Clara Jusidman
La trata de esclavos como comercio legal tuvo una duración de poco más de 400 años durante los cuales se vendieron alrededor de 15 millones de hombres mujeres, niños y niñas. Portugal fue el primer estado del mundo en comerciar con esclavos. Fue entre 1450 y 1900. Cerca del 20% de las personas capturadas o vendidas en África, morían en su traslado por mar hacia Europa y América.
La esclavitud y la negativa a abolirla se justificaba por la necesidad de mano de obra de los países coloniales que requerían extraer productos y materias primas de sus colonias en América Latina y el Caribe, Asia y África. La gran riqueza y los altos niveles de vida que aún detentan las metrópolis deriva de la explotación de los recursos naturales de las colonias y del trabajo y la vida de millones de esclavos y esclavas.
En México, José María Morelos y Pavón proclamó el 5 de octubre de 1813 en Chilpancingo de Guerrero, la abolición de la esclavitud. Fue abolida en Inglaterra en 1834, en Francia en 1848 y hasta 1865, en Estados Unidos. El último país en ser abolida fue Mauritania en 1981.
En realidad, la esclavitud no ha desaparecido en los países sometidos al colonialismo moderno. La globalización se sustentó en la explotación de recursos naturales y de la fuerza de trabajo de esos mismos países. La ONU estima que hoy en día el número de esclavos es de al menos 27 millones de personas.
En México, las bandas del crimen organizado abastecen sus ejércitos de sicarios y halcones mediante la captura de niños y hombres jóvenes en las comunidades rurales, en las colonias marginadas urbanas y entre los migrantes. Los someten, los amenazan, los esclavizan, los utilizan y desechan.
Por otra parte, el rapto y la desaparición de niñas, niños y mujeres jóvenes con fines de prostitución y venta de órganos es una fuente de ingresos de la delincuencia, cada vez más importante. Sus principales mercados son los países ricos o los lugares de recreación y turismo de la población afluente del mundo. Ocupamos el tercer lugar en trata de personas del mundo.
99 mil personas han desaparecido en México, 23 mil sólo en esta administración. Hay 52 mil cuerpos sin identificación en los servicios forenses.
De acuerdo con REDIM, 2021 es el año en que más desapariciones de personas de 0 a 17 años se han registrado en el país: 1,929. La mayor proporción son mujeres adolescentes. (Véase la página y los recursos informativos de REDIM)
En las últimas semanas la desaparición de niñas y mujeres jóvenes se ha convertido en motivo mayor de alarma. Según el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en 2018 las víctimas de trata de mujeres pasaron de 360 a 503 en 2021, un aumento de 39.7%. Las organizaciones de la sociedad civil estiman que esa cifra sólo representa el 20% del total de incidencia real de ese delito.
El comercio y por la tanto, la cacería de personas por hombres y mujeres sin escrúpulos, que engañan, drogan, privan de su libertad, secuestran, encarcelan, amenazan y venden a otras personas, es un crimen de lesa humanidad que debería ser perseguido y ampliamente castigado.
El daño social que provoca se extiende a las madres, padres, esposos, hijos e hijas cuya vida queda destrozada ante la pérdida de una persona querida y la incertidumbre de su destino. Miles de madres y familiares se pasan el resto de sus vidas buscando; escarbando la tierra en busca de restos; denunciado ante fiscalías plagadas de corrupción e ineptitud que no tienen ni el interés, ni la capacidad, ni los recursos para emprender las investigaciones y ante una Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNB) que no cuenta con los recursos económicos, ni profesionales para realizar su trabajo.
Esté fin de semana murieron dos mujeres víctimas de la desaparición de sus seres queridos, la muy reconocida luchadora social doña Rosario Ibarra de Piedra cuyo hijo desapareció en manos del Estado y doña Orvilia Calzada Guerrero de sólo 55 años de edad, del Grupo AMORES de Nuevo León, quien se hizo cargo de sus dos nietos ante la desaparición de su madre. Son dos mujeres que vivieron y lucharon por encontrar a sus familiares; representan a cientos de miles de personas que exigen justicia y verdad, que demandan un Estado que atienda lo importante, que garantice seguridad y acabe con la impunidad.
Existen técnicas y experiencias que ayudarían a poner un alto a esta gran desgracia que está provocando un enorme dolor y una gran desesperanza. Falta voluntad política.
La pregunta es ¿Dónde están nuestros Gobiernos y nuestros legisladores? ¿sus prioridades son nuestras prioridades? Si dicen que vivimos en democracia preguntémonos si ¿hemos sido realmente consultados sobre nuestras prioridades?