Rodolfo Aceves Jiménez*
Para la presente administración las fuerzas armadas deben participar en labores que se alejan de la naturaleza de sus funciones, mientras que la concepción que tiene de seguridad se circunscribe a salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, y contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social, tal y como aparece en el artículo 21 constitucional, es decir, solo a cuestiones de seguridad pública cuando en realidad, es más, mucho más.
Son dos visiones de una función de Estado que chocan, debido a su naturaleza. Las fuerzas armadas tienen por misiones la salvaguarda de la soberanía y la independencia, principalmente, y para ello los recursos que se le proporcionan van en función de la preparación de sus integrantes y de la salvaguarda que se le confiere y por eso sus recursos están diseñados para defender al país y sus instituciones.
Por su parte la función de seguridad pública que está a cargo de la federación, estados y municipios, tiene por objetivo la prevención del delito por conducto de las policías estatales o municipales.
A falta de legalidad en la participación de las fuerzas armadas en seguridad púbica, es que el Ejecutivo federal creó la Guardia Nacional, pero persiste su participación en tareas ajenas.
Por ello también es que a las fuerzas armadas se les confiere la salvaguarda de la seguridad nacional, debido a que su campo de acción compromete los campos del poder en que se estudia la seguridad.
Esto tiene impacto en los subsistemas en donde se encuentra también la salud, pero ha sido un subsistema desatendido por varios gobiernos, en el que el presupuesto funciona sólo para mantener los recursos básicos y se carece de una planeación para atender a los enfermos por enfermedades pandémicas, como el COVID-19, que también es asunto de seguridad, debido a dos factores.
Primero, a que es necesario desviar recursos de las actividades permanentes del sector salud o del sector defensa y marina, para atender a los enfermos; y segundo, porque a falta de la planeación en salud, debe pensarse en incluir factores como la salud en la seguridad nacional.
El gobierno apuesta a superar las deficiencias de la burocracia en el potencial de las fuerzas armadas, no sólo en funciones de salud, sino en construcción de infraestructura, resguardo y seguridad pública, labores de tránsito y de policía municipal.
Sin embargo va a llegar el momento en que las funciones que por extensión se le están otorgando a las fuerzas armadas, choquen con la disciplina militar, debido a que son de naturaleza distinta.
Es posible que la apuesta por los servicios de las fuerzas armadas tenga fecha de vencimiento, no por incapacidad, sino porque no es saludable su abuso, se expone a una politización innecesaria y porque la burocracia formal debe involucrarse en las labores que en la administración pública le corresponde.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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Twitter: @racevesj