Charla con la Dra. Grettel Galicia Hernández

Autor Congresistas
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El COVID-19 (SARS-CoV-2) se ha tragado todo. Impone demandas que tienen principio, pero no tienen fin. Desde el mes de febrero de 2020 vivimos la tiranía de un virus, asesino y mutante que afina sus estrategias de infección, borrando países, fronteras, regiones y comunidades.

Al décimo mes, el COVID ha infectado a los médicos, devastando su organismo y abatiendo su ánimo y como fichas de dominó se caen, el personal del sector privado y público se va desvaneciendo. Y también se ha levantado dando la pelea.

El “Quédate en casa”, el tapabocas, el gel, son el emblema de la batalla para cuidarnos y cuidar a otros, combatir el contagio para sobrevivir.

Sabemos por la prensa y las declaraciones directas de las autoridades de la contabilidad de los contagios y fallecimientos. Todos los que se suman a números y números de jóvenes y viejos que llevan un nombre que jamás vamos a conocer. No sabemos con precisión de las identidades de los médicos, medicas, enfermeras, enfermeros, camilleros, especialistas que están dando la batalla o caen y desfallecen en el primer frente, en el segundo y en la inagotable línea de batalla, dónde se multiplican los nombres de los vencidos, pero también de los vencedores.

Podemos adivinar tras el tapabocas o los lentes y la transparencia plástica de la mascarilla que aparecen en las notas de prensa, que unos son rostros tallados por el tiempo y la experiencia, otros más afilados, frescos, apenas modelados por la edad, todos atrapados por el asombro de las exigencias del día, de la noche, del mes, en el riesgo de la amenaza y lo que se desliza por lo que se anuncia y se deja venir acompasado por la vocación.

Hay una tregua cerrada en ese ir y venir del trajín hospitalario en una pandemia. En esas exigencias de la comunicación social del IMSS. Para unos hay momentos de respiró para lanzar una pregunta al aire y librar la tensión existente en lo particular del médico o médica, la enfermera o el especialista y la gente común.

En esa intensidad va una pregunta, un listado de reflexiones e inquietudes en las escaramuzas de la escasez del tiempo y la presión del miedo del contagio, ninguno de los dos factores: tiempo y contagio están para esconderse, irrumpen a la piel.

Va la pregunta para una joven médico del IMSS con la intervención de Patricia Serrano y Alejandra Guerrero de Comunicación Social del IMSS. Se abre la puerta para una batería de preguntas que corre como escalpelo sobre la piel, en la disección para acercarse al drama de entender o para medio entender una terrible experiencia: el COVID convertido ya en un lugar común, en un lugar de la cita, en la amenaza.

A foco, la Dra. Grettel Galicia Hernández, médico líder de Pabellón C1 del Hospital de Expansión del Autódromo “Hermanos Rodríguez”. En síntesis, hospital habilitado para COVID a cargo del IMSS.

¿Qué la llevó a la carrera de medicina y cómo se fue formando cómo médico?

Supongo que como les ocurre a muchos de mis compañeros, lo que me impulsó a esta profesión es la empatía por las personas que requieren algún tipo de asistencia, el sentido de ser útil a la sociedad y el gusto por el estudio de las funciones orgánicas. Mi formación ocurrió en una universidad pública y posteriormente en la Secretaria de Salud, y siempre estaré agradecida de las instituciones que me permitieron completar mis estudios, ya que sin ellas muy seguramente no hubiera podido ser médico.

¿Qué la llevó al IMSS?

El gusto de pertenecer a esta institución, con el fin de crecer en el ámbito profesional y personal.

Y en el camino de la joven médico apareció el COVID ¿Cómo la impacta y cómo se dio su asignación al área C-19?

Fue un impacto importante que modificó mis planes laborales y hábitos personales, al inicio de este proyecto en reclutamiento de personal nos ofrecieron a un grupo de médicos el participar, muchos aceptamos.

Tras la racionalización de una experiencia inesperada se hacen espacio propio a pulso las inquietudes ¿Cuáles son las experiencias de la epidemia y la vulnerabilidad ante un virus desconocido?

Todos fuimos y seguimos siendo vulnerables pues hubo muchos daños colaterales, pero aprendemos como sociedad los cambios necesarios con los cuales tendremos que vivir a partir de hoy.

Sin poder darle la vuelta al drama y la emoción se escapa la otra inquietud ¿Cuál es la experiencia ante el virus y los volúmenes de contagio? ¿Cómo está viviendo la experiencia?

Durante junio-julio, una experiencia difícil de manejar, en especial por el volumen de pacientes que se recibían, pero nos adaptamos rápido, hicimos buen equipo entre compañeros y eso facilitó mucho la carga laboral, nos han apoyado durante todo este trayecto médicos residentes de diferentes años, médicos generales y diversos especialistas.

Se cristaliza la mirada con la propia y de cientos más ¿Siente miedo? ¿A qué, por qué y qué siente? ¿Qué la sostiene en pie?

Siempre hay incertidumbre y temores, desde la preocupación constante sobre la seguridad de tu familia al exponerte tú mismo, sin embargo hay cosas positivas que nos mantienen en pie, como los mismos pacientes y la gratificación de acompañarlos en todo su proceso, el apoyo de nuestros compañeros, la esperanza que concluya pronto esta situación, y el pensamiento que cada vez que cruzas la puerta de cristal que te lleva al área donde se encuentran los pacientes con COVID-19, tu día tiene un buen sentido.

¿Qué pasa ante el desafío, la vulnerabilidad, las limitaciones?

Continúas trabajando para evitar que sea un impedimento, ganas experiencia y aprendizaje, al mismo tiempo que aportas soluciones.

Y en la cercanía de lo inexplicable, de la vocación, de la intención del sentido se despeja la ruta y otra inquietud ¿Cómo entender las experiencias heroicas que acompañan la batalla contra la pandemia?

Admiro a todas las personas que trabajan para dar solución a esta pandemia, también a los que nunca dejaron de trabajar aun cuando exponían su integridad. La batalla aún continúa, todos han aportado su esfuerzo, creo que para poder entender esas experiencias heroicas hay que empezar por reconocerles.

¿Cómo vivió la experiencia de la gravedad de sus pacientes, los que partieron y los que sobreviven?

Conforme ingresan los enfermos al área COVID, vas conociendo a la persona de una manera integral desde antecedentes médicos, parte de su historia personal, red de apoyo familiar, sigues su evolución, y por supuesto que participas, junto con los trabajadores sociales y enfermería, en el apoyo emocional, cuando ocurre el deterioro clínico se intensifica el cuidado y la vigilancia. Muchas veces aún en tus horas de descanso, sigues pensando en esa persona, en las causas de su deterioro, preguntando con tus compañeros de otros turnos como se encuentra, definitivamente es muy satisfactorio verlos mejorar y darlos de alta.

¿Se estruja el corazón? ¿Hasta dónde?

Sientes pena por lo que les ha tocado vivir a los enfermos, nadie merece estar en esa condición de vulnerabilidad, que, a diferencia de otros padecimientos, ellos tienen que estar aislados, inclusive el equipo de protección personal que usamos nos dificulta la comunicación, ya que no ven tu cara, para algunos pacientes es difícil escucharte sin tener que alzar la voz y eso puede fomentar una barrera. Como he dado a entender, te pones en los zapatos del paciente y de sus familiares, también te conmueve. Si bien se dobla la garganta, también hay que decirlo hay temple y coraje para ganarle al virus.

Gracias a Comunicación Social del IMSS que entiende su compromiso, al “Quédate en casa” para proteger y protegernos.

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