Investigación del IER de la UNAM y la Universidad de Birmingham

Autor Congresistas
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En los campus de la UNAM hay una profunda preocupación y compromiso por el cambio climático, los temas de energía y sustentabilidad. No son temas en las fronteras de la reflexión sino centro de la reflexión misma que no deben de estar a distancia de las personas.

El Instituto de Energías Renovables (IER) de la UNAM y la Universidad de Birmingham, Inglaterra, impulsan una iniciativa para implementar en hogares mexicanos de familias que viven en pobreza energética equipos de energías renovables y ecotecnologías para uso doméstico. Explicaron las investigadoras que el objetivo del proyecto es la mitigación de la pobreza energética con enfoque en capacidades a través de soluciones comunitarias innovadoras (CaPAS, por sus siglas en inglés), y consiste en un plan académico que, más allá de dotar de equipos de energías renovables, busca concientizar acerca de la importancia del recurso en la vida diaria y dar a conocer el funcionamiento de alternativas limpias.

La investigadora de IER y colíder de los trabajos Karla Cedano Villavicencio, comentó que se trata de un proyecto binacional trabajado de manera conjunta entre el Reino Unido y México. Mantiene un enfoquen multidisciplinario, que involucra la participación de distintas disciplinas de ciencias sociales, humanidades y ciencias duras, y está enfocado a conocer la forma de cómo usamos la energía en los hogares mexicanos. Entre estas tecnologías destacan las del biodigestor, refrigerador DC; calentadores y bombeo de agua, luminarias, sistema fotovoltaico, cocina, estufa ecológica Patsari y un boiler o calentador de agua acoplado a una estufa.

Estás ante tecnologías que utilizan la energía solar para su funcionamiento y son los instrumentos utilizados en la mayoría de los hogares que puede ser dirigidos en los temas de energía y sustentabilidad enfocados al combate del cambio climático y protección ambiental. Esto es acciones orientadas a reducir, mitigar en futuro a desaparecer la afectación de las condiciones necesarias para la vida en la que puede participar cualquier persona desde su hogar.

Para cualquier persona común se trata de una novedosa experiencia y de la pavimentación de una nueva cultura fundamentada en la protección del medio ambiente.

En la marcha de un taller virtual que contó con la participación de académicos y profesionales expertos en la materia, entre ellos la colíder del plan Harriet Thomson, de la Universidad de Birminghan. Cedano Villavicencio explicó que CaPAS es posible gracias a los apoyos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el British Council. Se informó que por parte de México colabora también el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, y la Newton Fund Impact Scheme, en el caso de Inglaterra.

La investigadora detalló que tiene cuatro planes que interactúan unos con otros. Sostuvo que lo primero que realizaron fue un índice nuevo para evaluar la pobreza energética en comunidades; después generar conocimiento incluyente, es decir, involucrar de manera importante a las personas con las que trabajamos para poder implementar soluciones tecnológicas, porque se trata de generar innovación social mediante la construcción de conocimiento de manera participativa.

En cuanto al tercer paquete de trabajo consistió en instrumentar las soluciones en cooperación; y para el cuarto, desarrollar y evaluar una herramienta que sirva para quienes participan. Se comentó que hasta ahora, los integrantes de CaPAS laboran con familias de Atlautla, Estado de México; y en Cuetzalan, Puebla. Se anunció que Próximamente lo implementarán en Amayuca, Morelos, y Tzentzénguaro, Michoacán.

Cedano Villavicencio precisó que entre las labores que llevan a cabo, destacan el monitoreo de las condiciones físicas de los hogares; instalación de tecnologías energéticas; actividades de investigación en vivo por WhatsApp y por teléfono; así como análisis de datos cualitativos y demográficos. Indicó que con estas actividades que generan conocimiento incluyente, con énfasis en las capacidades de todas las personas del hogar, y la idea de la energía como una vía para alcanzar bienestar”, comentó.

La académica dijo que los ejercicios que se realizan con las familias destacan decidir qué servicios se relacionan con diversas capacidades de la vida, es decir, con el bienestar físico y mental, la comunicación, aprendizaje y conocimiento, participación social, autonomía del tiempo y un ambiente libre, seguro y saludable.

Entre los impactos del proyecto resalta ser el primer caso en integrar y comparar metodologías a las formas de medir la pobreza energética; el social, porque ayuda a mejorar la satisfacción de necesidades energéticas; y el institucional, pues implica el desarrollo de una metodología guía para la adecuada adopción de tecnologías energéticas.

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