La celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, ocurre en una fecha en la que la contabilidad de esa violencia en México es ascendente, imprime el ritmo de interminables estadísticas, da parte de una lucha contra el crimen organizado, se ubica en el vértice de una pandemia, de una contracción económica, del confinamiento y distanciamiento social, pero además se acompaña de una serie de discursos políticos repetidos, propuestas reeditadas y cuestionables por sus probados resultados ante la escala del día del nunca más y el derecho a las mujeres de vivir libres y sin violencia y del ¡Ya basta!
Sin duda la violencia de cualquier naturaleza contra las mujeres es global y local, y compromete al Estado a su erradicación, al Poder Ejecutivo, a los congresos federales y estatales, a los órganos de gobierno, a la administración de los organismos autónomos y sociales, a la sociedad en su conjunto a saldar una deuda de justicia acumulada remontando a la acción las fronteras del discurso para ubicarse en el terreno de la cultura.
Hoy la rueda de la fortuna de las celebraciones a nivel global recicla los temas feministas, motiva a las movilizaciones, replica las protestas, las tomas de calle y de tribuna, estremece las viejas asignaturas pendientes y pone luz sobre los derechos conquistados, ese estire y afloje, esos pasos atrás y para adelante y la acción criminal que se cristaliza en México con 11 feminicidios diarios y el reiterado discurso de compromiso con las mujeres.
En Palacio Nacional, las dos Cámaras del Congreso de la Unión, la de senadores y de diputados, responsable de aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación, seguida de la dinámica pública de las 32 entidades federativas, los congresos estatales y los 2,467 municipios del país, no estuvo ajeno al discurso del combate a la violencia contra las mujeres y una contrastante realidad, los compromisos con las mujeres, para quedar pendiente y entre barrotes a lo que se comprometen las palabras.
En la conferencia matutina, el presidente anunció la presentación del informe sobre las política que emprende el gobierno federal a fin de enfrentar “esta violación a los derechos humanos de las mujeres, todo lo relacionado con el combate a la violencia, al maltrato de las mujeres en México y, desde luego, en el mundo”.
Seguido, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, flanqueada por el subsecretario Alejandro Encinas y Karla Quintana Osuna, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, acompañada por compañeras del gabinete, precisó lo emblemático de la fecha para los movimientos de las mujeres, e informó sobre el inicio de activismo a 16 días de establecidos por la ONU contra la violencia hacia las mujeres, para desplegar su discurso.
Para Sánchez Cordero en el terreno de las definiciones y de las realidades, las concepciones importantes remiten a que “el machismo mata, destruye la vida de las mujeres y limita el desarrollo de nuestro país. No permitamos que la discriminación condicione el acceso a las oportunidades, olvidemos los prejuicios y estereotipos, y el cambio está en nosotras”. Agregó, que la ruta apunta hacia el cambio cultural porque tiene repercusiones en “la estructura social y del tiempo, porque no es un tiempo para actuar con medianías”.
En el orden de los conceptos se adentró por el camino de las contradicciones y los enunciados cuando sentenció “si no hiciera lo que estoy haciendo, no tendría cabida en esta 4T, cuando es inevitables ponerse al margen de los presupuestos designados a los derechos de las mujeres y a procurar la igualdad y el cese de la violencia”.
Sumó a la reflexión el orden de los días “y así intuimos el abismo de la pandemia, un COVID feroz que ha multiplicado la violencia hacia las mujeres y ha puesto en entredicho los derechos humanos”. La secretaria nos lleva por una inevitable comparación que va delatando las estadísticas que vivimos a diario, para decirnos : “de nada sirvieron los principios y derechos plasmados en la ley si no podemos garantizar que una mujer regrese segura a su casa”. Y coloca una piedra más sobre el muro de la violencia hacia a las mujeres, cuando nos recuerda que “la sociedad nos exige, la sociedad nos dice: ‘Ya basta’. Y como Gobierno de México nos sabemos obligados a evitar la reproducción de un sistema cultural machista, patriarcal”.
La exministra que hizo en el pasado sus banderas a las jurisprudencia a favor de las mujeres, con sus construcciones conceptuales nos invita a una navegación nebulosa cuando ante el hartazgo recomienda “dejamos alternativas para la paz desde las capacidades que tenemos y actuemos desde el poder personal y colectivo, aportando, exigiendo, colaborando, con firmeza y flexibilidad, pasión y empatía, inteligencia y tenacidad para defender los derechos de todas. Que paz exterior e interior hoy las mujeres pueden sentir cuando viven al borde de la incertidumbre”.
Para Olga Sánchez Cordero es inevitable referirse entre los artilugios sobre una realidad aparte “esta administración pasará a la historia como una administración comprometida con la igualdad. Aquí hay una muestra de ello: todos y todas formamos parte de este proyecto y no dejaremos a nadie atrás ni a nadie afuera”.
Anotemos para recordar y evaluar “que la prevención y atención de la violencia contras las mujeres y las niñas es un gran reto porque está en todas partes: en los hogares, en los centros de trabajo y en nuestra convivencia diaria. Por eso, trabajamos para cerrar las brechas de desigualdad e impedir que la cultura del abuso del poder siga vigente en nuestras dinámicas personales, familiares y colectivas”.
“Por eso es momento de decir basta”. Se introduce por el camino de los datos y las cifras, una vez más, por un recuento en el que nos estamos especializando tanto de de fallecimientos y contagios del COVID, como también del ya basta de feminicidios, de violencia política contra las mujeres por razón de género, de agresiones cotidianas, desapariciones y abuso sexual de niñas y mujeres y digamos sí a la igualdad.
Y se descorren los números y estadísticas de sombras: 6 de cada 10 mujeres experimentan algún tipo de violencia, 8 de cada 10 mujeres viven el temor de la agresión física o verbal al transitar por las calles, 32 niñas entre 10 y 14 años se convierten en madres y son víctimas de violencia; en el ámbito escolar, una de cada cuatro ha sufrido violencia, con mayor prevalencia la violencia sexual. Cada año son asesinadas aproximadamente 3,800 mujeres, niñas y adolescentes. Los datos nos demuestran que, innegablemente, México está enfrentando un importante problema de violencia contra las mujeres y las niñas.
Destacó las siguientes acciones: la construcción de instituciones emanadas de sus leyes y mecanismos de articulación como el Sistema Nacional de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y los respectivos sistemas estatales; la creación de un Grupo Interinstitucional de Estrategias contra las Violencias hacia las Mujeres, Niñas, Adolescentes (GIEV); acciones articuladas con todas las dependencias federales en un trabajo coordinado con una perspectiva sistémica de igualdad sustantiva, perspectiva de derechos humanos y acción local; acciones comprometidas con el compromiso internacional de México para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sustentable marcados por la Agenda 20-30; los programas prioritarios del presidente López Obrador, orientados a personas en situación de mayor vulnerabilidad, Becas para el Bienestar; creación de 217 redes de mujeres constructoras de paz en más de 100 municipios con una inversión de más de 128 millones de pesos; impulso desde la Secretaría de la Función Pública, de cero tolerancia al acoso y hostigamiento sexual en 60 instituciones de la Administración Pública Federal; acciones de transformación cultural a cargo de la Secretaría de Cultura y con una visión de transformación social a través de programas como Equitativa y Contigo en la Distancia.
Se agrega a la lista el Consejo Nacional de Población con la nueva fase de la Estrategia Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente y la erradicación del embarazo infantil; lo que alerta sobre un embarazo infantil de entre 10 a 14 años; énfasis en la prevención de la violencia sexual, a cargo de Inmujeres, a través del Fondo para el Bienestar de las Mujeres, con una inversión de más de 170 mdp para su implementación a nivel estatal y a nivel municipal; política de la Secretaría de Seguridad Pública que definió al 911 como el canal de atención a las llamadas de emergencia relacionadas con violencias a las mujeres, niñas, niños y adolescentes en todo el país, lo que ha implicado un servicio fortalecido y difundido ampliamente con capacitación de personal; fortalecimiento de los Centros de Justicia para las Mujeres como espacios de atención general a las mujeres, coordinación de los diferentes servicios de apoyo a las mujeres víctimas sobrevivientes de los diversos tipos de violencia; el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), mediante el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF), apoya con servicios especializados considerados como esenciales de forma corresponsable con los estados y las organizaciones civiles, aporta subsidios para la operación de los centros de refugio para mujeres y sus centros de atención externa, que se han ampliado en la presente administración. Al respecto no se escatimaron recursos, todos fueron otorgados y se han ejercido el 100%.
Con el Instituto Nacional de Federalismo, se trabaja en programas territoriales dirigidos a los hombres perpetradores de violencia, entre otros, el Sistema Nacional DIF atiende las violencias contra las niñas, niños y adolescentes, la Secretaría de Salud da atención integral y especializada a los diferentes tipos de violencia, especialmente a la violencia sexual con base en la Norma Oficial Mexicana 046, Instalación de Conavim de mesas técnicas de acceso a la justicia en 14 entidades federativas, destacando que en ellas participan autoridades estatales y organizaciones de la sociedad civil, Unidad de Apoyo al Sistema de Justicia en colaboración con las fiscalías generales y tribunales superiores de justicia, revisa y da seguimiento a procesos jurídicos relacionados, entre otros, con casos de violencias contra las mujeres.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a través del programa Misión, Género, Paz y Seguridad, la Guardia Nacional, a través de la División Científica, desarrolla actividades de prevención y de investigación como el programa Internet Seguro para Todas y Todos, y con su operativo CiberGuardián, al igual que Ciberinvestigaciones en materia de trata de personas, de feminicidios, pornografía infantil y difusión de las alertas Amber, Inmujeres incluye en las mesas de construcción de paz y seguridad, una agenda estratégica para la prevención, atención y sanción de las violencias contra las mujeres y la violencia feminicida, y construye nuevos acuerdos y acciones para reducción del rezago en el acceso de justicia en los municipios, Indesol promueve el establecimiento de las coordinaciones municipales, que son convocadas por las presidentas municipales y las IMEF, para promover una respuesta pronta e integral, analizar y propiciar mecanismos efectivos de contrarreferencia y analizar los casos que requieran atención colegiada, esto a nivel municipal.
Se resalta que el gobierno de México reconoce que la política nacional, es una política de Estado que requiere de una perspectiva sistémica a fin de beneficiar directamente a las poblaciones más vulnerables a través de los servicios locales, accesibles, suficientes, efectivos, y de calidad pero que además con calidad demandan de modelos de prevención, atención y sanción homologados, con mejores prácticas que permitan medir su impacto y promover mayor eficacia en el gasto público. Sostuvo la secretaria que las demandas feministas convocan a que las instituciones sean parte activa para garantizar la seguridad, integridad y vida sin violencia para las mujeres.
Mientras al mismo tiempo, en otros espacios, como en el Congreso de la Unión y en las calles, el discurso de las mujeres y sus demandas se hacen escuchar y se hacen visibles, reclamando no sólo sus derechos políticos, sociales, económicos, de salud, culturales, los derechos humanos conquistados, condiciones mínimas a vivir una vida sin miedo y sin violencia, sin temor a los feminicidios.