Segio Faz
«Escribí esta novela como un ejercicio de memoria para pasar el duelo por la muerte mi madre, y como todo ejercicio de memoria hay mucho de ficción en ella. Cada uno de nosotros recuerda de manera distinta como sucedieron las cosas, aunque hayamos estado juntos en los mismos sitios y la misma hora; cada uno agrega pequeños detalles, fragmentos y piezas de información al rompecabezas infinito del pasado en un intento por reconstruirlo.Durante la escritura descubrí que esos pequeños actos de crueldad doméstica, que suelen darse en las familias, llevan dentro pequeñas dosis de amor: un amor que no sabe encontrar el rumbo y que como el agua sin cauce lo arrasa todo. Descubrí que por mucho que esperemos la muerte nunca estamos del todo preparados y que después de ella la vida se impone con fuerza y nos impulsa a seguir. Descubrí también que a pesar de nuestros esfuerzos por recordar siempre vendrá el olvido porque éste habita en nosotros y nos carcome por dentro, igual que hace con las casas abandonadas.»
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