Incendios forestales

Autor Congresistas
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Siniestros ambientales ocupan la prensa. Se trata de noticias de eventos que cruzan por las representaciones nacionales que cada grupo, sector social, interesado en el ambiente se hacen de los sucesos que afectan la naturaleza y la vida humana. Entre más información ambiental se genere más estaremos ocupados en la sustentabilidad de la vida de las distintas especies y la nuestra.

Hay eventos que sigue afectando y carcomiendo permanentemente nuestro mundo, como si al parecer las políticas para la sustentabilidad de la vida no fuera suficiente ni remontaran el discurso ni los intereses particulares y representarán un cambio armónico con la naturaleza.

Los cierto es que por los acontecimientos no se ha construido una conciencia ambiental amplia y suficiente sobre la importancia del derecho a la vida en condiciones de equilibrio con la naturaleza.

Hemos seguido con interés informaciones de que en el parque de la Primavera en Jalisco; en Monterrey, Nuevo León; en Tepoztlán, Morelos; en la Sierra de Michoacán, se han presentado una serie de incendios generados por fuertes sequías asociadas con el cambio climático. Con los siniestros se han arrasado con arboles, quemando superficies de tierra y ocasionado la muerte de animales silvestres de las zonas, pero también se han producido evidencias de los desequilibrios naturales que involucran las temperaturas y el agua.

Y así también adquirió visibilidad una serie de acciones y esfuerzos a veces insuficientes para acabar con los incendios que han amenazado con extenderse, pero también han dado cuenta de la reducción de los presupuestos públicos destinados a las instancias que deben proteger y defender nuestro patrimonio ambiental.

Estás noticias de incendios y sequías, de predación ambiental, difundidas en prensa, también comparten el espacio noticioso de hechos que dan cuenta de que varias instituciones científicas y organizaciones ambientalistas denunciaron ante la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa), que la Isla Holbox, en Quintana Roo, experimenta nuevamente la tala ilegal y la destrucción del bosque de manglares por la presión de desarrollos inmobiliarios.

Las consecuencias son devastadoras, se enlistan y engruesan denuncias, se conoce a detalle que el bosque de manglar es un ecosistema anfibio de vegetales y animales ubicado en terrenos limítrofes entre mar y tierra, que su restauración es compleja en razón de que se requiere de sembrar árboles en tierras que están inundadas por lagunas costeras. Además, se argumenta el que a los manglares los distingue abundante vegetación leñosa, densa, con árboles de 1 a 30 metros de altura, y además los conforman varias especies de árboles mangle. Se destacan en las notas de prensa el auge experimentado recientemente por la Isla de Holbox como destino turístico de playa y se destaca que Holbox se ubica en el Área de Protección de Flora y Fauna (APFF) Yum Balam, en el estado de Quintana Roo.

Esto nos remite al acuerdo con el Programa de Manejo de esta APFF, publicado el 5 de octubre de 2018. El caso es que se da cuenta de que el área donde se realizó la reciente tala de bosque de manglar se ubica en la zona de preservación de manglares de Isla Chica e Isla Grande, donde hay cuatro actividades no permitidas: 1) Alterar o destruir por cualquier medio o acción los sitios de alimentación, anidación, refugio o reproducción de las especies de vida silvestre; 2) alterar o fragmentar el hábitat de anidación de vida silvestre o donde existan ecosistemas de manglares, 3) alterar, remover o erradicar pastos marinos y algas nativas, y 4) abrir brechas o caminos.

Es de retomar por su importancia el hecho de que en este escenario de preocupaciones ambientales se cuenta con una interesante legislación en México, pero también resalta lo ocurrido en el Senado de la República, con una propuesta por parte del el senador Raúl Bolaños-Cacho Cué (PVEM), de una iniciativa para impulsar la construcción de suficientes áreas verdes y espacios abiertos de uso común en los conjuntos, unidades y desarrollos habitacionales. Bolaños Cacho entiende que la urbanización generó la compactación de los centros de población, con la prestación eficiente de servicios básicos e incrementando la disponibilidad de opciones para la educación, trabajo, salud, transporte, comercio, vivienda y de numerosas actividades productivas y recreativas.

Para Bolaños Cacho los procesos de urbanización, cuando se realizan de manera desordenada, tienen efectos negativos como la contaminación atmosférica, el sedentarismo, el estrés y otros factores de riesgo que reducen la calidad de vida de la población. Comentó que los parques urbanos, espacios verdes y cuerpos de agua ofrecen soluciones a las repercusiones de la urbanización rápida y poco sostenible, lo que genera importantes beneficios para la salud pública y la calidad de vida. Reconoce que se brindan oportunidades para realizar actividad física, mantener el contacto social y reducir la tensión, lo cual ayuda a mejorar considerablemente la salud física y mental, al mismo tiempo que reduce la incidencia de enfermedades.

Se considera que en las áreas urbanas, las personas socioeconómicamente desfavorecidas suelen vivir en barrios con pocos espacios verdes disponibles, por lo que también es importante reducir esta desigualdad, a fin de contribuir a reducir la brecha en la salud y en otros factores socioeconómicos y demográficos. La iniciativa propone reformar la Ley de Vivienda, para que las normas aplicables al diseño arquitectónico de los conjuntos, unidades, desarrollos habitacionales y en general, de la vivienda multifamiliar, contemplen la construcción de suficientes áreas verdes y espacios abiertos de uso común, en función del número de usuarios.

Hay esfuerzos y un genuino interés por el tema de la sustentabilidad ambiental y por el cambio climático que va aumentado.

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