Razones de la evasión fiscal y formas de combatirla

Autor Congresistas
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Oscar Negrete Reveles

Los impuestos son necesarios para solventar los gastos comunes de un grupo humano, a cualquier nivel. La cooperación para un beneficio común es obligación de todos los miembros de la comunidad.

Es evidente que la infraestructura, la seguridad, la educación, las vías y formas de transporte y comunicaciones, la salud y otros conceptos necesarios para la vida en común, deben integrarse y sostenerse por la colectividad.

Ahora bien, si la necesidad de pagar impuestos es tan evidente, entonces  ¿por qué existe tanta evasión fiscal? La primera razón es la falta de credibilidad de las instituciones ante los servicios públicos deficientes.

Calles mal pavimentadas, señalizaciones de trafico sin funcionar, banquetas y señales peatonales sin pintar. Tuberías que transportan el agua con fugas, coladeras sin tapas que provocan accidentes, drenajes con basura, alumbrado público deficiente, calles llenas de basura, oficinas gubernamentales con funcionarios mal capacitados y poco éticos, mal pagados, mal organizados y propensos a la corrupción. Policías con carencias de capacitación y equipamiento, y muchos, muchos etcéteras.

Menciono lo anterior, porque el dinero es difícil de ganar –al menos honestamente– y todos los necesitamos y, si la gente percibe que su dinero no se gasta en cosas que verdaderamente se perciban como benéficas, entonces se reducen los incentivos para cooperar.

El problema de fondo está en la educación y en el dilema acerca de lo que se debe hacer primero. ¿Dar o recibir? La gente no quiere pagar porque no confía en el uso que las autoridades hacen del dinero público, y sin dinero, las autoridades no pueden implementar programas o medidas que ayuden a la colectividad con la suficiencia esperada. Entonces, ¿qué se puede hacer o que se tiene que hacer primero?

Dar un paso concreto es difícil. Los políticos que hoy sirven al país ya tienen una formación “dentro del sistema”, es decir, ya son parte de la forma en la que “funcionan las cosas”. Desafortunadamente, la prueba de esta situación se encuentra en el estado que guardan los servicios más esenciales para una población en todos los niveles.

Remítase el lector a las condiciones de la educación publica, los hospitales públicos, y la seguridad pública en México. No se necesita ir a otros rubros menos necesarios pero igualmente mediocres, como el deporte nacional para entender el fenómeno. Estamos en una situación crítica, pero no irresoluble.

Pago de impuestos

El primer paso, sin duda, debe ser aumentar los recursos públicos destinados a la educación pública e incorporar la educación fiscal como parte obligatoria y esencial de la formación de la educación básica, media y media superior. Esta educación debe enfocarse en concientizar a los alumnos de la necesidad de pagar impuestos y enseñarles los regímenes de contribución y a calcular y pagar los impuestos respectivos. Puedo decir con seguridad que, para una persona, es más útil saber calcular impuestos que saber lo que es un paralelepípedo en la vida. Por ello, para reiterar el primer paso, deben incrementarse los recursos educativos y planes de estudio que se enfoquen en que los educandos entiendan la relevancia de los impuestos y aprendan a calcularlos y pagarlos.

Segundo. Los legisladores deben simplificar las fórmulas y requisitos para el pago de los impuestos. Cuando los impuestos no son fáciles de pagar, se crea un incentivo a la evasión. Entre más controles se buscan, mas evasión se causa. Los seres humanos, por naturaleza somos resistentes al cambio, a menos que el cambio haga las cosas más fáciles. Entonces, se debe trabajar en modelos de cálculo, asistencia para el cálculo y pago de impuestos que permitan que una persona con educación básica, sea capaz de comprender su marco regulatorio fiscal. Esto es una necesidad absoluta.

Tercero. Se deben destinar más recursos informáticos como software para calcular impuestos, y recursos en la Secretaría de Hacienda para la orientación al pago de impuestos. Podemos tomar el ejemplo de los Estados Unidos, donde existen diversos programas con software gratuito para que las personas calculen fácilmente sus impuestos.

Cuarto. Tenemos que incrementar los recursos para las auditorías a las entidades del sector público que ejercen presupuesto, para cuidar el ejercicio de dicho gasto público.

Quinto. Tenemos que colocar funcionarios públicos de primera categoría en puestos de ejercicio y control presupuestal. Para ello, se tienen que evitar cuotas y nombramientos políticos, sino más bien crear –para todo el escalafón de la estructura burocrática– mecanismos de nombramientos por exámenes de oposición y entrevistas públicas en las que los nombramientos se justifiquen con los resultados de los exámenes y las deliberaciones por escrito que valoren la experiencia y la trayectoria técnica, académica y profesional de los candidatos que ocupen puestos de ejercicio de recursos presupuestales.

Sexto. Debemos aumentar la transparencia para que se conozcan los rubros en los que se usó el dinero y el grado de eficiencia operativa. La transparencia es un elemento esencial en materia de rendición de cuentas por el uso de recursos públicos.

Séptimo. Destinar el dinero a proyectos necesarios, de fondo, y no a elefantes blancos. Necesitamos usar el dinero de los impuestos en cosas que se vean para crear la convicción de que el dinero se usa para algo que nos es útil y que nos beneficia a todos. No en obras que lleven el nombre de funcionarios a manera de ídolos.

Esto no es ningún misterio sino sentido común. Es decir, tenemos que devolverle las dignidad a los empleados públicos pagándoles y capacitándoles más y mejor, y a la población haciéndole saber que puede tener una sociedad más funcional y digna a través del ejercicio de ser ciudadanos responsables, y que merecen más que una playera, una mochila y una torta en los contextos de las elecciones populares.

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