- La contemplan más de seiscientos siglos y otros tantos que vendrán
- Una nueva geopolítica
- Trizas y trazos continentales
La muerte de la Reina Isabel II va más allá de una movilización inédita del pueblo ingles para despedirla, de más de la mitad del mundo para llorarla en la idea que deja un vacío entre los líderes del mundo, Por el contrarios el funeral de Estado de la Reina Isabel II sugiere la ruta para profundos cambios y la emergencia de un nuevo mundo en el que se ocupó de construir la Reina, advirtiendo otros horizontes en el que se dan señales de que se plantea la posibilidad de cambios y balances a la luz de varios factores en la nueva dinámica de los delicados equilibrios que acompaña a la guerra de Ucrania, la demanda de energía, la recuperación económica, la sustentabilidad, el horizonte médico, el cambio climático, entre otros.
En el marco de un sobrio y a la par del majestuoso ceremonial, rigurosamente planeado y organizado con exactitud inglesa por la fallecida Monarca, con sus trazos calculados parece definida la nueva geopolítica, considerando que las exequias congregan, tomando como centro, a las invitaciones de quienes fueron o no convenidos con el compás de la geometría política que deja fuera a un grupo de mandatarios de los siguientes países: Rusia, Bielorrusia, Siria, Venezuela, Afganistán y Myanmar, Corea del Norte y Nicaragua y que únicamente han sido contemplados como invitados a enviar embajadores y no jefes de Estado.
¿Un nuevo orden mundial puede gestarse tras la experiencia de 70 años de gobierno como cabeza de Estado con importantes contribuciones que nos reservan los Puentes de Londres y el reinado de Carlos III, quien luce apoyado por la mitad del mundo?
Qué cambios se anuncian en las relaciones de Estados Unidos y el Reino Unido tras la muerte de la Reina Isabel II, la coronación de un nuevo Rey y la elección de una nueva primer ministro, qué anuncia la relación con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden que ha calificado de especial y reforzada una alianza tradicional y transatlántica. Cuáles son los augurios que acompañan a las nuevas tecnologías, los horizontes espaciales.
Entre los analistas se calcula que los movimientos porvenir parten de reconocer los profundos lazos entre el Reino Unido y la Unión Europea, las delicadas y complicadas condiciones de paz con Irlanda del Norte, de la dinámica rusa que ha hechos los territorios electorales europeas y latinoamericanos parte de sus superficies. Enfocados en el análisis la dinámica del Brexit hay quienes advierten tensiones. Y es que los delicados equilibrios se vienen dando en un contexto de suavidad política que demanda cuidadoso y manejo relojero y del fortalecimiento de los tratados entre Estados Unidos y el Reino Unido, reconocidos y tradicionales aliados ubicados en los dos lados del Atlántico y encabezados por dos septuagenarios líderes cuya visión y fronteras pone acento especial.
No se descarta que tanto Biden como Carlos III hayan entablado conversaciones sobre la problemática global y sin pasar por alto la cooperación en un clima de crisis e inflación al alza de la que estiman encuentran origen en la pandemia, además exacerbada por la invasión de Rusia a Ucrania y el caos provocado en el mercado de energía. Tanto la Gran Bretaña como el resto de Europa vienen observando la secuencia del proceso electoral a celebrar en Estados Unidos.
Lo que esté puede reservar para el presidente surgido del partido democrático que augure de que Estados Unidos está de regreso a mantenerse como un aliado comprometido totalmente con la comunidad internacional, después de haberse mantenido por cuatro años al margen de esos propósitos bajo el impulso de Donald Trump, privilegiar a América Primero. Los analistas especializados estiman que en las relaciones atlánticas si bien reconocen que es momento de cambiar, también advierte que lo que suceda después del 24 luce impreciso e impredecible.
En el balance del contexto político se reconoce que Elizabeth Truss, cuya cuenta política destaca con su primera elección al Parlamento en 2010, también la hoy primera ministra muestra que no ha tenido la interacción con Joe Biden, quien reciente la llamó para felicitarla por su elección y a quien identifica en el horizonte de su predecesor Boris Johnson de quien fue Ministra de Relaciones Exteriores.
Los analistas advierten que el Brexit puede convertirse en el centro de los problemas para toda Europa y que hay momentos que se reconocen críticos para un trabajo europeo de conjunto. Para algunos observadores ha sido detectable la existencia de áreas de fricción y de conflicto que se hicieron visibles en los encuentros entre Biden y Johnson, este último tuvo una cálida identificación con Trump.
En el análisis se destaca que con Boris Johnson realizó un interesante trabajo que permitiera coincidir con el tema del cambio climático, soportar a las instituciones y para dotar de certidumbre que asegurará la percepción de que la Gran Bretaña identifica a un generoso aliado proveedor de apoyos militares y económicos con un destino marcado: Ucrania tras la invasión de Rusia.
Nadie duda que la muerte de Isabel II influirá en el tablero del poder mundial y de forma especial en el europeo y en los equilibrios de la Commonwealth (Mancomunidad de Naciones), no sin tensiones en la que se fincan lazos históricos con el Reino Unido y con el Imperio Británico. Y entre estos países destacan Nueva Zelanda, Canadá y Australia y por si fuera poco, la reina Isabel era la soberana y jefa de estado de algunos países tan importantes como Australia, Canadá o Nueva Zelanda y en los que Carlos III representa al Jefe de Estado, colocando en el centro la validez de la corona.
La preocupación se concentra en lo que puede desatar la muerte de la Reina Isabel II, cuáles serán las consecuencias que se dan sobre relaciones muy delicadas al interior de la comunidad y que la brújula política marca su magnetismo hacia la república.