Un asalto a las urnas

Autor Congresistas
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Las llamadas a las elecciones del 2021 del Instituto Nacional Electoral (INE) y de los institutos electorales estatales, no serán otras más. Y no suenan huecas, más cuando no únicamente suponen la renovación de mandatos sino el reforzamiento de gobiernos, el relevo en cargos de elección de los tres órdenes de gobierno que también ofrecen plataformas y programas e involucran una visión de identidad de gobierno de Estado o proyecto de Nación.

Las convocatorias a millones de votantes pueden aportar en términos democráticos las oportunidades y condiciones de avances reales y significativos en la democratización de la toma decisiones públicas, reconocimiento de los derechos, con una visión más incluyente y representativa. La elección anuncia que se reafirmar la vocación democrática de los mexicanos en medio de una pandemia y el voto se asume como un derecho ciudadano, una decisión individual con responsabilidad colectiva.

El sufragio libre sigue haciendo la diferencia en México, sin embargo se habla de voto útil, de alianzas de partidos, de falta de oposición, de candidatas de género por ley, del desplazamiento de candidaturas de éxito por otras de ley, pero la elección se va dibujando con la lupa y con el bisturí a nivel local y federal, con toques de precisión de cirugía mayor y en la dinámica para la obtención del poder que se busca con estrategias de mercadotecnia mover a la ciudadanía a favor.

Con la elección de 2021 se celebra una federal, la relacionada con una cámara del Congreso de la Unión y de forma especial con la Cámara de Diputados, es inevitable ubicarla en el centro de la reflexión que tiene que ver con la representación política, desde su calidad popular, autonomía, actor de la representación de las causas populares y sociales, como factor en el proceso de observación del ejercicio del Poder Ejecutivo y el Judicial, de la rendición de cuentas, de la profesionalización, de los contrapesos y observancia y aplicación de la ley, la vocación del trabajo, identificación de causas populares, cercanía y dependencia partidaria, subordinación a grupos de poder político, económico o sector social.

Decisiones

Los resultados de la democracia están a cargo de los electores, en tanto que el ciudadano participa en la organización y se dan las condiciones para promover un voto surgido de la pluralidad con equidad, de las ideas y no sólo por el intercambio de la dádiva, sino también informado, un sufragio de evaluación y análisis, una decisión documentada y responsable por parte de los votantes y como la expresión de calificación a los partidos en los distintos ejercicios de gobierno.

Los asuntos políticos y electorales hasta hoy han sido enredados por los partidos, grupos y actores políticos de interés. El ejercicio de las responsabilidades públicas no siempre van acompañadas ni de la transparencia ni de practicas ni la elección política de una verdadera rendición de cuentas ni tampoco son producto de una política de información y comunicación de estado, sino que tienen origen en la tendencia de espotizar la vida pública, a la falta de sustentabilidad de las declaraciones, de la trivialización de los hechos, de la promoción del escándalo, de la tendencia a lo espectacular, de la propaganda y manipulación de las emociones en beneficio de los protagonistas titulares del poder.

Tendencias

A vistas quedan de inicio prácticas amañadas en la elección de las candidaturas a puestos de elección popular que se reservan a los grupos de poder al interior de los partidos políticos, que generan elecciones opacas, a modo y requieren del voto ciudadano para su legitimidad.

Para el litigio los secuestros de los requisitos del registro de partidos políticos que no van más allá de nuevas marcas partidarias, viejas alianzas y poderosas franquicias de grupos del brazo de hierro de los liderazgos, grupos dirigentes y bajo la mesa, las tensiones para las candidaturas de paridad a las mujeres y los espacios de los jóvenes.

Ni hablar de las demandas y las exigencias para la marcha de las iniciativas de ley de los ciudadanos respondiendo a temas de su interés y en letargo la implementación de un servicio civil de carrera para una nueva burocracia con base al mérito, endeudado el reconocimiento de la plenitud de los derechos humanos para alcanzar una gobernanza democrática.

No se puede omitir que las elecciones se acompañan de las dolorosas condiciones de millones de personas en la injusticia como es la pobreza y la ignorancia, lo que opera a favor de la naturaleza y sentido del voto.

En las pistas

La elección del 2021 puede marcar la ruta para algo más que cumplir y darle legitimidad en las urnas al derecho al sufragio o a las candidaturas que promueven, determinan y escogen los grupos políticos o para reforzar las plataformas de propuesta que no han hecho otra cosa que remarcar los desequilibrios en nombre de la pluralidad o de una supuesta democratización del ejercicio del poder.

El spectrum político no cuenta con suficientes prácticas democráticas como para convencer de que se busca representar a un electorado que va más allá de la fabricación de alianzas para conservar las ventajas obtenidas por el poder político y adentrarse por las vías de transformación que exige México que se inicia la democratización del régimen político, económico y social a la luz de la ley.

Las instituciones democráticas cargan con asignaturas pendientes y de esto no se libra ni el INE y todavía menos el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que corre la ruta del proceso con una Presidencia capturada por las sospechas de enriquecimiento ilícito. Ambas instituciones cargan con sus cercanías a un poder nuclear.

Sin duda el proceso electoral que tendrá lugar en 2021 y que culmina con la jornada del 6 de junio, con la instalación de miles de casillas y de urnas para que 94 millones de mexicanos emitan su voto y con el conteo de resultados, pero la elección va más allá de ser la más grande de la historia. Se puede decir sin ambages que son hoy las elecciones más significativas en la construcción de democracia mexicana y de respuestas para la potencialidad del contexto que vive el país.

Estas elecciones tienen esa potencialidad vinculada con la germinación de transformaciones políticas, económicas y sociales de mayor profundidad en la construcción de un Estado que cuenta con varios puntos de crisis con su peso económico, social y político en los que los diputados federales juegan una responsabilidad central.

Se trata también de elecciones obligadas a la paridad de género de las candidaturas, lo que quiere decir garantizar la participación de las mujeres de manera equitativa o sea mitad y mitad, de candidatas y candidatos. El caso es que está condición de constitucionalidad en algunos va operando en el sentido de corroer las posibilidades de victoria de otras candidaturas de oposición que se estuvieron preparando para la competencia.

La acción

Varios tramos y momentos de la organización del proceso electoral refuerzan la importancia de que se cumplan a plenitud con los derechos políticos de votar y ser votado. Se robustece la determinación de garantizar acciones para que se cumpla el principio constitucional de paridad de genero tanto en las 15 gubernaturas, 32 candidaturas a los congresos estatales, a las presidencias municipales y a las candidaturas a los 500 escaños a la Cámara de Diputados.

La novedad electoral tiene también otros ingredientes a parte de las candidaturas de paridad de género, y es la reelección inmediata de diputados federales, locales y presidentes municipales que tiene como objetivo tanto en el caso de los congresos y ayuntamientos, la de profesionalizar las funciones legislativas y municipales, pero también la reivindicación de la actividad política.

Abundan interesantes momentos democráticos procedimentales que unos interpretan como el premio o el castigo que van a recibir los diputados federales, locales y presidentes municipales por su ejercicio. Sin embargo, no hay que perder de vista que la reelección pone bajo la lupa mecanismos de rendición de cuentas y además a una serie de eslabones que ubican una gestión de distinta naturaleza en observación y ésta es la legislativa, con funciones de observación, rendición de cuentas y contrapeso, de fiscalización y las que definen las facultades propias de un legislador federal, local y munícipe, la del ejercicio del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial, de las garantías constitucionales y de la misma ley convertida en políticas públicas a cargo de gobernadores y munícipes.

Elección legislativa

Las elecciones que se han dado en identificar como intermedias y que tienen que ver con la renovación de los 500 escaños de la Cámara de Diputados federal, exhiben estadios de una relación con una de las cámaras del Congreso Federal y su relación con sus electores. Pone en la mira la naturaleza de la responsabilidad de las funciones de una cámara de representación popular que se configura en una geografía electoral nacional comprendida en 300 distritos.

Esta elección en lo particular nos muestra la naturaleza de una de las Cámaras del Congreso de la Unión que se encuentran definidas en la Constitución en el artículo 73, como son en primera instancia las funciones legislativas, y la definida a diputados como es la aprobación presupuestaria, la de expedir el Bando Solemne para dar a conocer en toda la república la declaración de Presidente Electo que hubiere hecho el TEPJF; coordinar y evaluar, sin perjuicio de su autonomía técnica y de gestión, el desempeño de las funciones de la Auditoría Superior de la Federación, en los términos que disponga la ley; ratificación del secretario de Hacienda hecho por el Titular del Poder Ejecutivo; aprobar el Plan Nacional de Desarrollo, revisión de la Cuenta Pública y los que determine la Constitución.

Estos comicios nos muestran las vinculaciones de los perfiles de la representación como también la vinculación de los diputados con el ciudadano común, con los contrapesos y tensiones de la real politic entre las élites locales y federales, la realidad de los liderazgos partidarios, la representación política, los compromisos ideológicos e intereses económicos en balance, las identificaciones políticas con los grupos de poder, las relaciones y representaciones con los ciudadanos de a pie, el perfil del candidato/a y su relación permanente con sus electores, la transparencia del ejercicio legislativo, el desempeño legislativo, la calidad de la carrera política, las políticas de comunicación, la naturaleza de las acciones políticas públicas, legislativas que han derivado en construcciones de cambio.

Las características de esta elección y su naturaleza no pueden ni definirse ni encasillarse como elecciones intermedias, ya que son todo menos simples como es la fórmula de un intervalo de tiempo en una elección federal y otra que tiene como parámetro la gestión sexenal del Poder Ejecutivo y la representación federativa cuya responsabilidad se manifiesta en la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.

Derechos

En suma, el votante mexicano corre armado de sus derechos a voto a inaugurar una nueva etapa de nuestra democracia que requiere de una plataforma consistente que le permita al votante asumir un voto informado para aterrizar sus aspiraciones políticas e ir más allá en la perfección de nuestra democracia.

Este proceso electoral voluminoso y complejo parece requerir de otros elementos fundamentales, no sólo en razón de la legitimidad electoral que debe identificar a un Congreso surgido de los ciudadanos y ante un Poder Ejecutivo arrollador definido por la tendencia a la construcción de mayorías que no han tenido origen en las urnas sino que han sido creadas a través de alianzas.

Los ciudadanos requerirán para construir su voto de diversos canales y contenidos de la más amplia diversidad sobre quiénes son los candidatos, a quienes, representan, qué ofrecen, cuál es la viabilidad de su oferta política, a quién representan, a qué grupos representan y qué aportan a la democratización de las políticas públicas, a la democratización del poder, a la rendición de cuentas, a las causas de los distintos sectores populares.

La participación ciudadana todavía puede salvarnos, se requiere que el ciudadano y ciudadana libre de dogmas y de hambre salga a votar, de lo contrario nuevamente estará el voto duro clientelar que materialmente asalta las urnas y nos impone un gobierno que no elegimos pero que debemos soportar aún quejándonos porque en su momento no quisimos participar.

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