MIguel Sánchez
La pregunta era inminente: ¿profesor hay elementos para que se pueda anular la elección de los nuevos integrantes del Poder Judicial?
Comenzar por el principio, aconseja la vieja máxima. En 2024 se aprueba por el Poder Legislativo la renovación del Poder Judicial, a la carrera, de manera apresurada y atropellada; sin más reglas que el cambio por el cambio. Así sobre las rodillas inicia un proceso para elecciones a nivel nacional lleno de trampas y tropiezos.
Como primer paso se lanzan convocatorias por cada uno de los poderes del Estado y se crean Comités a modo en cada uno de ellos que pudieran evaluar los requisitos y la idoneidad de los candidatos a pasar a un segundo nivel: La tómbola. Si, a la que se le cayeron las pelotitas con los números de los candidatos, y después de someterse a la suerte supuestamente pasar a la siguiente etapa.
Con excepción del Comité del Poder Judicial, en los otros dos todo fue una verdadera pachanga, no se preocuparon por hacer algo para valorar la idoneidad, solo se concentraron en verificar la documentación con cuestiones tan risibles, tanto en México como en el extranjero, de las famosas 5 cartas de recomendación de los vecinos del lugar donde vivían los candidatos. Se les dio más importancia a estas cartas que a verificar que los candidatos no tuvieran antecedentes penales, incluso encarcelados.
Aparentemente todo caminaba como miel sobre hojuelas hasta que apareció la triste realidad. El número de candidatos no era el suficiente para tener las ternas de al menos tres personas por espacio, así que se recurrió a los amigos de los amigos (primera etapa de acarreo) y ¡Oh sorpresa! se inscribió a personas que nunca pensaron estar inscritos ni tramitaron su inscripción, y se subió a los rechazados por no haber cubierto los requisitos.
Pero si algo andaba mal, se puso peor. El Poder Judicial y su comité rechazaron enviar las ternas en cumplimiento a una suspensión de amparo, por lo que en automático y conforme a la modificación constitucional, debió de haberse dejado completamente fuera las ternas que no se enviaron por el Poder Judicial. Pero sin el menor recato y como una mas de las ocurrencias del presidente del Senado “Fernández Llorona”, subieron ilegalmente todas las propuestas que dejó de mandar el Poder Judicial como parte del Legislativo.
Rompiendo más reglas y sin ningún recato, pero con ayuda de los tres integrantes oficialistas de lo que queda de Sala Superior, en lo que alguna vez fue el Tribunal Electoral, se determinó que los partidos políticos podrían intervenir en la publicidad de la elección de la que ningún ciudadano de a pie se había enterado de su existencia.
Obvio no fue una inocentada el fallo a favor de abrir la propaganda sobre la elección judicial, y con ello, comienzan a aparecer “acordeones” como los que cotidianamente se usan para hacer trampas en los exámenes de la escuela. Una vez que el INE determinó el tipo de boletas a utilizar, lo mas sencillo era poner los números oficiales y repartirlos a través de la estructura nacional de los servidores de la nación y empleados del ISSSTE a nivel nacional, para que fuera la guía y la instrucción que debía seguirse a pie juntillas; tal como lo hicieron.
Los resultados son de una asquerosa elección, en la que se sirvieron a manos llenas sin controles ni contrapesos, en el 90.3% de las casillas obtuvieron la mayoría de los votos entre tres y cinco aspirantes del acordeón para la elección del Tribunal de Disciplina Judicial; en nueve de cada diez casillas votaron de manera idéntica por los cinco espacios de la boleta, a pesar de que había 38 opciones para votar. En el caso del Tribunal Electoral en el 90.6 de cada 10 casillas se votó de manera idéntica en una boleta con 15 nombres. Algo similar para la elección de ministros. ¿Coincidencia pura? ¿o trabajo sistemático previamente elaborado?
Ahí no paran las trampas, en el conteo de las boletas se encontraron boletas que nunca se doblaron para que pudieran entrar en la urna, por el orificio que se tiene para ello y que por supuesto es mas chico al tamaño de una boleta sin doblar (boleta planchada), de tal manera que la introdujeron a la urna previamente llenadas, con datos idénticos a los acordeones, al momento del armado de la urna para lo que es obvio hubo complicidad en los funcionarios de casilla, si es que había funcionarios. Votaciones que sugieren una participación mayor al 100% de la lista nominal en algunas casillas, sobre todo las del sur del país que le dan el triunfo a un desconocido de todos menos de López Obrador.
También hubo casillas “Zapato”, las que tienen de manera idéntica los resultados para los candidatos sin cambio alguno, pero con una votación cercana o del 100% de ciudadanos en la lista nominal, ningún voto diferente en toda la urna.
Todo lo anterior nos da una visión clara que hubo irregularidades y alteraciones, antes de la jornada con los nombramientos irregulares y sin cumplimiento pleno de los requisitos de los candidatos, ante las prisas por llenar ternas. La intromisión del partido Morena y sus brazos desde el gobierno en los servidores de la nación para distribuir los acordeones y convencer a los beneficiarios de programas sociales de salir a votar en los términos del acordeón. Las trampas en las casillas para rellenar urnas y usar boletas de los ciudadanos que no acudieron a votar ante una nula vigilancia de origen en las casillas.
Falta una parte adicional y muy importante, en la calificación de la elección, el INE con sus consejeros oficialistas y de los autores de ocurrencias como la de no anular las boletas no utilizadas, están tirando a la basura miles de votos de ciudadanos, al dejar sin efecto a los ganadores reales, para poner por una supuesta “equidad de género” a mujeres, dejando fuera sin explicación alguna a los varones que con el apoyo ciudadano tuvieron mayor número de votos. Un nuevo criterio nada democrático porque ahora no basta con ganar con el mayor número de votos, hay que usar faldas, aunque ello vulnere los máximos principios de la voluntad popular.
Pero si esto fuera poco, los observadores de la OEA que testificaron la serie de irregularidades y que en términos diplomáticos descalifican el proceso señalando que no se recomienda para otros países. Ante tanta irregularidad manifiesta con nuevas trampas que superan al “ratón loco”, al “carrusel” a la “operación tamal o pancita” etc. Etc., de los mejores tiempos del PRI, lo congruente seria declarar LA NULIDAD de la elección; pero sabemos que va a pasar en el Tribunal Oficial Electoral. ¡La democracia ha muerto! ¡Viva el Rey! de Palenque, que todavía manda.