Una de las funciones de Estado que ejercen las Fuerzas Armadas es la de Defensa Nacional y por extensión, la seguridad nacional que incorpora a los campos del poder de seguridad, social, político, económico, diplomático y cibernético y aunque son motivo de estudios dogmáticos, hoy en día la seguridad nacional tiene una desvinculación con la Constitución.
El texto constitucional establece que la seguridad es una función de Estado que está a cargo de la federación, las entidades federativas y los municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social. Aquí también ya está incorporada las Fuerzas Armadas, por conducto de la Guardia Nacional.
Es decir, que sólo abarca la prevención, investigación y persecución de los delitos, así como la sanción de las infracciones administrativas. No más y por esta razón es que el texto constitucional debería contener un concepto de seguridad, como función de Estado, de la que se desprendan las tres funciones de gobierno de la seguridad: la seguridad pública, la seguridad interior y la seguridad nacional.
La seguridad nacional le fue conferida a las Fuerzas Armadas en el Plan Nacional de Desarrollo 1982-1988 en la administración del presidente Miguel de la Madrid y desde entonces ejercen su custodia.
En el ámbito militar, la seguridad nacional está dogmáticamente asociada a la función de Defensa Nacional y se circunscribe a proteger los valores de independencia y soberanía, cuyos elementos son materia inmanente de las funciones de contenido estrictamente militar.
Pero por extensión y por interés nacional, el concepto de seguridad nacional en las fuerzas armadas se extiende a proteger intereses nacionales, como las plataformas petroleras, las plantas generadoras de energía eléctrica o los oleoductos en tierra.
Contrario a esto, la seguridad nacional usada con fines de Estado se debería ceñir al establecimiento sistemas capaz de detectar las debilidades del Estado mexicano y transformarlas en inteligencia para revertir condiciones de inestabilidad económica, política y social. Aquí subyace también el establecimiento y permanencia de políticas de Estado, como la estabilidad económica y la seguridad.
Sin embargo, la falta de la expedición del Programa de Seguridad Nacional de la administración del expresidente López Obrador, causó una ausencia dogmática, de criterios y de algunas funciones en seguridad nacional que pudieron haber impactado en las funciones y atribuciones del Consejo de Seguridad Nacional y que no puede ser substituido solo con la Estrategia Nacional de Seguridad.
Hoy la administración de la presidenta Scheinbaum podría aprovechar esta ausencia para actualizar toda la planeación de seguridad, incluida aquella ausente, y aprovechando el momento de actualizar planes, programas, líneas de acción, objetivos e instrumentos de medición.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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