para ello es necesario que se perciban las analogías o ideas desconocidas por los demás. Evidentemente los descubrimientos no se hacen de la noche a la mañana ya que tienen que ver con un avance y con un desarrollo de la ciencia misma y a medida que el científico se adentre a un terreno que siga siendo incierto y desconocido para los demás sin haberlo decidido de esa manera. Por ahora esas analogías que existan entre la sociología y la psicología, permitirán comprender la importancia que tiene la memoria en la formación de la identidad. Sin olvidar que, al hacer una comparación entre la vida colectiva y la vida mental del individuo, no se pretende reducir a la sociología a proposiciones propias de la psicología clínica ni viceversa. Al contrario, se pretende mostrar que los conceptos de memoria e identidad que se presentan tanto en lo social como en el individuo tienen una misma relación con sus respectivos sustratos. Si la memoria es importante, como se pretende mostrar en este trabajo, para la formación de la identidad social y con la que el individuo se sienta identificado; entonces tendría que ser un tema de importancia no sólo para la ciencia sino también para la salud mental del propio individuo y de los grupos sociales. 

I

Para explicar la importancia que tiene la memoria en la formación de la identidad es relevante tratar de comprender las condiciones en las que la memoria se produce, se reproduce y se modifica; dichas condiciones no pueden reducirse a un simple hecho orgánico que se aloja en una u otra conexión cerebral. Para admitir la realidad de la memoria basta con admitir que los elementos que la conforman son hechos reales que cuentan con propiedades específicas y con comportamientos diferentes los unos respecto de los otros independientemente de que tengan propiedades en común. Para tratar de comprender las condiciones en las que la memoria se produce, se reproduce y se modifica es necesario hablar del tiempo que tiene la memoria y que es un tiempo que se forma a partir de la manera en que el individuo y los grupos sociales se representan y explican su propia realidad y que se pueden apreciar mediante testimonios, discursos, comportamientos, emociones, ideas que se comparten con los demás y que ayudan al individuo a recordar o que les permiten recordar a los demás ciertas situaciones que se comparten y que tienen en común. Esas narrativas, testimonios, comportamientos, emociones, ideales que se tienen en común y que se comparten con los demás es lo que forma la identidad. Cuando el individuo o los grupos sociales ya no se sienten identificados con esas narrativas, testimonios, comportamientos, emociones e ideales y no hay una algo que los sustituya o los reemplace es cuando se corre el riesgo de caer en el olvido y con la extinción de una sociedad y de una identidad.

Diría Mead que el presente es el punto de partida para explicar el concepto de tiempo que se liga a la experiencia del cambio que la vida cotidiana le proporciona al individuo y a los grupos sociales. El tiempo nace de esos cambios que se visualizan en el presente pero que se requiere escarbar en el pasado para comprender y analizar dichos cambios que están en el aquí y en el ahora y que, posiblemente, sigan desarrollándose en un futuro. El recuerdo se explica desde un pasado que no se presentará de la misma manera en el presente ni en el futuro. Las emociones, sentimientos, ideas, pensamientos y sensaciones de ese recuerdo que se presenta en el presente o que se presente a futuro; no serán lo que fueron en el pasado. “Hay, pues, de por medio una historia social de la memoria como condición para poder entender las formas que ha adquirido el tiempo con los distintos tipos de memoria que han existido” (Farfán, 2009: 201). Pero ¿cuáles son esos tipos de memoria que han existido? Para dar respuesta a esta pregunta se tiene que considerar lo siguiente: 1) Existe una memoria que se funda en una cultura oral que, se da en las sociedades carentes de escritura, se forma mediante mitos y leyendas que se narran y logran reunir a los integrantes que conforman esa sociedad para escuchar eso que se narra y que va pasando de generación en generación para mantener viva esa memoria que se teje de lo oral y de lo que se escucha. 2) La aparición de la escritura en las culturas orales cambió la construcción social de la memoria y del tiempo ya que teje una memoria mediante el almacenamiento y la reproducción de información y enunciados que se interpretan y se logran comprender sólo mediante un aprendizaje que se adquiere en la escuela para formar especialistas.

II

Considerando los tipos de memoria que se han modificado de acuerdo a un tiempo en el que logra apreciarse la introducción de la escritura a las culturas orales, se puede hablar de un concepto de identidad que, según Farfán, parte de lo relacional y de lo situacional. Lo relacional porque el individuo al relacionarse con otros individuos, los grupos sociales al relacionarse con otros grupos sociales; logran construir una identidad al tener algo en común pero que, al mismo tiempo, los hace oponerse a otros individuos y a otros grupos sociales con los que no tienen algo en común. Lo situacional porque existen identidades que pasan por un proceso continuo de construcción social y de negociaciones al depender de una posición y del lugar que ocupen dentro de las relaciones sociales que entablan con otros individuos y con otros grupos sociales con los que compartan algo en común y que se reconocen como parte de o con los individuos y grupos sociales que no tengan algo en común y con los que se sientan excluidos.

Conclusión.

A manera de conclusión, se tuvo la finalidad de mostrar la importancia que tiene la memoria en la formación de la identidad para: 1) La ciencia al poder escarbar información de la memoria y de la formación de la identidad no sólo mediante lo escrito sino también mediante lo oral, enfatizando la escucha activa y 2) La importancia y prioridad que debería de tener la salud mental para el individuo y para los grupos sociales para que prevalezca una memoria y una identidad.

Fuentes bibliográficas:

Durkheim, É. (2003). Les formes élémentaires de la vie sociologique. París, PUF.

(2000). “Representaciones individuales y representaciones colectivas” en Ibídem, Sociología y Filosofía (págs. 27-58).  Buenos Aires, Miño y Dávila Editores. 

Farfán, R. (2009). “Tiempo, memoria e identidad” en Acta Sociológica. 

Halbwachs, M. (2011). La memoria colectiva. Buenos Aires, Miño y Dávila Editores. 

(2004). Los marcos sociales de la memoria. Anthropos, Barcelona.

Luhmann, Niklas, “El futuro no puede empezar: estructuras temporales en la sociedad moderna”, en Ramón Ramos Torre (comp.), Tiempo y Sociedad, CIS, Madrid, 1992, pp. 161-182.

Mead, Georg Herbert, The Philosophy of the Present, Prometheus, New York, 2002, 199 pp.

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