México y el Atlas Nacional de Riesgos. Se necesita mayor difusión

Autor Congresistas
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Óscar Negrete

Con el cambio climático los eventos naturales que sufren los asentamientos humanos son cada vez más exacerbados y peligrosos. Esto implica una llamada urgente a los congresos locales para legislar sobre derecho y desarrollo urbano, asentamientos humanos, planificación de poblaciones y técnicas de construcción sustentables. Asimismo, urge que dispongamos de planeación y estudios sobre riesgos climáticos para toda la distribución de la población; con sus consecuentes proyectos para la contención y mitigación de riesgos. Es una necesidad imperante que los departamentos y servicios de protección civil coadyuven en el diseño de los planes para enfrentar los riesgos someramente descritos en este párrafo.

En la pasada administración federal y la presente, se ha perdido mucho dinero en proyectos que realmente no benefician a la población general. El peor, desde el punto de vista ambiental es el tren maya. Desde el punto de vista económico es la cancelación del que sería el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Hasta este punto, es muy pronto para decir cuál será el daño ambiental de la refinería de Dos Bocas por su escasa producción.

El conocimiento de lo mexicano y nuestras necesidades implicaba estadística que anteriormente nos obsequiaba el INEGI. Asimismo, contábamos con un Atlas Nacional de Riesgos (ANR) que, actualmente, se encuentra publicado, pero insuficientemente difundido. No se ha educado a la población sobre la existencia de esta herramienta diagnóstica y de consulta.

El ANR se publica por el CENAPRED en colaboración con la UNAM, y el monitoreo de fenómenos naturales incluye actividad volcánica, puntos críticos de inundación, sismos y ciclones tropicales. Debido a que los fenómenos naturales golpean de forma constante ciertas áreas, es responsabilidad de los gobiernos planear el desarrollo de nuevas poblaciones para la migración de población en riesgo.

Se requiere mayor inversión en el monitoreo de riesgos naturales y en la proyección de migraciones internas para evitar el ciclo de pobreza que se repite cuando las poblaciones urbanas o rurales no pueden recuperarse del azote de eventos naturales año tras año.

La página de internet del ANR http://www.atlasnacionalderiesgos.gob.mx/ contiene material de apoyo para la elaboración de atlas estatales y municipales. La pregunta que nos hacemos es, si existen las herramientas para monitorear los desastres naturales, ¿por qué seguimos viendo en las noticias que la respuesta del gobierno siempre es reactiva y nunca preventiva? Año con año vemos al ejército mexicano activar el plan “DN-III” pero nunca vemos inversión, por ejemplo, en limpieza urbana para evitar que se tapen los sistemas de disposición de aguas pluviales y de consumo humano. La infraestructura es vieja, mal mantenida y con fugas constantes.

El clima en el planeta seguirá cambiando y las necesidades de reubicación poblacional serán cada vez mas evidentes. Asimismo, necesitamos nuevas regulaciones de construcción para vivienda, industrial y empresarial que sean más consistentes con materiales y técnicas sostenibles. No se ha invertido en infraestructura hídrica y, por eso, estados como Durango, Chihuahua, Sonora, Nuevo León y Tamaulipas luchan por mantener acceso a este recurso. Es urgente y ajeno a todo partido o ideología política que nuestros Congresos discutan y den seguimiento a programas de desarrollo urbano, cuidado ambiental, y educación de la población en materia de riesgos climáticos. 

Por supuesto, no todo está perdido, con la reducción del ritmo de crecimiento demográfico tendremos menos personas y en consecuencia familias con recursos suficientes para darles una vida digna, incluyendo una mejor educación, menor estrés por sobre explotación de recursos de la tierra, menor producción y contaminación por producción cárnica y mejores condiciones de vida en general, con la transmisión de riqueza generacional menos diluida a menos hijos. Es decir, se le da mejor vida y herencia a uno o dos hijos, que a siete o nueve.

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