Dinámica del Congreso de la Unión

Autor Congresistas
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México vive un intenso proceso de cambio que se ha reflejado también en nuestro régimen político democrático en el Poder Judicial de la Federación, en el Poder Ejecutivo, en una transformación legislativa, en el Congreso de la Unión, en los congresos de los estados y que tuvo inicio con la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública, con la que se desprenden las tareas de seguridad pública de la Secretaría de Gobernación.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador da inició a una serie de cambios administrativos estructurales con la promoción de un importante conjunto de reformas de leyes hasta constitucionales, ratificación de nombramientos, en las que intervienen las dos cámaras del Congreso hasta toparse con las transformaciones que exige la pandemia provocada por el COVID y las que quedan pendientes.

Hay que recordar que el Congreso de Unión es un Poder permanente plural, representativo y democrático de nuestro régimen político cuya función es la legislativa, la vigilancia del ejercicio del poder y con las atribuciones diferenciadas en algunos aspectos que le otorga la Constitución a las dos cámaras del Congreso, entre otras cosas la presupuestaria a los diputados, la de dar bases para que los estados puedan adquirir deuda, para crear o suprimir empleos públicos de la federación, para declarar la guerra con los datos que le presente el Ejecutivo. A la de Senadores, para levantar y sostener a las instituciones Armada de México, para dictar la separación o creación de los estados, para dictar leyes sobre nacionalidad, la condición jurídica de los extranjeros, ciudadanía, naturalización, colonización, emigración e inmigración y salubridad general de la república, aceptar la renuncia del Presidente de la República, para establecer contribuciones sobre comercio exterior.

Hoy las necesidades del país son profundas, como también lo es la competencia electoral, las diferencias ideológicas que puedan identificar a cada partido político o grupo de interés o social o alianza electoral. Esto no es de ninguna manera un tema menor, sino una visión distinta sobre la pluralidad de una sociedad heterogénea dinámica, el rumbo del gobierno, su composición, lo que se transforma en un real acicate político en la lucha por el poder que representa y legitima el electorado, y es la que otorga el volumen de los sufragios que se han convertido en la bolsa del capital del poder político que avala el cambio estructural en la forma de gobierno, al hoy gobierno y que es el equivalente a los millones de votos obtenidos en las urnas y legitiman la 4T y al estribillo presidencial de que somos distintos.

En 2018 se inició un proceso legislativo singular en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, se dio un desarrollo legislativo a partir de las conveniencias políticas, construido a partir de una mayoría que si no derivó del todo del número de sufragios de los votos obtenidos de las urnas si del origen de los acuerdos y alianzas, cuyos resultados han sido promover un intenso y productivo Congreso de la Unión correspondiente a los dos años de ejercicio de la administración del presidente, en el que cada cámara ha tenido sus distinciones y se han propuesto una 4T que también se ha traducido de forma patente en la composición y orientación del Presupuesto de Egresos de la Federación, la permanencia de la Ley de Ingresos, la conducción de la política económica, la política de seguridad y las relaciones con los gobiernos estatales, entre otras cosas, todos asuntos que pasan por las cámaras del Congreso federal y que buscan imprimir un sello social a la administración.

Con un intenso ritmo legislativo se cerró el primer periodo ordinario de sesiones del tercer año de la LXIV Legislatura, lo que invita a un recuento de los resultados y a un proceso pormenorizado de socialización de las leyes en materia de educación superior, seguridad nacional, población, remuneraciones públicas, instituciones de crédito de fiscalización, vivienda, cédula médica, reforma al sistema de pensiones y otras más y todas aquellas que permanecen sobre la mesa de análisis de un México urgido de cambios determinantes a manera de enfrentar una globalidad basada en la libertad de mercado y el conocimiento.

El cambio legislativo ha significado igualmente un conjunto de acciones de comunicación que han recogido y requieren de recoger la importancia de un Poder Permanente, complementario e independiente, que además tiene una representación plural, es vigilante del quehacer gubernamental y del seguimiento de las políticas públicas en las que desembocan las leyes. No estamos frente a dos cámaras de un Congreso de la Unión paralizadas, vacías de representación y de sentido y de programas que no atraviesen por las exigencias de profundos cambios legislativos y no hayan establecido distancia con las legislaturas del pasado.

Hoy en las cámaras, los grupos parlamentarios del partido en el poder y sus aliados, se han convertido en los brazos legislativos del titular del Poder Ejecutivo, vibrando la agitación política no sólo por transformar sino por transformarse, incluso como oposición y refuerzo de alianzas y la representación de grupos de interés, incluso con la fuerza de la imposición numérica. Sin duda a está expansión legislativa ha contribuido el aislamiento que han vivido los mexicanos ocasionada por la aparición del COVID, la velocidad del contagio y el surgimiento de condiciones de pérdidas inéditas y el diseño de apoyos directos hacia los más vulnerables, robusteciendo el mercado interno.

Cada una de las cámaras enfrenta a los pulsos de cambio que vive el Congreso de la misma manera o de manera distinta como reflejo del país, una va dejando huella de su primer año de ejercicio de la tendencia a la confrontación y a los escándalos que la han definido por años y que superan con las habilidades y experiencia política de dos legisladoras de oposición presidiendo la Mesa Directiva que evitaron que la tarea legislativa se fuera a pique.

La Cámara de Senadores perfilada en las habilidades políticas de las representaciones de líderes parlamentarios con madurez política, ha sorteado con destreza la distancia con los estamentos que se han visto excluidos de las decisiones y del Presupuesto, ha suavizado la tensión originada por la relación de confrontación con gobernadores, solventado la falta de oficio que se hace visible en el manejo de la política interior desde la Segob.

La tarea legislativa va marcada por la pluralidad, la paridad de género y la reelección de diputados y senadores federales, diputados y presidentes municipales.

Los cambios en el Congreso de la Unión se han dado también en el horizonte de la comunicación social que no sólo responden a la necesidad impuesta por la pandemia y su contagio, sino por la dinámica de la movilidad, los cambios sociales y la naturaleza del Poder Legislativo, la movilidad del Poder Ejecutivo y Judicial, lo que obliga a otra narrativa de la representación política, sus responsabilidades y la democracia.

Estos cambios han atravesado las dos cámaras del Congreso, transitan hasta la realización de sesiones del pleno en la modalidad de teleconferencias de las reuniones de trabajo de comisiones, de participaciones de Parlamento Abierto, pasando a la comunicación directa con organizaciones sociales, académicos e investigadores, grupos de interés, por el flujo y reflujo de información con distintos emisores y receptores, la Integración y formulación de documentos de información, elementos que intervienen en el intercambio de análisis y rendición de cuentas, lo que por cierto es un derecho que además abre la puerta a otros derechos.

El Congreso de la Unión no es por cualquier ángulo que se le mire igual a lo que era en el pasado inmediato, sino que cada día se profesionaliza y afina su representación pública.

En el Poder Legislativo ha tenido lugar la implementación de políticas que han acercado al Congreso a la gente, a la sociedad, a las mujeres, los jóvenes, incluso a los niños, al pueblo del que emana, lo vincula con la federación y distrito que representa por lo que la Cámara de Senadores ha dejado atrás ese perfil estamentario ligado a grupos de poder que la definió por años en el pasad y la de Diputados el ritmo del escándalo que se impuso para hacerse notar al demerito del descrédito gradual.

A la vista que los legisladores van privilegiando el rumbo por la reivindicación de la política que van centrando su apuesta en el potencial de la participación y los derechos de las mujeres.

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