Una mini agenda electoral ciudadana
Hay cosas que los ciudadanos no debemos dejar de analizar ¿cuáles han sido los resultados de gobierno a dos años, cómo se ha manejado la pandemia, se ahorraron muertes o camas, a quiénes favorecieron los créditos, cómo activamos una economía que paralizamos, vamos juntos o divididos, cómo han sido los liderazgos, cómo hemos ido construyendo el presente y cómo vamos pavimentamos el futuro, se acabó con la violencia, disminuimos los feminicidios o se incrementó la violencia contra las mujeres, se dio mayor oportunidad a los jóvenes, se crearon más empleos, se incrementó la pobreza, quiénes murieron por contagiado del coronavirus, se ha avanzado en materia de la economía formal? Se trata de una pregunta elemental.
El Instituto Nacional Electoral (INE) y los institutos electorales locales calientan motores para organizar los comicios que se proyectan como los más numerosos de la historia apoyados por un Padrón Electoral de 90 millones de ciudadanos. La aspiración por la democracia va más allá del triunfo en las urnas y tienen que ver más con lograr condiciones de bienestar, acceso a los ciudadanos a medicamentos, camas de hospital, médicos, escuelas, agua, seguridad, empleo, acceso a la justicia, equidad, presupuesto para servicios y cumplir con los derechos humanos que todos tenemos garantizados en la Constitución, más que esas promesas que de un machetazo cortó el coronavirus.
El proceso electoral si bien moviliza a las autoridades electorales, también debe sacudir a los partidos políticos que muestran una preocupación por la orientación de cómo votarán miles o millones de ciudadanos que han perdido el empleo y que ya cumplen con los niveles de la pobreza, y que además hoy necesitan de una pensión que les permita sobrevivir, cuando antes tenían un empleo o una empresa familiar que les daba posibilidades de acceso a mejores grados de bienestar.
En ese ritual de la democracia, los partidos políticos en posiciones de gobierno serán calificados por los electores, recibirán y pagaran las facturas que les entregan las mujeres que siguen siendo motivo de violencia y del incremento de los feminicidios, pero que han representado el mayor número de la población afectada por el desempleo y los impactos que ha tenido el COVID en la victimización de las personas de la tercera edad y los niños.
Así como se preparan las autoridades electorales como también los partidos políticos y los candidatos para ir a una elección, así debemos prepararnos los ciudadanos para hacer la mejor elección en un proceso en el que está en juego la posibilidad real de alcanzar gobiernos más honestos y con la posibilidad de lograr las metas y objetivos posibles y con mayor claridad que nos hemos trazado.
No se trata ni de llegar a los cuernos de la luna, pero tampoco a las calderas del infierno, de la mentira, ineficiencia, la discriminación, manipulación y corrupción. Ya no podemos ir votando por esas promesas que siempre han sido incumplidas y olvidadas, tampoco podemos desatendernos y renunciar a la participación y transparencia de la forma de cómo se gobierna, sino que debemos optar por una democracia exigente que no es otra cosa que la rendición de cuentas y el acceso a la información.
Algo a que los ciudadanos también tendrán que irse acostumbrando es al espectáculo político, aún con algo peor, más contaminante y ruidoso como es el escándalo electoral que va en camino de tomar el escenario público de los procesos electorales. Más que competir a los partidos políticos parece convenirles la judialización de los procesos electorales, lo que significa optar por la denuncia ante los tribunales de medios primero, y después de los formales con el fin de anular los comicios.
Los electores tendrán que aprender a tomar en cuenta que en los comicios locales y federales los competidores muchas veces deciden más por levantar un lodazal para sacar al contrincante de la competencia que competir con ideas, propuestas, datos y argumentos para ganarse las simpatías del electorado, pues para elegir se requiere información, trabajo comparativo de datos para constatar que las promesas de campaña sean reales y posibles de llevarse a cabo.
De algo los ciudadanos tendrán que asegurarse, disponer de los mejores datos, hechos y argumentos para tomar la mejor decisión para elegir a quien deberá de gobernarnos por un determinado periodo de tiempo, esto se traduce en asegurarse de fuentes de información confiable para tener un portafolio de información, comprobable, veraz y cierto.
Pues el de los candidatos tiene una historia, una trayecto, un registro y por ley tendrán acceso a un bolsa de recursos para financiar su campaña y así atraer el mayor número de votos, además para obtener y reforzar la mayor presencia en los medios de comunicación para llegar al ciudadano y así obtener al apoyo del voto para que ese candidato llegue a gobernar en el ayuntamiento, la gubernatura o el congreso local o federal, haciéndose cargo de la hechura de las leyes que todos tendremos que obedecer, además proponer y conducir todas las políticas públicas al servicio de la colectividad.
Los próximos comicios en que se celebrarán elecciones tanto federales como estatales no sólo se distinguen por los numerosos puestos de elección a disputarse, sino por la intensidad que ya empieza a despuntar en la competencia y que comienza a distinguirse desde la dinámica que se viene mostrando desde los congresos estatales, la Cámara de Diputados federal, los ayuntamientos y al interior de los partidos.
Las elecciones son la competencia, el enfrentamiento en un marco de reglas que tienen como fin el voto de los ciudadanos a favor. El voto es la muestra de la confianza que los ciudadanos depositan en una persona a la que cedemos, prestamos y depositamos nuestros derechos políticos que son el instrumento, la herramienta que tenemos para alcanzar nuestras aspiraciones de bienestar que son el resultado de mejores gobiernos.
El otro ritmo político de la elección lo introduce la posibilidad de la reelección a los congresos y en los ayuntamientos que sin bien corre acompañada por las reglas de la legislación local respecto a la competencia que será sujeta a si se puede competir o no desde la curul que se ocupe o se exige renuncia al cargo para poder salir a la competencia cuando lo defina la ley. Por ello es recomendable para todos los ciudadanos que han reconocido la importancia que tiene la política en nuestras vidas, es armarse de tiempo a fin de conseguir toda la información posible más allá de la propaganda que nos lleve por la historia personal de los candidatos que busquen el voto, sólo utilizando la cabeza, la información podremos construir el criterio para decidir con la cabeza y no con el corazón o el hígado.
No hay duda de que el ambiente electoral está agitado y anuncia intensificarse más sobre todo cuando el Titular del Ejecutivo federal ha introducido un elemento de discusión que debemos analizar con objetividad, y este elemento tienen que ver con la consulta popular y la posibilidad de enjuiciar a los ex presidentes. Nadie está a favor de la corrupción, pero tampoco a favor de una tendencia de manipulación que pueda influir en el rumbo del voto, de la propaganda y tendencia a favor de un partido sino en razón de institucionalizar un derecho que es decidir propuestas que apunten a fortalecer las decisiones colectivas electorales.