Las encuestas y el debate

Autor Congresistas
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Miguel Sánchez

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La pregunta en la clase iba a venir en cualquier momento: ¿maestro las encuestas y los debates sirven para algo en durante las campañas electorales?

Para responde me gustaría señalar que está por comenzar la guerra electoral para el proceso del 24 pero estaría mintiendo. La propaganda y difusión comenzó desde hace mucho tiempo, los tribunales y el INE podrán darle la tónica de una ley obsoleta al decir que se puede tratar de actos de precampaña, sin embargo, también las precampañas tienen una fecha de inicio que no ha llegado.

¿Qué es entonces lo que vemos en las calles todos los días con anuncios de políticos que pretenden gobernar? Obvio, vulgar propaganda adelantada. No se requiere ser experto, basta con preguntar en cualquier paradero a los ciudadanos de a pie, sobre que se imaginan que sean todas esas bardas, camiones y posters que circulan con nombres e imágenes de quienes todos sabemos que aspiran a gobernar en nuestro país. La respuesta es clara y directa: ¡propaganda de campaña política!

¿Es en serio que nuestras autoridades no quieren verlo como lo apreciamos los ciudadanos? Sobre todo en el Tribunal Electoral, que tiene como objetivo dar claridad a las leyes de la materia. Que tristeza, pensar que para eso les pagamos. Así que ante una clara y descarada propaganda adelantada cuyos fines son llegar a obtener un puesto de elección popular, no queda mas que prepararnos para lo que sigue que va a ser en la misma tónica de lo que tenemos hasta hoy, el partido en el poder al mejor estilo de la hegemonía priista, estará inventando nombres y acciones para burlar la ley y no dejar el poder.

Así, dentro de las medias mentiras que se nos presentan, tendremos también que “chutarnos” la encuestitis que está por venir. Otro de los elementos que se pervirtió con la sucia política que tenemos en México. Las encuestadoras pasaron de ser elementos de apoyo metodológico a “Sastres de la estadística”. Nadie las contrata para que señalen que van perdiendo o que no los conocen, sino que forman parte de la propaganda política de los candidatos y partidos, algo que se puede denominar como “engaña bobos” de las campañas.

A pesar de la regulación de la difusión de propaganda política en los medios de comunicación, pero cobijados bajo el ancho manto de la libertad de expresión, es común conocer como se ofrece el “combo” de propaganda política que incluye notas informativas, entrevistas, horarios de mayor raiting y opiniones favorables de sus mejores plumas; y por supuesto, también ofrecen encuestas a modo. Esto además de las nuevas casas encuestadoras que surgen por generación espontanea para promover a sus contratantes.

Ante este panorama y la duda generalizada de la ciudadanía sobre los números que presentan y la manera de presentarlos, siempre nos preguntamos ¿de veras piensan que los ciudadanos creemos las cifras que nos dan a conocer? La popularidad presidencial nos da el mejor ejemplo. No es lo mismo que el presidente sea conocido por los mexicanos a que sea popular, o que tenga aceptación por sus políticas públicas; pero las encuestadoras y los medios lo presentan en un concentrado y revuelto porcentaje como si fuera lo mismo. ¡Que así sigan van bien! Si hay a quienes engañan todavía.

Por otra parte, tendremos también la figura de los debates. Figura que se puso de moda para las elecciones del año 2000, como siempre pretendiendo emular la democracia norteamericana. Nunca fueron realmente como se esperaban y menos cuando se pervirtieron en vulgares encuentros de insultos y ocurrencias entre los candidatos.

El debate serio pretende confrontar ideas y políticas de gobierno para que los ciudadanos pudieran definir quien podría ser el mejor gobernante. Lastima que la felicidad duró muy poco. De nada sirve conocer recetas de cocina si al final el cocinero no las cumple. Hemos comprobado que en los debates es muy fácil mentir para presentar lo mejor que se pueda imaginar, hacer referencias a Dinamarca, Suecia o Alemania, al final solo es de los dientes hacia afuera.

¿Qué pasa cuando se presenta una diferencia entre lo que se ofrece en un debate y lo que realmente se da posteriormente en el ejercicio de gobierno? ¡Nada! ¡Absolutamente nada! No hay manera de que los ciudadanos podamos exigir el cumplimiento de las promesas; nuestro sistema político no está hecho para eso. Solo queda aguantar a que se llegue el plazo de conclusión del mandato de gobierno y pensar que el que llegue sea mejor.

Los debates por desgracia, también se han convertido en parte de la propaganda de los candidatos. Se paga a los medios para que difundan a un supuesto ganador con la finalidad de influir en los votantes. Se compran granjas de bots y opiniones de Influencers para hacer del debate otro medio más de propaganda, aún si el debata a caído en lo cómico, tragicómico, aburrido o de plano lleno de insultos que le llegan a tocar al propio moderador. Ahora los ataques también son contra los moderadores. ¡El colmo!

Bajo esta tónica lo único que podemos esperar para el proceso del 24 es que sigan los abusos del partido en el poder y su presidente, propaganda super adelantada sin reglas y cuando llegue el momento: encuestas y debates que sirven solo a quien paga mas para difundir sus ganadores. Al final solo tendremos “más de lo mismo”.

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