En México, la protección y el bienestar animal son temas que demandan mayor atención desde el ámbito legislativo. Durante su mandato, el expresidente Andrés Manuel López Obrador presentó una propuesta de ley con el objetivo de fortalecer el marco jurídico para garantizar el cuidado ético de los animales, prevenir su maltrato y fomentar una convivencia respetuosa entre humanos y animales.
La reforma al artículo 3º, 4º y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos busca reconocer a los animales como seres sintientes, elevando a rango constitucional su respeto y protección. Ese criterio, fundamentado en avances científicos, filosóficos y éticos, subraya que los animales poseen la capacidad de experimentar sensaciones y emociones como el dolor y el placer al igual que el ser humano. Estudios en neurociencia y comportamiento animal han demostrado que muchos animales tienen sistemas nerviosos complejos que les permiten sentir, lo cual ha sido respaldado por filósofos como Jeremy Bentham, quienes destacaron la relevancia del sufrimiento animal en condiciones normales.
Esta iniciativa responde a una creciente preocupación social y académica sobre la necesidad de regular prácticas que afectan a los animales, como el abandono, el sacrificio inhumano en rastros, experimentación médica incluyendo su empleo en ritos de diversas culturas y el uso de animales en espectáculos como corridas de toros y peleas de gallos. También contempla aspectos clave como la regulación de la cacería, la crianza de animales de ornato y el desarrollo de políticas públicas para el manejo ético de animales callejeros, inspirándose en ejemplos exitosos como el caso de Estambul.
En esa ciudad que se encuentra en los límites de Europa y Asia, se han implementado programas integrales de cuidado animal que incluyen dispensadores de comida, refugios seguros y campañas de esterilización masiva. La propuesta mexicana busca adaptar estas prácticas al contexto nacional, priorizando las necesidades específicas de nuestra fauna doméstica y silvestre.
En el ámbito jurídico, el reconocimiento de los animales como seres sintientes ha sido incorporado en legislaciones internacionales, como en el Tratado de Lisboa de la Unión Europea, lo que refuerza la obligación de considerar el bienestar animal en políticas públicas. Asimismo, organizaciones como la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) promueven directrices basadas en este principio. Al considerar a los animales como seres sintientes, la reforma no solo abarca a los animales de compañía, sino también a los animales silvestres y aquellos que han acompañado al ser humano en diversas tareas, incluyendo su contribución en el ámbito de la salud. Este enfoque enfatiza la responsabilidad ética de garantizar su bienestar y promover un trato digno en todos los contextos.
Cabe destacar que la propuesta pudo haber sido influenciada por la observación de la vida cotidiana, como los gatos que habitan los jardines de Palacio Nacional, y fue enriquecida gracias al diálogo con organizaciones civiles dedicadas a la protección animal.
Es importante concientizar a los ciudadanos para que conozcan la ley recién aprobada, den seguimiento a los procesos de las legislaciones secundarias y participen activamente en su implementación. Esto no solo permitirá garantizar su cumplimiento, sino que también fomentará la creación de una cultura de respeto y amor hacia los animales.
Campañas educativas, programas comunitarios y espacios de diálogo público pueden ser herramientas clave para sensibilizar a la sociedad y motivar la adopción de prácticas éticas en el trato hacia los animales. Este esfuerzo colectivo contribuirá a la construcción de un mundo más justo e inclusivo, donde todos los seres vivos puedan coexistir en armonía.