Rodolfo Aceves Jiménez*
En los primeros 38 artículos donde se encuentra el Título Primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se encuentran expresados los objetivos nacionales de carácter permanente.
Se trata anhelos y conquistas que ha conquistado el pueblo mexicano y que han sido insertados en los constituyentes de 1857, 1917 así como en las diversas reformas subsecuentes hasta la actualidad. Hoy en día se encuentran en la mayoría de los artículos del Título Primero de la Constitución, excepto el artículo 33.
Se denominan objetivos nacionales permanentes, debido a que representan los más nobles anhelos, intereses y aspiraciones vitales que subsisten por un largo periodo de tiempo y que por su naturaleza permiten establecer ideales de convivencia que habrán de constituir un modelo de sociedad.
A este Título Primero de la Constitución también se le conoce como parte dogmática, debido a que contiene los más altos principios y creencias del pueblo mexicano.
También en este Título Primero se encuentran consignados los derechos humanos de primera generación, como aquellos que vinculan al individuo y lo convierten en ciudadano respecto de su Estado nación; así como los derechos humanos de segunda generación que son producto de desigualdades sociales y luchas del pueblo mexicano y que el constituyente lo tradujo e insertó en la Constitución como derechos sociales.
En estos objetivos nacionales se encuentran los ideales de libertad de Miguel Hidalgo y de la aspiración a una vida digna y decorosa.
Pedro José Sotelo quien escribe uno de los primeros libros sobre la independencia, “Memorias de un Insurgente”, dice que Hidalgo le comentó “guarda el secreto y oye: no conviene que, siendo mexicanos, dueños de un país tan hermoso y rico, continuemos por más tiempo bajo el gobierno de los gachupines, éstos nos extorsionan, nos tienen bajo un yugo que no es posible soportar su peso por más tiempo; nos tratan como si fuéramos sus esclavos, no somos dueños aún de hablar con libertad; no disfrutamos de los frutos de nuestro suelo, porque ellos son los dueños de todo; pagamos tributo por vivir en lo que es de nosotros, por último, estamos bajo la más tiránica opresión, ¿no te parece que esto es una injusticia?”. Sotelo asintió con la cabeza e Hidalgo hizo lo mismo con el resto de los artesanos de su hacienda.
Por su parte, José María Morelos además de coincidir con Hidalgo en los ideales de libertad, es el artífice del Estado mexicano, al insertar en los Sentimientos de la Nación, el ideal de la forma de gobierno.
En el Congreso de Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, José María Morelos abría la convocatoria con un emotivo discurso: “Genios de Moctezuma, Cacahma, Quautímozin, Xicotencal y Calzontcin celebrad en tomo de esta augusta Asamblea … el fausto momento en que vuestros ilustres hijos se han congregado para vengar vuestros ultrajes y desafueros, y librarse de las garras de la tiranía y francmasonismo que los iban a absorber para siempre. Al 21 de agosto de 1521 sucedió el 8 de septiembre de 1813; en aquél se apretaron las cadenas de nuestra servidumbre en México Tenochtitlán; en ése se rompen para siempre en el venturoso pueblo de Chilpancingo […]”.
El reconocimiento a sus actos en las fiestas por el centenario de la independencia vino en 1910 cuando Porfirio Díaz recibía de manos del Marqués de Polavieja, en nombre de España, el uniforme con el que había sido capturado José María Morelos por el coronel realista Manuel de la Concha. El presidente Díaz sensiblemente emocionado dijo “Yo no pensé que mi buena fortuna me reservara este día memorable, en que mis manos de viejo soldado son ungidas con el contacto del uniforme que cubrió el pecho de un valiente, que sintió palpitar el corazón de un héroe y prestó íntimo abrigo a un altísimo espíritu, que peleó contra los españoles, no porque fuesen españoles, sino porque eran los opositores de sus ideales”.
Feliz aniversario de independencia, México.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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