Don Belisario… Ilumina el Senado

Autor Congresistas
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La escritora Elena Poniatowska Amor, recibió la Medalla Belisario Domínguez 2022, al Mérito Ciudadano que otorga el Senado de la República. En el camino del reconocimiento quedó atrás la luminosa trayectoria de Porfirio Muñoz Ledo.

Simbólica y emblemática sobre la experiencia de la democracia que vive la nación domina un escenario en las que la gestión de las cuestiones públicas se viven convulsas, desarticuladas, cuesta arriba y en el marco del desarrollo de derechos humanos progresivos, políticas asistenciales y paralizantes.

En la ceremonia de entrega presentes los diputados Santiago Creel, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados; de los senadores Alejandro Armenta Mier, Ricardo Monreal Ávila, Presidente de Jucopo; Olga Sánchez Cordero, Kenia López Rabadán, Emilio Álvarez Icaza, Germán Martínez Cázares, Héctor Vasconcelos y Cruz, entre otros.

Con la asistencia de la familia de la galardonada, la presencia en representación de la Ministra Presidenta del Poder Judicial de la Federación, Norma Lucía Piña Hernández, el Ministro Alberto Pérez Dayán; del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López y del coordinador y vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas.

Elena Poniatowska, menuda, luciendo con galanura nutridas cuotas de tiempo, de amabilidad y de compromiso agradeció emocionada la distinción en medio de las tempestades de los vientos de abril y no sin mostrar tristeza por la ausencia de su amigo, el presidente de la República.

Atenazados los derechos humanos y la política de comunicación y guerras de medios, con las presiones de una sucesión adelanta, un reforzamiento presidencial confrontando con los Poderes de la Unión, con las organizaciones sociales y cortan los fluidos de la democracia como la transparencia y la información.

Merecido reconocimiento para quien se ha ocupado de los colores de la realidad mexicana, vuelven también a la memoria los sucesos sangrientos y llorosos, cuando se habla de la conciencia crítica de Elena que junto con Carlos Monsiváis no se olvida que la democracia es perfectible.

El festejo

*La ceremonia del reconocimiento a la escritora de La noche de Tlatelolco fue peculiar y periodística debido a una serie de eventos que apuntan a otros tiempos en el ejercicio del poder surgido de las urnas y de la alternancia, pero invita a la legitimidad de la reflexión póblica del discurso del senador chiapaneco y descorre la ventana del tiempo para airear el frenesí discursivo del poder público.

Vientos democráticos

La ceremonia conmemorativa no ocurrió en una isla, en el umbral de las sombras ni en la fecha para recordar el sacrificio del ilustre senador chiapaneco a manos del usurpador Victoriano Huerta y ocurrido en el mes de octubre sino hasta el 20 de abril del 2023, por la falta de acuerdos político, sin razones que viene alterando el calendario legislativo y el ambiente de reelección que vive el Senado de la República por primera vez.

Argumentación

Renovada la memoria del círculo del circo democrático que no remite a Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, reafirmado por los hermanos Serdán y sellada con la sangre de Belisario Domínguez que cae asesinado por la turba por los rumbos del panteón civil de Coyoacán, crimen que no evidencia ni una placa para fundirse al vacío.

Presente en la crónica diaria el discurso de la realidad plural que recoge la fuente del Senado, también da registro del tono de la memoria de la ceremonia de la entrega de la Medalla, cuando no se contó con la presencia del presidente por el cuidado que dispensa el Titular del Poder Ejecutivo a la investidura presidencial, al exponer el posible desacato del protocolo de parte de los senadores, según lo expresara en declaraciones vertidas en su conferencia Mañanera.

En la escena el recuento criminal, la numeralia de feminicidios, las ecuaciones de las faltas de medicamentos de niños y tratamientos de cáncer, de lagunas educativas y malabares económicos.

Lo trascendente de tal declaración apunta en el sentido sobre la fragilidad de un régimen de división de Poderes, de la intercomunicación entre ellos y sobre los derechos a la información de los ciudadanos y monopolizada por el presidente.

Advertencias

Iluminada la desconexión del tema que no es menor en un ambiente de crispación, que se ha presentado entre legisladores, brincan de la supuesta normalidad a los amagos de juicio político a funcionarios de organismos autónomos, las amenazas a jueces de tribunales, hasta recomendaciones de espaciar para evitar los nombramientos de los ordenamientos constitucionales.

Asomaron las fracturas con el Poder Judicial de la Federación y con ocho ministros de la Suprema Corte de Justicia que han optado por la defensa de la constitucionalidad.

Impresentable la estampa de la campaña contra de la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Poder Juncial de la Federación con el canibalismo y de la misoginia.

La costumbre

Superada la historia tradicional legislativa de la entrega de la Medalla después de la alternancia y de los intentos de reelección de senadores, tampoco se trató de una ceremonia que pudiera percibirse en un contexto normal, de voluntad de acuerdo y de entendimientos, sino en un ambiente cruzado por una carga de tensiones y provocaciones propias de un discurso beligerante debido a la visión absolutista del ejercicio del poder.

Y como ilustración de la temperatura política que se vive en el Senado las declaraciones del Sen. Ricardo Monreal Ávila (Morena) presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) que pronunció ante la prensa, refiriendo que nadie le hace caso, declaración no sin sentido del humor y no menos interesantes ante las evidentes intromisiones del secretario de Gobernación, Adán Augusto López y no a favor de los acuerdos sino por el contrario.

En la acción

Ocurre que la entrega de la Medalla a la connotada escritora de izquierda y amiga del presidente, se destaca igualmente en una plataforma de la falta del nombramiento de tres comisionados del Instituto Nacional de Información, Transparencia y Protección de Datos, además de que se presenta el veto presidencial para dos candidatos, aprobados por el Pleno del Senado y la discusión de una fila de nombramientos y análisis de leyes.

No se trata de un nuevo asalto a la Plaza de las Tres Cultura sino de la toma de tribuna del Senado por el PAN a cargo de las senadoras, Lili Téllez y Xóchitl Gálvez, acompañadas por su coordinador Julen Rementería del Puerto, exigiendo la designación de los tres comisionados del INAI.

También para el color de la memoria del Congreso Federal se retrata la moderna historia legislativa que registra que la entrega de la Medalla Belisario Domínguez atraviesa el contexto de un proceso de sucesión presidencial adelantada, de dificultades en la construcción de acuerdos al interior de los grupos parlamentarios, de la desintegración gradual de los partidos políticos, incluso de su partidización tribal, centralización del liderazgo, obstaculizada la movilización social en las dirigencias, además del curso de la militarización de la seguridad y su inconstitucionalidad, las tensiones de la elección de la primera gobernadora del Estado de México, del fortalecimiento de la democracia constitucional, de recursos y acciones de inconstitucionalidad, de la tendencia a la desaparición de la división de Poderes y como cuadros de una exhibición las debilidades de nuestra democracia.

No es sin duda una ceremonia tradicional sino de una suerte de enunciación de los tiempos más agitados por venir en el cual la escritora se perfila con su discurso en una suerte de anunciación o premonición de una noche más negra que Tlatelolco.

Protocolo

Bajo la presidencia de la Mesa Directiva de Alejandro Armenta Mier y como secretaria de Alejandra Lagunes (PVEM), Elena Poniatowska fan de los trazos de la ceremonia. Con una reflexión profunda con la lectura del discurso pronunciado por el Senador Belisario Domínguez, que va la ocasión de repetirlo y que adquiere una nueva dimensión temporal tiempo y en voz de una mujer.

Discurso del Senador Belisario Domínguez

“Todos vosotros habéis leído con profundo interés el informe presentado por D. Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión el 16 del presente.

Indudablemente, señores senadores, lo mismo que a mí, os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al Congreso de la Unión? No, señores, todos sus miembros son hombres ilustrados que se ocupan de política, que están al corriente de los sucesos del país y que no pueden ser engañados sobre el particular. Se pretende engañar a la Nación Mexicana, a esta noble Patria que confiando en V. Honradez y valor, ha puesto en vuestras manos sus más caros intereses.

¿Qué debe hacer en este caso la Representación Nacional?

Corresponder a la confianza con que la Patria la ha honrado, decirle la verdad y no dejarla caer en el abismo que se abre a sus pies.

La verdad es ésta: Durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se ha hecho nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la república es infinitamente peor que antes: La Revolución se ha extendido en casi todos los Estados. Muchas Naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse a reconocer su gobierno, por ilegal; nuestra moneda encuéntrase despreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa entera de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad; nuestros campos abandonados; muchos pueblos arrasados y por último, el hambre y la miseria en todas sus formas amenazan extenderse rápidamente en toda la superficie de nuestra infortunada Patria.

¿A qué se debe tan triste situación?

Primero y antes que todo, a que el pueblo mexicano no pueda resignarse a tener por Presidente de la República a D. Victoriano Huerta, al soldado que se amparó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la Presidencia fue asesinar cobardemente al Presidente y Vicepresidente legalmente elegidos por el voto popular, habiendo sido el primero de éstos quien colmó de ascensos, honores y distinciones a D. Victoriano Huerta, y habiendo sido él igualmente a quien D. Victoriano Huerta juró públicamente lealtad y fidelidad inquebrantable.

Y segundo, se debe esta triste situación a los medios que D. Victoriano Huerta se ha propuesto emplear para conseguir la pacificación. Esos medios ya sabéis cuáles han sido: Únicamente muerte y exterminio para todos los hombres, familias y pueblos que no simpaticen con su gobierno.

La paz se hará, cueste lo que cueste, ha dicho D. Victoriano Huerta. ¿Habéis profundizado, señores Senadores, lo que significan esas palabras en el criterio egoísta y feroz de D. Victoriano Huerta? Esas palabras significan que está dispuesto a derramar toda la sangre mexicana, a cubrir de cadáveres todo el Territorio Nacional, a convertir en una inmensa ruina toda la extensión de nuestra patria, con tal que él no abandone la Presidencia ni derrame una sola de su propia sangre.

En su loco afán por conservar la Presidencia está cometiendo otra infamia. Está provocando con el pueblo de los Estados Unidos de América un conflicto internacional en el que, si llegara a resolverse por las armas irían estoicamente a dar y a encontrar la muerte todos los mexicanos sobrevivientes a las amenazas de D. Victoriano Huerta; todos, menos D. Victoriano Huerta ni D. Aureliano Blanquet, porque esos desgraciados están manchados con el estigma de la traición, y el pueblo y el ejército los repudiarían llegado el caso.

Esa es en resumen la triste realidad. Para los espíritus débiles parece que nuestra ruina es inevitable, porque D. Victoriano Huerta se ha adueñado tanto del poder, que para asegurar el triunfo de su candidatura a la Presidencia de la República en la parodia de elecciones anunciadas para el 26 de octubre próximo, no ha vacilado en violar la soberanía de la mayor parte de los Estados quitando a los Gobernadores constitucionales o imponiendo Gobernadores militares que se encargarán de burlar a los pueblos por medio de farsas ridículas y criminales.

Sin embargo, señores, un supremo esfuerzo puede salvarlo todo. Cumpla con su deber la Representación Nacional y la Patria está salvada y volverá a florecer más grande y más unida y más hermosa que nunca.

La representación Nacional debe deponer de la Presidencia de la República a D. Victoriano Huerta, por ser él contra quien protestan con mucha razón, todos nuestros hermanos alzados en armas y de consiguiente por ser él quien menos puede llevar a efecto la pacificación, supremo anhelo de todos los mexicanos.

Me diréis, señores, que la tentativa es peligrosa, porque D. Victoriano Huerta es un soldado sanguinario y feroz que asesina sin vacilación ni escrúpulo a todo aquél que le sirve de obstáculo. ¡No importa, señores! La Patria os exige que cumpláis con vuestro deber aún con el peligro y aún con la seguridad de perder la existencia. Si en vuestra ansiedad de volver a ver reinar la paz en la República os habéis equivocado, habéis creído las palabras falaces de un hombre que os ofreció pacificar a la Nación en dos meses, y le habéis nombrado Presidente de la República, hoy que veis claramente que este hombre es un impostor inepto y malvado, que lleva a la Patria con toda velocidad hacia la ruina. ¿Dejaréis por temor a la muerte que continúe en el poder?

Penetrad en vosotros mismos, señores, y resolved esta pregunta ¿Qué se diría de la tripulación de un gran navío que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso nombrara piloto a un carnicero que sin ningún conocimiento náutico navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al Capitán del barco?

Vuestro deber es imprescindible, señores, y la Patria espera de vosotros que sabréis cumplirla. Cumpliendo ese primer deber, será fácil a la Representación Nacional cumplir los otros que de él se derivan, solicitándose en seguida de todos los jefes revolucionarios que cese toda hostilidad y nombren sus delegados para que de común acuerdo elijan al Presidente que deba convocar a elecciones presidenciales y cuidar que éstas se efectúen con toda legalidad.

El mundo está pendiente de vosotros, señores miembros del Congreso Nacional mexicano, y la Patria espera que la honréis ante el mundo evitándole la vergüenza de tener por Primer Mandatario a un traidor y asesino.

Nota: Urge que el pueblo mexicano conozca este discurso para que apoye a la Representación Nacional; y no pudiendo disponer de ninguna imprenta, recomiendo a todo el que lo lea que saque cinco o más copias, insertando también esta nota y las distribuya a sus amigos y conocidos de la capital y de los Estados. ¡Ojalá hubiera un impresor honrado y sin miedo!”.

Senador Belisario Domínguez

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