Espantajos comunicativos

Autor Congresistas
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Bulmaro Valvidares y Claudia Valdés

Reflexionando sobre el significado que puede tener en los niños el poder, iniciamos una luminosa caminata, desde los términos de la comunicación social de Habermas, pasando por el simbolismo de Bordieau y la penetrante visión de Zaffaroni, hasta la reveladora visión de Foucault.

Bajo otra óptica, cruzando los laberintos de los atajos tecnológicos no debe pasar inadvertida la comunicación social, que más que respuestas nos plantea interrogantes en términos democráticos y de la verticalidad del poder, de la inclusión y de la exclusión, del premio o del castigo.

Navegantes de las atmosferas radiofónicas, como internautas de continentes en la soledad acompañados por una computadora, un teléfono móvil, una tablet, la emisión de una mañanera, un aromático café bebido a sorbos acompasados por la televisión, anuncian el día, uno no escapa a preguntarse sobre la calidad de las interconexiones.

Fiel a la soledad en compañía de Jurgen Habermas, escapa la pregunta ¿de qué hablamos cuando nos sentimos comunicados, representados o identificados con el poder? Remitiéndonos a Platón, explica que el poder consiste en el conocimiento que poseen las personas sobre las ideas y la experiencia que construyen la realidad sensible, que se expresan a través de la comunicación social.

Hoy nos encontramos atrapados dentro de un viaje cíclico, que aturde nuestra imaginación y no permite ver la realidad por la que se atraviesa, en donde la comunicación ha sido despojada del consenso dado por Habermas, quien considera que es el fundamento de una verdadera sociedad democrática, para ser manipulada por una élite.

Sin embargo, las tendencias de amarrarlo al puño y concentrarlo resultan una constante, movilizando una oligarquía de tal o cual color, que suplanta los ideales de una participación activa de los ciudadanos por una acción comunicativa facciosa y cuadrada, suplantando la búsqueda del entendimiento común por los intereses personales, por el individualismo.

En la travesía se une al acompañamiento Michel Foucault, para recordarnos que el poder deriva de la imposición de ideologías relacionadas con el conocimiento y su concentración, ejercida mediante la observación y vigilancia de patrones y sus dinámicas.

Bordieu, invitado a la cita de nuestro supuesto viaje, nos lleva por la comunicación simbólica ejercida a través de la violencia y sus sutilezas, nos remite a una forma de poder que se ejerce disfrazada con valores y significados morales, esto es, nos ofrece una ficción de gratificantes que nos envuelven en valores aspiracionales supuestamente mejores o probablemente lo sean, resumiendo una cuestión de azar o de perfil de otras realidades para gratificarnos.

Estamos frente a una rueda de la fortuna que se asemeja a una tómbola, donde todo mundo encuentra su oportunidad, en ese ganar y vencer hay un laberinto de las desigualdades, en ese laberinto donde se es igual ser vencedor que vencido, entran en juego los espejos de la deformidad, donde un grupo impone sus símbolos y significados sobre los demás.

En la pesadilla de la realidad de contrastes, del fantasma de lo que es felicidad o de lo que es tragedia nos encontramos con la desnudez de Zaffaroni, que con lupa de plástico o de cristal, ciegos o no, nos lleva por los desaforados espacios del poder y de los justiciables, enmarcados bajo la tutela de un poder hecho justicia.

Zaffaroni, dibuja la cartografía de la representación de la ley, de las penas y su socialización como deber de Estado, además de materializarse como sustancia educativa y comunicativa del ejercicio del mando, las palabras son como nos dice Zaffaroni, producto de una determinación que se adopta a la distancia y se recicla en legislación tras legislación como los continentes perdidos de la justicia, en suma, los códigos se han convertido en catálogos acumulables de dominio y de castigo.

La comunicación para Zaffaroni, encarna también la amenaza, la conclusión de la verticalidad escudada en el orden social, degenerando en el abuso de la acción comunicativa, porque la acción comunicativa no sólo es verbal, también se manifiesta en la manera en que se aplican las leyes y en la imposición de sanciones, afectando la igualdad y la justicia social.

Y así quedamos ebrios por la luz led y las bebidas solubles, incomunicados… des apalabrados y paralizados.

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