Rodolfo Aceves Jiménez*
El desempeño de la administración pública se encuentra en las funciones de Estado que se desprenden de la Constitución y que descansan en una estructura que cuenta con sistemas, subsistemas, métodos y procesos, con el fin de llevar a buen término las funciones de gobierno que realiza la administración pública.
Se trata de un entramado de procesos y sistemas que se encuentran sincronizados entre sí para el buen funcionamiento de las funciones de Estado y de gobierno que se ejercen en la administración pública. Ejemplo de ello lo constituye la función de seguridad que, como función de Estado, descansa en las funciones de prevención y persecución del delito.
Tanto las funciones de Estado y sus funciones de gobierno se encuentran en sincronía con la Constitución, el Plan Nacional de Desarrollo y los Programas Sectoriales de cada Secretaría de Estado, así como en el Presupuesto de Egresos.
Sin embargo, no todas las estructuras de las funciones de Estado funcionan de manera sincronizada al mensaje político que se envía o a su propia estructura, sobre todo cuando existen presiones por agentes externos por activar o dejar sin efecto alguno de los procesos a su cargo y que revelan la fragilidad de las estructuras y sistemas en que descansan las funciones de Estado.
El modelo de seguridad que se encuentra contenido en el texto del artículo 21 constitucional, tiene como premisa el establecimiento del orden y paz públicos, –que constituyen la seguridad pública–, en la cúspide de la seguridad mexicana.
Por esta razón es, que la seguridad nacional y la seguridad interior no tienen cabida en el texto constitucional, porque dogmática e ideológicamente el diseño de la seguridad gira en torno a estos elementos de la seguridad pública y, por ende, esta confusión sigue persistiendo en los demás documentos de política pública señalados.
Quizás uno de los errores de la cuarta transformación lo constituya, que el trabajo de gobierno está montado sobre las estructuras y sistemas que dejaron los gobiernos anteriores a los que menosprecia el Ejecutivo federal por distintas razones, pero los cambios que ha hecho a la administración pública no modifican estructuras, sistemas o formas de trabajo.
Esto provoca que persistan vicios, nichos y malas prácticas que impiden el buen desarrollo de la transformación a la que aspira su proyecto de gobierno. Falta de coordinación o desinterés en ejercer las atribuciones de seguridad son el resultado.
Hoy algunos de los sistemas de seguridad no coinciden entre sí por causas conceptuales o de ausencia de planeación.
Entre todo esto se encuentra la ciudadanía, confundida por la incertidumbre que causa la inseguridad en el campo político, económico y social.