La Diplomacia Norteamericana única en el mundo

Autor Congresistas
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Oscar Negrete Reveles

Entrevista al Embajador Christopher Landau

México y Estados Unidos tienen una relación diplomática de enormes implicaciones para ambos. Esa relación, tan especial, tan accidentada, es asimétrica y es humana. Es política y es económica. Es diplomática y es histórica. La misión diplomática más grande de México se encuentra en los Estados Unidos y la misión diplomática de Estados Unidos en México es también muy grande.

Desde que llegaron los primeros pioneros puritanos al territorio que hoy es soberanía de los Estados Unidos, ya tenían vecinos al sur: aquellos no tan lejanos habitantes de la Nueva España, católicos en su inmensa mayoría y que hablaban español.

Bajo diferentes banderas, los países que hoy conocemos como México y Estados Unidos, han estado entrelazados por las más variopintas razones. Las fronteras que son política y jurídicamente claras, a veces se desdibujan de ambos lados para encontrar una demografía esencialmente mixta.

Estados Unidos y México han sido amigos, enemigos, socios y aliados. Hoy, son dos países inseparables por su composición demográfica y comercial. Sus intereses mutuos están tan entretejidos, que la única solución es encontrar motivos comunes para remar en el mismo sentido. Nuestros intereses son viajeros del mismo barco, y nuestra relación debe ser una prioridad diplomática para ambos.

Hechas las consideraciones anteriores, tenemos el honor de entrevistar a uno de los embajadores de Estados Unidos más queridos en nuestro país, Christopher Landau, quien desempeñó el cargo de embajador de los Estados Unidos en México de 2019 a 2021, durante la administración del Presidente Trump. El Embajador Landau es un diplomático estadounidense estimado en nuestro país.

No es diplomático de carrera, pero ninguno de sus antecesores fue tan cercano a los mexicanos como Landau, no únicamente por su trabajo diplomático revestido de prudencia, sino por dominar el idioma español, usar las redes sociales para conectar con la comunidad nacional y sumergirse en la cultura mexicana, de la que fue un visitante distinguido.

Embajador, buenas tardes. Usted creció conociendo el mundo de la diplomacia de primera mano con el trabajo diplomático de su padre. ¿Por qué decidió dedicarse a la práctica privada del derecho en vez de hacer carrera diplomática?

Cuando era joven, siempre pensé que seguiría los pasos de mi padre en la carrera diplomática. Sin embargo, él mismo me disuadió de unirme al cuerpo diplomático profesional. Hizo hincapié en que me convendría obtener un título profesional para no convertirme en rehén de la burocracia, y enfatizó que la mayoría de los que realmente formulaban nuestra política exterior no provenían del Servicio Exterior de carrera. Así que me animó a estudiar derecho y me dijo que siempre podría usar mis habilidades legales en la política exterior. Y así fue. Como siempre, mi padre me dio muy buenos consejos.

Sabemos que la diplomacia de los EE.UU. es única en el mundo, por el enorme poder económico, militar e influencia que los EE.UU. tienen en todos los continentes. ¿Cómo es el día típico del embajador de los EE.UU. en México?

Realmente no hay un día típico, que es una de las razones por las que tanto me gustaba mi trabajo. El trabajo de un embajador abarca una gran variedad de temas: políticos, económicos y culturales, solo por nombrar algunos. Fue importante para mí identificar algunas prioridades, como la migración, la seguridad y el comercio, y centrarme en promover una agenda positiva sobre esos temas. De lo contrario, pasaría todo mi tiempo enfrentando a la emergencia del día casi todos los días.

Embajador, a veces pensamos que la vida del diplomático está llena de glamour, cenas, cócteles etc. ¿Qué tan cierto es esto? ¿Cuáles son los objetivos prioritarios de esos eventos? ¿Con qué frecuencia ocurren?

Es interesante que me hagas esa pregunta, porque esa fue una de las cosas que me sorprendió. Como notaste, mis padres fueron diplomáticos y yo crecí como hijo de un embajador en las décadas de los 70 y 80. Mis padres solían asistir a eventos sociales casi todas las noches, y eso era lo que esperaba cuando llegué a México. Pero no fue así para mí.  No fui invitado a muchos eventos sociales, lo cual me daba igual porque mis días ya estaban muy ocupados y disfrutaba relajándome en casa después de un largo día en la oficina. Obviamente, la pandemia también detuvo la vida social.

Cuando fue embajador en México, ¿cuáles fueron las prioridades de la agenda binacional? Es decir, ¿en qué áreas considera que es más importante que México y EE.UU. colaboren juntos?

Como señalé anteriormente, establecí tres temas prioritarios: migración, seguridad y comercio. Al fin y al cabo, todos estos temas involucran nuestra frontera compartida. No creo que Estados Unidos y México puedan tener una relación positiva y fuerte si la frontera no está bajo control. Francamente, creo que ese es uno de los grandes problemas en este momento. La Administración actual en Washington destruyó todo el progreso que habíamos logrado y sumió a la frontera en una crisis. Creo que esa es la raíz de las dificultades en la relación bilateral en este momento. La buena noticia es que creo que Estados Unidos y México comparten muchos intereses comunes, y no es difícil idear soluciones ganar-ganar a nuestros retos. Me frustró mucho que mi gestión se vio interrumpida por las elecciones de 2020 en mi país, antes de que tuviera una oportunidad real de implementar algunas soluciones que me parecían bastante obvias.

Como embajador, ¿quién era su interlocutor principal en México, el Presidente de la república o el Secretario de relaciones exteriores? ¿Cómo es el flujo o la dinámica de esa comunicación? ¿Reuniones programadas? ¿Llamadas telefónicas? 

Traté casi exclusivamente con el canciller. Me ha sorprendido la frecuencia con la que mi sucesor ha interactuado directamente con el presidente. No fue así para mí en absoluto. El canciller y yo nos comunicábamos de manera directa y frecuente por una variedad de medios, incluyendo WhatsApp y reuniones personales. Siempre tuvimos discusiones francas y cordiales. Me encontré con el presidente principalmente cuando acompañaba a funcionarios visitantes a Palacio Nacional.

¿Cuáles fueron los mayores retos o problemas que enfrentó cuando fue embajador en México?

Como mencioné, los principales problemas en la relación entonces y ahora son la migración, la seguridad y el comercio. Hicimos un excelente progreso en la cooperación en temas de migración, ya que creo que el gobierno y el pueblo mexicano se han dado cuenta de que la migración es ahora realmente un problema global, y que México, al igual que Estados Unidos, tiene un gran interés en desincentivar la migración irregular. Del mismo modo, tenemos un interés común en combatir el narcotráfico y el crimen organizado, y me frustra que siempre terminamos dedicando más energía a criticarnos mutuamente que a unirnos en lucha contra los delincuentes. Tenía la esperanza de cambiar esa dinámica, pero hay enormes fuerzas burocráticas en juego que dificultan la adopción de enfoques nuevos e innovadores.  Y me da gran orgullo que durante mi gestión finalizamos y vimos la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio, que espero proporcione una base sólida para nuestras relaciones durante muchos años.

Con el conflicto en Ucrania sin concluir y las tensiones diplomáticas aumentando con China, ¿en qué áreas económicas podría México potencialmente insertarse para sustituir proveedores chinos en la cadena de suministro del mercado estadounidense?

Este es un tema crítico al que dediqué mucho tiempo como embajador. La creciente brecha entre Estados Unidos y China, y el colapso de las cadenas de suministro asiáticas durante la pandemia, subrayan las grandes oportunidades para reconstruir nuestras cadenas de suministro en América del Norte. Como comenté con frecuencia durante mi gestión, estas circunstancias han creado una oportunidad dorada para centrarnos en este tema. Desafortunadamente, a pesar de mucho hablar, no veo mucho progreso. Temo que las cadenas de suministro simplemente se trasladarán de China a la India o a Vietnam. Si México no se convierte en un destino atractivo para la inversión extranjera, las empresas simplemente se irán a otra parte. Al fin y al cabo, las políticas del gobierno mexicano determinarán los niveles de inversión extranjera en México.

Actualmente vemos señales de cambios geopolíticos importantes, como el incremento de la influencia de China en Latinoamérica, ¿Considera usted que existe el riesgo de que la influencia de los EE.UU. en Latinoamérica disminuya para dar paso a la influencia china?

La influencia de Estados Unidos en el mundo ha disminuido a un ritmo aterrador en los últimos dos años, impulsada por la evidente debilidad de Washington y la incoherencia de nuestra política exterior actual. La China obviamente ha sido la gran beneficiaria de este vacío de liderazgo. Esta situación me entristece, porque creo que EE. UU. es un mejor socio que la China comunista para México y otros países de América Latina. Pero nuestro gobierno actual parece más interesado en sermonear a otros países sobre sus asuntos internos que en encontrar soluciones beneficiosas para todos. Así que pronostico un mayor deterioro mientras la actual Administración en Washington permanezca en el poder.

Embajador, con la tecnología los jefes de estado están a un clic o llamada telefónica de distancia, es decir, la diplomacia anteriormente era una herramienta política en la que un intermediario con autoridad podía encargarse de los intereses de su país en un país extranjero, en nombre de su rey/jefe de estado ante la imposibilidad de que este lo hiciera a la distancia. ¿Ha disminuido el rol de los diplomáticos en un mundo tan interconectado?

Sí. En los días de antaño, como lo has señalado, un diplomático era realmente un intermediario crítico entre su propio gobierno y un gobierno extranjero. Ahora, los líderes políticos de los dos gobiernos pueden comunicarse directamente en tiempo real sin la participación intermediaria de diplomáticos. ¿Eso significa que los diplomáticos ahora son superfluos? Lo dudo. Un buen diplomático verá las oportunidades de progreso mucho más claramente que otros y realmente puede asegurarse de que todos estén enfocados en los problemas correctos y las soluciones correctas. Como todo lo demás, la diplomacia necesita cambiar con los tiempos y adaptarse a las nuevas tecnologías. Eso es lo que traté de hacer con mi propio uso de la tecnología, particularmente las redes sociales.

¿Qué experiencia en México recuerda con más cariño?

Aunque mi gestión diplomática en México duró menos de dos años, ahí tuve algunas de las experiencias más impactantes de mi vida. Es difícil superar el Día de Muertos en Pátzcuaro u Oaxaca. Pero mis experiencias favoritas en México fueron mis interacciones directas con la gente, no solo con los funcionarios del gobierno, sino con personas que conocía todos los días en las calles, los mercados o las redes sociales. Creo que la gente se dio cuenta de que amaba a mi trabajo en México y reaccionó positivamente a eso.

Si pudiera retirarse en México, ¿preferiría nuestras playas del Pacífico o las del Caribe?

México tiene algunas de las playas más increíbles del mundo, tanto en el Pacífico como en el Caribe. De hecho, no tuve muchas oportunidades durante mi gestión de ir a la playa, así que me siento afortunado de haber tenido la oportunidad en años anteriores de explorar muchos de estos hermosos rincones de su país. Si bien sus playas son encantadoras, no creo que alguna vez me retiraría a una playa, soy un tipo de ciudad. Mi esposa Caroline y yo hemos pensado en jubilarnos en la Ciudad de México, donde nos encantaba vivir, ¡pero aún no estamos listos para jubilarnos! Nos gustaría mucho volver a vivir en México donde aún tenemos muchos amigos.

Muchas gracias Embajador por su tiempo y la distinción de su colaboración.

Al contrario, gracias por la invitacion a compartir estas reflexiones sobre mi experiencia diplomática en México.

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