Congresistas

Extorsión e indefensión del pueblo mexicano. Callejón sin salida.

Abrir la cloaca

La extorsión de la que son víctimas miles de mexicanos en sus trabajos, negocios y hogares no es ningún secreto. En las pláticas de amigos abundan las situaciones en las que se aborda la crisis de seguridad. Se encarecen los precios de los productos y servicios y mucha gente vive con miedo. Como decimos en mexicana franqueza: ¨La cosa está de la chingada¨.

Ante la extorsión del crimen organizado, al pueblo le queda solamente la autodefensa de sus intereses, ya que los funcionarios del estado responsables de nuestra seguridad no tienen la capacidad intelectual ni política de implementar planes de mejora del tejido social y reducción de los niveles de inseguridad y violencia a largo plazo.

En realidad, el estado se mueve conforme la prensa va exponiendo sus fallas. Si hay un ataque en un poblado y la prensa lo cubre, entonces el estado trata de hacer ruido y movimiento para ¨atender¨ el problema. Si mañana sucede lo mismo en otro poblado o ciudad, el estado reactivamente hace lo mismo para tratar de quedar bien y acallar la opinión publica crítica. Mientras tanto, los ataques no cesan, el miedo continúa y el estado de derecho no existe, porque los dueños o ¨quienes mandan¨ en no pocos pueblos y ciudades no son las autoridades constitucionales.

En fin. En el pecado hemos llevado la penitencia por nuestra idiosincrasia al votar por ídolos y no por personas educadas, sensatas. El deseo de venganza social contra las clases medias y los ricos no hizo mejorar la condición de los pobres. Simplemente les dio una ilusión política de que todo iba a mejorar y que, -por fin- los malvados ricos y aquellos horribles personajes que se educan en universidades para ser miembros útiles de la sociedad iban a pagar caro el grave pecado de querer y luchar por tener una mejor vida, más digna y próspera.

La envidia y el resentimiento que tanto fomentó el actual presidente le ayudaron a tener apoyo político a cambio de dividir a la sociedad mexicana, enemistando a diversos sectores sociales. Y en esos dimes y diretes, la delincuencia, mejor organizada que el estado, tomó con fuerza y contundencia el control de gran parte del territorio mexicano. Por supuesto, a las autoridades mexicanas no les gusta escuchar esos datos, pero si todo va tan bien en México, ¿por qué sigue y sigue la migración hacia el enemigo individualista y capitalista que representan los EEUU?

Para muestra, un botón. Trate usted de iniciar un negocio en México. Trate de abrir su changarro. Cuando lo intente, haga las cuentas de los actos de corrupción y las mordidas que le van a pedir para dejarlo abrir, no clausurarlo, cobrarle por lugares de estacionamiento y, si es un mal día, añada las cuotas de renta del crimen organizado. No obstante, si en EEUU usted quiere abrir un negocio, tiene la garantía ABSOLUTA, si, en mayúsculas, de que –si cuenta con las condiciones establecidas en la ley para abrirlo- le darán su permiso y podrá operar su negocio sin ningún tipo de mordidas ni extorsión. Pero, por supuesto, hablar bien de EEUU y mal de las autoridades mexicanas (que no de México), les molesta a nuestros funcionarios federales porque echa por tierra el mito de la ¨maldad¨ de los EEUU.

En fin, ante la extorsión, el pueblo queda sin protección y sin herramientas para defenderse. Las autoridades por lo general tienen ¨presupuesto insuficiente¨ y en esa medida también, se refleja la capacidad de investigación y castigo de los delitos cometidos. Vivimos en una simulación en la que todas las instituciones son cascarones sin sustancia. Vacíos, frágiles e inútiles. Las instituciones cada vez tienen menos dinero porque la mayor parte de los recursos se fuga a los programas de clientelismo electoral y compra de votos. ¿Y la dignidad de la gente para construir su identidad ciudadana con responsabilidad? Pues no existe. Mejor estirar la mano y agachar la cabeza.

Y el pueblo sigue engañado. Ojalá que la gente no siga creyéndose esa mentira socialista/comunista de ¨intelectuales¨ de sillón como Paco Ignacio Taibo. Este tipo de ¨intelectual¨ es llamado típicamente ¨socialisto¨ y no socialista. Ya que son muy listos para convencer a los demás de su ideología, pero más listos para ellos no vivir bajo esas normas ideológicas. Claramente, Taibo vive en la comodidad que le da ser miembro de la burocracia dorada, mientras insulta y degrada y –francamente- engaña a bobos con mentiras históricas e historias romantizadas sobre el socialismo, la trova, y la lucha de justicia social en la que los ideólogos no luchan ni padecen, pues la lucha y el padecimiento son para los crédulos manipulables que les compran esos cuentos.

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