Científicos del IPN desarrollan bioinsecticida para frenar el aumento de casos de dengue durante temporada de lluvias

Autor Congresistas
62 Vistas

En medio de la temporada de lluvias, cuando los casos de dengue tienden a incrementarse de manera alarmante, un grupo de investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) ha logrado un avance significativo en la lucha contra esta enfermedad: el desarrollo de un innovador bioinsecticida que ataca de manera específica al mosquito Aedes aegypti, principal transmisor del dengue, chikungunya y zika.

El proyecto es encabezado por el doctor Erick de Jesús de Luna Santillana, investigador del Centro de Biotecnología Genómica (CBG) del IPN, y se basa en la aplicación de una técnica de vanguardia conocida como silenciamiento génico vía RNA (Ácido Ribonucleico) de interferencia (ARNi) (inhibidor del receptor de angiotensina-neprilisina. Este método actúa bloqueando genes indispensables para la supervivencia del mosquito, en particular aquellos que regulan la producción de quitina y ecdisona, elementos clave para que las larvas puedan completar su metamorfosis y llegar a la etapa adulta.

El bioinsecticida se presenta en forma de hojuelas sólidas que funcionan como alimento para las larvas del Aedes aegypti. Al ingerirlas, los fragmentos de RNA interfieren con sus procesos biológicos esenciales, provocando que no logren desarrollarse. Según el doctor Javier Alfonso Garza Hernández, investigador de la UACJ y egresado del Doctorado en Biotecnología del CBG, “basta una pequeña cantidad para detener el desarrollo de las larvas, lo que lo convierte en una herramienta altamente eficaz y específica”.

Innovación segura y sustentable. Una de las principales ventajas de este bioinsecticida es su seguridad. De acuerdo con los investigadores, se trata de un producto inocuo para los seres humanos, animales domésticos y otros insectos, ya que su acción se dirige exclusivamente contra el Aedes aegypti. Además, es un producto sustentable, lo que representa un avance frente a los insecticidas químicos tradicionales que suelen afectar el medio ambiente y la salud de la población.

Actualmente, el bioinsecticida se encuentra en proceso de patente y está siendo evaluado en ensayos de campo. Estos estudios se llevan a cabo en criaderos simulados, como toneles, llantas y otros recipientes donde comúnmente se acumula agua y prolifera el mosquito. La finalidad es medir con precisión su efectividad y alcance en condiciones similares a las de los entornos urbanos.

El Aedes aegypti es un insecto originario de África que, con el paso del tiempo, ha colonizado distintas regiones de México. Su presencia es especialmente fuerte en estados como Tamaulipas, Guerrero, Jalisco, Veracruz, Morelos, Colima y la costa de Michoacán, donde el clima cálido y húmedo favorece su reproducción. No obstante, no sobrevive en zonas de gran altitud como la Ciudad de México, Toluca y Zac.

IPN Participa en Misión Estratosférica Junto a la NASA para Explorar Alternativas Alimenticias en el Espacio

Un gran paso para la ciencia y la tecnología mexicana tuvo lugar cuando el Instituto Politécnico Nacional (IPN) participó en el lanzamiento de la misión EMIDSS-7. Este módulo experimental alcanzó la estratósfera como parte de la campaña de otoño FY25-FTS del Programa de Globos Científicos de la NASA, en un esfuerzo por avanzar en la investigación espacial y explorar soluciones sostenibles para misiones tripuladas de larga duración.

El lanzamiento tuvo lugar a las 07:30 horas (tiempo de la Ciudad de México) desde la base de Fort Sumner, Nuevo México, y alcanzó una altitud de 37.24 kilómetros, transportando un módulo que integró tecnología mexicana de vanguardia. Entre los experimentos a bordo se encontraban dos satélites CubeSat y un innovador experimento biotecnológico con microalgas, cuyo principal objetivo es probar alternativas alimenticias viables en condiciones extremas de espacio cercano.

El EMIDSS-7 (Experimental Module for the Iterative Design for Satellite Subsystems, versión 7) fue lanzado a bordo de la plataforma Salter Test Flight STF#752N, un globo sonda con capacidad para 11 millones de pies cúbicos de helio. Este módulo, con una carga útil de 31.8 kg, representó no solo un avance en la exploración espacial, sino también una muestra del talento y la capacidad tecnológica de México en el ámbito aeroespacial.

El doctor Mario Alberto Mendoza Bárcenas, investigador del CINVESTAV-IPN y líder del proyecto, explicó que los satélites TEPEU-1 a bordo del módulo están diseñados para medir diversas variables ambientales como temperatura, presión barométrica, humedad, radiación ultravioleta y campo magnético terrestre, además de capturar imágenes del interior y exterior del módulo durante el ascenso y descenso. “Esta misión demuestra que en México tenemos el talento y la capacidad tecnológica para diseñar sistemas espaciales competitivos y realizar investigación aplicada de alto impacto,” aseguró Mendoza Bárcenas.

Uno de los experimentos más destacados de esta misión es el proyecto “Tecuitlatl”, desarrollado por investigadores y estudiantes de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería Campus Zacatecas (UPIIZ). Este proyecto busca estudiar el comportamiento de la espirulina, una microalga conocida por su alto valor nutricional, en condiciones de espacio cercano.

En el contexto de misiones espaciales de larga duración, como las proyectadas hacia la Luna y Marte, la espirulina podría convertirse en una fuente sostenible de alimento para astronautas. La microalga es rica en proteínas, vitaminas y minerales, y puede cultivarse en espacios reducidos, lo que la convierte en una opción ideal para alimentar a los tripulantes en el espacio.

“Entender cómo responde la espirulina en condiciones extremas es clave para futuras misiones espaciales. Además de sus beneficios nutricionales, podría contribuir a la generación de oxígeno y al reciclaje de desechos, funciones esenciales para la vida en hábitats espaciales cerrados,” destacó el equipo de la UPIIZ.

La misión EMIDSS-7 es el resultado de una colaboración entre diversas instituciones mexicanas y organizaciones internacionales. Aparte del IPN, en el proyecto participaron universidades como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), y la Agencia Espacial Mexicana (AEM), que respaldó la operación y proyección internacional de la misión.

Esta colaboración fortalece la presencia de México en la ciencia aeroespacial, promoviendo el desarrollo de nuevas tecnologías y la formación de ingenieros y científicos especializados en este campo de vanguardia. Además, se consolida la capacidad de México para participar activamente en los grandes retos de la exploración espacial.

La participación en la misión EMIDSS-7 resalta el compromiso de México con la innovación tecnológica y el desarrollo científico. Este logro está en línea con la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el titular de la Secretaría de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, quienes impulsan la aplicación del conocimiento científico en beneficio de la sociedad y el medio ambiente.

México ha demostrado, una vez más, su capacidad para aportar soluciones innovadoras a los desafíos de la exploración espacial, consolidando su posición como un jugador clave en la investigación y desarrollo de tecnologías sostenibles que permitirán la vida humana en el espacio. Con proyectos como EMIDSS-7, el país da un paso firme hacia el futuro de la exploración espacial y la investigación científica aplicada.

Artículos Relacionados