Desde el altiplano mexicano si bien la violencia criminal se combate en sus tres frentes el de la inseguridad y crimen organizado, también se abre el otro, el de la pandemia que genera el coronavirus SARS-CoV-2.
Simultáneamente se presenta un escenario político en donde se aprecia el que se tensan las relaciones entre los gobernadores de Jalisco, Michoacán, Querétaro, Durango, Guanajuato, Tamaulipas, y el titular del Poder Ejecutivo federal, lo que viene impulsado una nueva visión federalista y una posible reestructuración de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), con el objetivo de constituirse en un contrapeso del Ejecutivo federal y para defender las agendas regionales, como lo ha declarado el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez.
El coronavirus ha venido a exhibir las debilidades institucionales tanto públicas como privadas del sistema. Así que los cambios de fondo aparecen derrumbando las puertas con la exigencia de cambios en las visiones de las políticas públicas de salud y económicas. Se trata de cambio urgente para atender y de forma irreversible una nueva realidad inédita, en frontera con el modelo económico y la sustentabilidad ambiental.
La experiencia ha sido global, intensa y dura, no hay país que no haya experimentado contagios, fallecimientos, quiebras económicas, cierres de empresas, desempleo e incremento de la pobreza. No hay nación que no se enfrente a las nuevas realidades sobre el empleo, la producción, la investigación científica, la salud, la producción de medicamentos, en energías renovables y fomentos del conocimiento.
Con una interesante y permanente presencia en las redes digitales y en los medios de comunicación, el gobernador jalisciense, dio cuenta de la distinción de la entidad en el combate a la pandemia, de una estrategia distinta construida desde el ámbito local respaldada por el consejo los académicos de la Universidad de Guadalajara y el gobierno del Estado.
La estrategia ha contado con fuertes medidas para garantizar el confinamiento y evitar el contagio, lo que le ha permitido que Jalisco se coloque entre las entidades que sufren menores contagios y se perfile hacia una nueva realidad que permite la recuperación económica.
Jalisco contrasta con los datos que el incremento de la pandemia nacional y de forma importante con lo que sucede en la Ciudad de México que registra 11 veces más mortalidad que con Monterrey y Guadalajara representan las entidades como mayor fuerza económica. Jalisco ha dado muestras de que preparó de forma más adecuada la capacidad de su sistema hospitalario que cuenta con una gran tradición médica.
La estrategia contra la pandemia y la recuperación económica implementada por el gobernador, surge de una amplia convocatoria que primeramente concreta una mesa de trabajo en la que participan las cámaras empresariales de la entidad y en las que están representados todos los factores de la producción económica, empresarios, sindicatos, universidades, organismos de la sociedad civil lo que da como resultado un plan surgido del consenso.
Cada decisión de la estrategia si bien es de consenso también cuenta con el aval por la mesa de salud, que marca el criterio principal que es la protección y es lo que va a definir el ritmo de la reapertura de la economía.
Se cuenta con un plan de emergencia que diseña la forma de enfrentar los distintos escenarios que puedan emerger en una coyuntura, y otro diseñando a mediano y largo plazo teniendo en la mira la reactivación económica con perspectivas distintas. Se trata de una estrategia con un enfoque de apertura gradual que privilegia a los sectores que producen más empleo y simultáneamente dejar atrás a otras que generen mayor movilidad y aglomeración de personas.
El gobernador del estado de Jalisco se ha adentrado por una ruta que habrá que seguir y observar porque se ha tomando el pulso de nuevas realidades políticas.