Política Económica actual: Limitaciones y opciones

Autor Congresistas
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Judicial

Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, A.C.
Relatoría Héctor Barragán Valencia
(segunda parte)

Hemos tenido la oportunidad de publicar en estás páginas una serie de despachos sobre de trabajos en materia judicial como también económica elaborados por el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, A.C., que preside Clara Jusidman e integran Miguel Basáñez Ebergenyi, Enrique Provencio Durazo, Juan Carlos Moreno-Brid y Francisco Suárez Dávila.

La claridad de las exposiciones en temas tan complejos y especializados es la motivación para acercar a los interesados a la economía y las finanzas, como acompañamiento de la gestión pública y la política. Agradecemos a la presidenta del Centro la publicación.

Si bien los temas económicos y financieros son complejos, también constituyen lo mismo el presupuesto nacional como el personal, o el que administran millones de mexicanos en sus hogares. La buena voluntad de los estudiosos permite que los que no lo somos tengamos las herramientas y las explicaciones que necesitamos para buscar entenderlos. Y es que la marcha de la economía y la política no pueden reservarse a la exclusiva información de las elites.

El Centro Tepoztlán nos comparte una serie de reflexiones en torno a la política económica del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. En el trabajo anterior se habló de que se planteaba en cuatro pilares: reducción del gasto público que afecta a la inversión y la operación de la administración pública; incrementa el superávit primario, para privilegiar el servicio de la deuda pública; disminución de impuestos a la frontera norte del país, que es la zona más rica y dinámica de México, en detrimento de la igualdad regional y libre comercio, vía el T-MEC.

Gracias a la espléndida relatoría de Héctor Barragán Valencia conocemos con puntualidad una serie de reflexiones vertidas en el primer despacho publicado en el número anterior a cargo de Enrique Provencio Durazo, Juan Carlos Moreno-Brid y Francisco Suárez Dávila, y entre las que destacan las conclusiones sobre las pautas marcadas en 2018 por la Ley de Ingresos, el Presupuesto de Egresos y los lineamientos y tendencias de la economía nacional para el corto, mediano y largo plazos, elaborados por el nuevo equipo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y aprobados por el Congreso de la Unión, en una ruta de cambios nacionales e internaciones.

En amenas e ilustrativas charlas y deliberaciones, los miembros del Centro en diversas mesas unas moderadas por Eugenio Anguiano Roch, plantearon distintos enfoques como el que si no se discute el problema de los ingresos, será difícil que cambie el paradigma neoliberal. Sostuvieron que para lograr una política económica post-neoliberal es necesario dotar al Estado de ingresos suficientes y de capacidades administrativas para gestionar el nuevo modelo económico, que se perdieron durante los últimos 36 años.

*Agregan que es comprensible que durante la campaña se haya soslayado el problema o comprometido a mantener el *statu quo relacionado con los ingresos de la hacienda pública, pero ahora resulta incomprensible mantener el mismo discurso durante el proceso de transición, y más si se consideran los ambiciosos proyectos de la 4T.

Alertaron que en el caso se centra al proceso perverso de la crisis fiscal que ata de manos la acción pública e impide enfrentar la pobreza y la desigualdad, así como un crecimiento sustentable. Observan que la reforma hacendaria es imprescindible para revertir la tendencia de bajo crecimiento que el Banco de México proyecta para los próximos 10 años de 2.1%, por debajo del crecimiento histórico de las últimas décadas.

Gracias a las inquietudes por difundir los trabajos del Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, A. C., de su presidenta Clara Jusidman, conocemos que para crecer al 4%, la economía mexicana requiere de gastar cuando menos seis puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) más de lo que actualmente se gasta. Destaca que el ahorro tanto privado como publico resulta insuficiente para enfrentar los gastos que demanda la inversión, el gasto social, el pago de pensiones y las obligaciones de la deuda pública. Se reconoce que en México se requiere de una reforma fiscal, de igualar para crecer pues debido a las tendencias actuales del mercado externo ya no será la palanca de desarrollo que le funciona también a algunos países.

Indicaron que en la reunión nacional bancaria que tuvo lugar en Acapulco, Guerrero, en marzo de 2019, el presidente López Obrador desechó la opción, por lo que se estima que será prácticamente imposible que pueda lograrse simultáneamente una mayor inversión pública necesaria para generar empleo, elevar el gasto en desarrollo social y cubrir las obligaciones públicas.

Indicaron los especialistas que debido a las condiciones internacionales críticas, es muy posible que la presente administración del gobierno requiera de una política contracíclica para evitar una fuerte caída del crecimiento económico y por ello la emergencia de problemas sociales. Reconocen que se hace necesario que los recursos del fondo de estabilización económica no se utilicen para el pago de la deuda y que se replanté la política petrolera para dar prioridad a la exploración, recuperación de reservas y extracción de petróleo.

Cabe precisar que el pago de una deuda no es pago de política cíclica, el que la medida satisfacen a los acreedores, pero no contribuye al crecimiento: Lo contrario ocurre si los recursos se utilizan para aumentar la inversión. Debido a las críticas condiciones internacionales, es muy posible que en algún momento de la presente administración el gobierno requiera una política contracíclica para evitar una fuerte caída del crecimiento económico y posibles problemas sociales. Por ello es necesario que los recursos del fondo de estabilización económica no se utilicen para el pago de la deuda.

Se apunta que el pago de la deuda no es política contracíclica y que la medida satisface a los acreedores pero no contribuye al crecimiento. Lo contrario ocurre cuando se utilizan para aumentar la inversión.

Describieron un entorno interno igualmente muy complicado como: la política monetaria del Banco de México que es altamente restrictiva, lo que limita la inversión productiva y favorece la inversión en cartera, al tiempo que atrae capitales de corto plazo por los altos rendimientos que se ofrecen en pesos. Este factor no abona al crecimiento de las exportaciones. Ante este panorama es necesario invertir las prioridades, toda vez que enfrentamos restricciones externas y condiciones internas procíclicas: política fiscal y monetaria que frenan el crecimiento y la exportación.

Ello implica contar con una nueva política industrial que potencie las cadenas productivas, y ponga especial énfasis en inversión, educación, salud y ciencia y tecnología. En este panorama hay un punto interesante que puede tener efectos positivos. El tema se relaciona a la reforma laboral que puede contribuir a incrementar los salarios y a revertir la caída de la masa salarial como proporción del PIB, pero su impacto no es inmediato.

Asimismo, hay que considerar los efectos posibles que conlleva este cambio, tales como un crecimiento de las huelgas con el fin de mejorar los sueldos y las condiciones laborales de los trabajadores. Indicaron que a corto plazo su efecto puede ser mixto. A mediano plazo es previsible un aumento de la inversión en equipo para automatizar los procesos productivos lo que, si bien incrementará la productividad laboral, al mismo tiempo puede causar la desaparición de los puestos de trabajo menos calificados, en detrimento del grueso de los trabajadores mexicanos. En todo caso, el camino por recorrer es incierto.

El desenlace posible de tan complejas condiciones económicas es un aumento de la pobreza y la desigualdad, reconocen que resulta muy triste y peligroso para la estabilidad social y política un abrupto desengaño de la gente que tanta ilusión y esperanza depositó en el gobierno de AMLO. Por tal motivo es relevante que el presidente no condene la voz de los expertos ni menosprecie sus conocimientos.

Para el último expositor del Centro, es de lamentar no ser más optimista que los demás especialistas que han expuestos sus puntos de vista, advierte que el nudo gordiano del tema atenaza al desarrollo de México y desglosó una serie de temas como un sistema fiscal que no recauda, un sistema financiero que no finanza; y una economía que crece muy poco y no es incluyente.

En opinión del expositor y a juicio de los anteriores expositores, se presentó un panorama global de las circunstancias macroeconómicas del país y en el mundo, razón que lo lleva a enfocar algunos aspectos y supuestos tendientes a fortalecer al sistema financiero y a relanzar la economía con los siguientes criterios.

1) acelerar el mediocre crecimiento del 2% a niveles mínimos de 4%, lo que demanda una gran motivación y consenso nacional y además ser el eje del Plan Nacional de Desarrollo (PND), alineando todas las políticas; 2) Definir políticas sectoriales en áreas claves para el desarrollo, y un factor fundamental como lo es una política industrial y tecnológica moderna; 3) no se logra crecimiento y políticas industriales si no están sustentadas en una política de financiamiento del desarrollo; ello implica renovar y fortalecer la banca de desarrollo para financiar y guiar la inversión a áreas de frontera, como lo han hecho los japoneses, hindúes, chinos, lo que demuestra incluso nuestra experiencia nacional en el periodo económico más exitoso que va desde 1953 a 1973 donde Nafin fue la banca de desarrollo industrial.

Comentó que según los indicadores nuestro “modelo de desarrollo liberal a la mexicana”, el del “estancamiento estabilizador”, requiere cambios fundamentales. Indicó que en opinión de Paul Robin Krugman y Joseph Stiglitz ya pronunciaron la “defunción del modelo”. El presidente López Obrador se suma a esta tendencia, declarando también la “muerte” del modelo neoliberal de los últimos 36 años y se le confiere que tiene toda la razón. Sin embargo, no hay congruencia.

En por lo menos tres temas, lejos de “sepultar” el modelo, lo ha revivido: 1) privilegiando una política fiscal ortodoxa, como la neoliberal, combatiendo a la inflación y primando la apertura de la economía, a través del T-MEC; 2) sin el aumento de impuestos, introducción de impuestos progresivos, y reduciendo el ISR a 20%, como Trump, para las empresas y el IVA en la zona norte más próspera del país; 3) la compactación de la Banca de Desarrollo, Bancomext y Nafin (como parte de la política bancaria, ante los banqueros se ha comprometido a no regular las comisiones, sino dejarlas a la libre competencia, lo que concluye en neoliberalismo puro.

Reconoce el expositor que hay una importante reorientación del gasto público a la política de Bienestar Social, lo que no le resulta suficiente para impulsar el crecimiento de la economía. Manifestó que el impacto positivo en la demanda agregada es insignificante si no se vincula a tres estrategias públicas: política industrial; de financiamiento para el desarrollo (donde banca pública y privada tengan como finalidad promover el desarrollo); y monetaria que descanse en un doble objetivo: el crecimiento económico y la estabilidad desde precios, no como hasta ahora que sacrifica el crecimiento para controlar la inflación. Como esto no está en el horizonte del gobierno federal, no es extraño que todos los indicadores vayan a la baja y apunten hacia la desaceleración, o a una recesión, muy lejos de la meta propuesta de la 4T de crecer a 4% anual.

Continuará…

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